Nunca un jugador
cubano tuvo comienzo más impresionante y prometedor en las ligas mayores. Debutó con veinte
años con los Marlins de Miami y meses después ya participaba en un partido de todos
estrellas. Al final de la temporada resultó siendo al mismo tiempo candidato a
novato del año y al premio Cy Young al mejor pitcher del año por la Liga
Nacional terminando primero y tercero en las votaciones, respectivamente. Tras
dos temporadas reducidas por las lesiones y la convalecencia de una operación
Tommy John en la del 2016 volvió a ser el lanzador dominante que asombró al
mundo del béisbol y que desde ya lo mencionaba como uno de los mejores
de todo el deporte, llamado a desarrollar una carrera a la altura de su
talento monstruoso, incalculable. Cada salida suya al terreno de juego en las
que desarrollaba una energía, competitividad y alegría muy poco comunes era una
fiesta en la que entraba y disfrutaba todo el que deseara ser parte de ella. Calculo
que muchos fueron los niños que se acercaron al deporte por seguir sus hazañas. Y lo calculo por la devoción con que yo mismo seguía sus actuaciones,
comprobaba sus estadísticas o admiraba sus lanzamientos hipnóticos y devastadores: con el interés que uno le dedica al deporte solo en la infancia.
No me quedan dudas que su muerte ha sido una de las mayores catástrofes de un deporte –el cubano- tan abundante en tragedias. Y lo más triste es que allá en la isla de la que escapó siendo adolescente nunca se darán por enterados de lo que se perdió la pasada madrugada: todo el orgullo equívoco y la alegría genuina que nos debía una carrera que apenas comenzaba.
P.D. Como no podía ser de otro modo la página deportiva del Granma ha ignorado olímpicamente la noticia de la muerte del lanzador.
No me quedan dudas que su muerte ha sido una de las mayores catástrofes de un deporte –el cubano- tan abundante en tragedias. Y lo más triste es que allá en la isla de la que escapó siendo adolescente nunca se darán por enterados de lo que se perdió la pasada madrugada: todo el orgullo equívoco y la alegría genuina que nos debía una carrera que apenas comenzaba.
P.D. Como no podía ser de otro modo la página deportiva del Granma ha ignorado olímpicamente la noticia de la muerte del lanzador.
3 comentarios:
Es muy doloroso, tan joven y con todo por delante. No imagino lo que esta pasando su familia ahora, esa señora disfrutaba cada lanzamiento en el estadio cada dia, es muy fuerte. Lo senti como si fuera un familiar mio, asi de atrapante era ese chico.
Y por lo de Granma, ni siquiera valia la pena tomarte el trabajo de hacer clic. Esta muy ocupado en las genu-flexiones del coma-andante y sus contactos asiaticos. Corran que desfile de chinos para ver al dinosaurio!!, la entrada cuesta un perdon de deuda.
Algun dia cuando se acabe la estupidez en la isla del reves, los llamados "periodistas" tendran su nombre manchado por culpa de ese "papel con letras" como lo llamaba mi viejo.
Peyo.
El miserable Granma semcillamente refleja la miseria humana de sus amos. Este muchacho, aparte de la tragedia de su muerte en plena flor, logró no solamente escapar de Aquella Mierda sino trascenderla por completo y realizar sus sueños al más alto nivel. Muchos que viven largas vidas no logran tanto. En resumen de cuentas, su trayectoria sigue siendo un triunfo, y ese triunfo sigue vivo y vigente, y es digno de celebrar y agradecer.
Es notable que este muchacho no fue de esos que le huyen a lo que huela a exilio (o a "esa gente" a la usanza de Vil Clinton) por miedo a desentonar o ser mal visto. En Miami estuvo de visita en lugares como la Casa del Preso y la sede de la Brigada 2506, e hizo declaraciones muy dignas al respecto. Pudo haberlo evitado, pues era muy joven y a nadie le hubiera sorprendido que estuviera “en otra cosa.” Muy bien por él y por los que lo criaron.
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