domingo, 31 de diciembre de 2023

El 2023 para Cuba: un año climático: de los ríos congelados a los canales sin agua*

Enero

-La letra del año usualmente emitida por el MININT fue encargada a una MIPYME (siglas de Micro, Pequeña y Mediana Empresa) propiedad de un sobrino del ministro del interior. Los refranes del año son “El que a buen árbol se arrima buena sombra lo cobija” y “En boca cerrada no entra ETECSA”. La oración profética fue “wo tekashi yii” que traducido al español significa “Mira para arriba que está Tekashi” algo que ninguno de los babalawos presentes supo interpretar.



-La primera dama Lis Cuesta presidió una nueva edición de Cuba Sabe, un taller gastronómico internacional con platos que solo están al alcance del cubano normal de a pie si monta en un avión a Nicaragua o en una máquina del tiempo.

-Y hablando de viajes, el gobierno norteamericano cierra la frontera con México. A partir de ahora en lugar de hacer la travesía terrestre desde Nicaragua hasta la frontera norteamericana los cubanos que deseen emigrar deberán ser patrocinados por familiares o amigos residentes en Estados Unidos.


-Después del castrismo y las peleas por el pan de la libreta, la búsqueda de patrocinadores es la mayor causa de división de la familia cubana.


-Tras violar a más de treinta mujeres y recibir por ello solo prisión domiciliaria, el trovador Fernando Bécquer se siente lo bastante confiado como para publicar en las redes sociales dos canciones sobre el tema: En una dice: “Yo quiero una feminista/ pa’ calentarle la pista/ pa’ revolcarme en su monte/ pa’ que me grite machista”. La otra se titula “Anti metoo o menéate con el Negrón”. Literal. Mientras la FMC se lo toma con calma las redes estallan contra el músico. --Luego de que le recuerden a la FMC lo que quiere decir la “M” que figura en sus siglas la organización emite un comunicado repudiando las canciones.


-Finalmente Fernando Bécquer ingresa a prisión para cumplir condena de tres años de prisión. Sus compañeros de celda le preguntan si no había visto que el refrán de la letra del año decía “En boca cerrada no entra ETECSA”.

-Hablando de gente vagamente relacionada con la música, Israel Rojas, del dúo Buena Fe, más conocidos como “los Ricardo Arjona de Guantánamo”, afirma que existe “una campaña bien coordinada para desacreditarlos”. Sin dudas, hay algo de cierto en ello: reciben ataques en las redes, se crean convocatorias para boicotear sus conciertos y sus canciones son cada vez peores.

-La más famosa heladería cubana, Coppelia, cierra por falta de helado lo cual no es especialmente grave si se considera que con tanta emigración el país está a punto de cerrar por falta de habitantes.


-La Federación Cubana de Fútbol desvela una nueva estrategia para evitar las deserciones de sus atletas: la FIFA impedirá a los desertores jugar con cualquier equipo extranjero. También se consideró que los futbolistas jugaran encadenados, pero se descartó porque si bien el equipo ganaría en orden y cohesión perdería movilidad.

-Se divulga video en que una dirigente del Partido del sector de la salud declara: “Los nazis se enorgullecían de ser alemanes; ustedes se tienen que orgullecer de ser cubanos”. Sin embargo, no revela el secreto de los nazis para evitar la fuga de futbolistas.

-Se inicia en Londres juicio contra el gobierno cubano por impagos de su deuda externa. Cunde el entusiasmo en las redes como si se tratase del Nuremberg económico del régimen cubano.




-El director de la emisora de radio de Unión de Reyes anuncia —si no me creen compruébenlo ustedes mismos— que José Martí se ha aparecido en el día de su natalicio ante los micrófonos en forma de colibrí. Y para demostrar su vigencia poética Martí El Colibrí entonó por radio Unión de Reyes una canción intitulada “La pieza de Guatemala”: “Ella dio al desmemoriado/ un pomo de Christian Dior;/él volvió, volvió casado; ella bailó reguetón...”

Febrero

-Con mayor celeridad que si la hubieran estrenado oficialmente en Netflix circula una copia pirata del documental “El caso Padilla” del director Pavel Giroud. A no menos velocidad empiezan a estallar debates sobre cada detalle del documental: se discute desde el derecho de su director a usar las imágenes de la autoinculpación del poeta Heberto Padilla en 1971 hasta el significado secreto de haberse denunciado a sí mismo, a su mujer y hasta al portero de la UNEAC. Se concluye que las marcas que dejaba el sudor en la camisa del poeta mientras se autoinculpaba era un resumen en clave de la Declaración Universal de Derechos Humanos.


-Se difunde grabación con el discurso del poeta Delfín Prats aceptando el Premio Nacional de Literatura y exaltando al mismo régimen que lo persiguió y marginó durante décadas. Estallan nuevos debates en torno al discurso del poeta que demuestran, entre otras cosas, que en los 52 años transcurridos desde el Caso Padilla no se ha aprendido mucho.

-Como para elevar el nivel de debate intelectual a raíz del estreno furtivo y multitudinario de “El Caso Padilla” estallan intensas polémicas cuando la vedette Rebeca Martínez estrena “La habitación” una canción más conocida como “Porompompón”.

-Rumores de que el rapero méxico-americano Tekashi 6ix9ine (80% tejido humano y 20% tinta de tatuaje) de visita en La Habana está lanzando dólares desde la ventana del hotel donde se aloja crea tumultos por toda la ciudad, provoca una epidemia de tortícolis y permite a los babalawos entender por fin la oración profética del año.


-El anuncio de que se elaboran en Cuba productos a partir de semillas de algarrobo, en vez de entusiasmar a los amantes de los productos alternativos, se toma como un presagio del hambre que se avecina.

Marzo

-Dos eventos marcan el transcurso del mes: las elecciones parlamentarias y el Clásico Mundial de Béisbol. Como en las elecciones se han designado a 470 candidatos para ocupar 470 puestos, la atención de los cubanos, dentro y fuera de la isla se concentra en la pelota. Al igual que el parlamento, el Clásico no traerá ningún beneficio concreto, pero al menos no se sabe quién va a ganar.

-La novedad de este año para el Clásico Mundial de Béisbol estriba es que el equipo Cuba está compuesto tanto por jugadores que conservan su cuota de pan en la bodega como por otros que juegan en las Grandes Ligas norteamericanas aunque se comportan como si temieran perder la cuota de pan.


-Luego de más de seis décadas llamándoles traidores y vendidos a los que escapan a las Grandes Ligas, los directivos del INDER descubren súbitamente las ventajas de incluirlos en el equipo: se pagan la comida, no hay que preocuparse porque deserten y los compañeros segurosos podrán concentrarse en vigilar al resto. Sin embargo, al empezar el campeonato perdiendo sus dos primeros juegos frente a Países Bajos e Italia el público nacional desvía su atención hacia competencias más atractivas como el campeonato ecuatoriano de hockey sobre césped.

-El equipo Cuba-OFICODA se recupera, gana sus dos siguientes partidos y consigue pasar a la siguiente ronda. Sus compatriotas se desentienden del hockey sobre césped ecuatoriano para jalear al renacido equipo. O desearle una inmediata eliminación, porque en eso sus paisanos tampoco se ponen de acuerdo.


- El equipo Cuba-MIPYME, rebautizado ahora como Team Asere supera a Australia en cuartos de finales para pasar a semifinales por primera vez desde el 2003. Allí enfrentarán al Team USA que puede representar o no al imperialismo, según pierda o gane. Miguel Díaz Canel, la máxima autoridad política del país (si exceptuamos a sus jefes), hace un llamado a apoyar al Team Asere y a votar en las elecciones, aunque insiste en que ningún caso se trata de política. En los días que preceden al partido contra el imperialismo se desarrollan polémicas que hacen palidecer los de “El caso Padilla” y el “Porompompón” juntos.

-En medio de un ambiente febril en el estadio LoanDepot Park de Miami donde refulgen con luz propia la pamela de Otaola y la silicona de la Diosa se desarrolló el juego entre Team Yuesey y Team Asere, o la Masacre de Miami, como se le conoce más tarde. En las horas previas al juego se discutió hasta la extenuación si el Team Asere representaba a toda la nación cubana o solo a la dictadura reinante. Todo se aclara cuando el equipo norteamericano arrasa con el Team Asere catorce carreras por dos y hasta Díaz Canel se da cuenta de que solo se trata de una cuestión deportiva.

Abril

-Los que pensaban que el juicio de Londres al Estado cubano por deudas iba a ser como procesar a Al Capone por evasión de impuestos -o como la derrota del Team Asere 14 a 2- sufren una decepción. El Estado cubano alega que apenas conoce de vista al Banco Nacional de Cuba y que las deudas contraídas por este le son totalmente ajenas.

 

-El influencer conocido como El Gato de Cuba sale de prisión tras pasar más tiempo allí por sus directas que Fidel y sus muchachos por asaltar un cuartel y matar 18 soldados.

-Tekashi 6ix9ine vuelve a reanimar las redes cubanas, extenuadas tras el Clásico Mundial de Béisbol, al estrenar un video clip donde aparece repartiendo billetes de a cien dólares entre campesinos cubanos. Tekashi se pasa todo el video envuelto por la enseña nacional, detalle por el que el artista Luis Manuel Otero Alcántara fue condenado a 5 años de prisión. Cuando a Tekashi le preguntan por la situación política en Cuba el rapero responde hablando de amor. Los cristianos tienen razón: el amor salva.



-Miguel Díaz-Canel-Singao, dictador por órdenes superiores, es elegido presidente hasta el año 2028. Siendo el único candidato recibió 459 votos de los 462 parlamentarios presentes en la sesión para un 99.35% del total. Eso representa un 0.48% menos de los que obtuviera el propio Díaz-Canel-Singao en 2018. El especialista español en temas cubanos, Mauricio Vicent, hace notar que de continuar esa tendencia, en 12 elecciones más la oposición alcanzará la mayoría y para el 2083 ya Cuba tendrá nuevo presidente.



-Hablando de tendencias, se impone la moda de desaparecer los artículos de primera necesidad en las tiendas estatales para reaparecer en las MIPYMES a precios de Dubai. Se empieza a sospechar que MIPYMES en realidad significa Mientras Inviertes Plata Yo Me Enriquezco.


-Circula un video donde una funcionaria del MINREX le declara a un grupo de yumitas entusiastas que “el verdadero dueño de los hoteles en Cuba es el pueblo cubano”. Lo que no explica es por qué, con tanto hotel vacío, los dueños viven en edificios a medio aguacero de derrumbarse.


Mayo

-El escritor Jorge Fernández Era es condenado a arresto domiciliario por sus sátiras, el mismo castigo que recibiera el violador múltiple Fernando Bécquer antes de sacar dos cancioncitas burlándose del feminismo. Conclusión: en Cuba el peligro está en hacerse el gracioso.

-GAESA sigue construyendo hoteles para el pueblo.

-Circulan rumores en forma de videos grabados por teléfono de protestas populares en Caimanera. El gobierno pasa de negar la existencia de las protestas a la de un municipio llamado Caimanera. Luego desestima las protestas diciendo que fueron obra de tres borrachos. La presencia de tanta gente en los videos se explica por la tendencia de los borrachos a verlo todo doble.


-Como parte de la campaña para desacreditar al dúo Buena Fe, la mafia de Miami consigue colarle en una de sus canciones la frase: “Con nuestras ganas de habitar donde el silencio edifica lo vacío”. Devastador.

-Josep Borrell, máximo representante de Política Exterior de la Unión Europea, visita Cuba. Cuando le preguntan sobre sus impresiones sobre un país con más de mil presos políticos, describe sus paseos por la Habana Vieja y sus visitas a MIPYMES. Cito textualmente: “Comimos pastel de guayaba y me enseñaron jugadas de dominó”. Vale preguntarse si, de visitar el Chile de Pinochet con el Estadio Nacional lleno de presos, Borrell hubiera dicho: “Comimos empanadas y me explicaron que la chilena es de allí pero el inventor fue un futbolista español, Ramón Unzaga”.

-El ministro de economía, Alejandro Gil, da sus primeros pasos en el mundo de la metáfora. Para ello compara la economía con un camino: “Estamos a mitad de camino, pero no andamos bien. Hay que cerrar filas y apurar el paso”. Luego coge impulso sigue: “Debemos seguir andando aunque aparezcan sillas al borde del camino invitándonos a sentarnos. O sofás, que son un símbolo del capitalismo, muy cómodos pero traicioneros. Allí el menudo se te cuela entre los cojines y nunca lo encuentras y encima te quedas tirado todo el día y te pones gordísimo. Por eso hay que caminar, aunque no andemos bien”.

-Buena Fe anuncia nuevo disco donde musicalizará las explicaciones del ministro Alejandro Gil.

Junio

-La viceministra de la Industria Alimentaria, Mydalis Naranjo Blanco, se llena de valor en el programa radiotelevisivo la Mesa Redonda para explicar el misterio de por qué en Cuba, rodeada de mar, no se consume pescado. Declara que “nuestras aguas no poseen los niveles de peces que necesitamos para cubrir la demanda de la población”. ¡Por fin alguien se atreve a señalar a los verdaderos culpables! ¡Los peces! La viceministra no aclara si su escasez se debe a que estos no quieren reproducirse o es que han emigrado a otras aguas. Porque si fuera lo segundo, los cubanos lo entenderíamos perfectamente.


-“Honoris causa para necio cantautor” declara el diario Granma (cita textual) para anunciar la distinción que le otorga la Universidad de La Habana a Silvio Rodríguez por sus bellas metáforas sobre la economía cubana expresadas en canciones como “Unicornio” y “El papalote”.

-Gira de conciertos por España del dúo Buena Fe se convierte en viaje vacacional tras serles cancelados los conciertos por falta de público.

-Muere el periodista español Mauricio Vicent, máximo abanderado de la esperanza en los cambios en Cuba. Nunca hubo anuncio oficial del gobierno cubano que el bueno de Mauricio no viera como evidencia de apertura económica y hasta política, ni paliza a disidente que no lo hiciera escribir un artículo declarando su amor por la música cubana. Nunca lo olvidaremos.

-Un curioso artículo del periódico Escambray anuncia que la fábrica de almohadillas sanitarias “Mariposa” “se encuentra en pausa productiva desde enero”. La culpa en este caso no es de los peces sino del “déficit de materias primas” importadas desde “mercados, tan distantes como México y Finlandia”. Traducido al español: hace seis meses que las mujeres cubanas no encuentran almohadillas que comprar. El difunto Mauricio Vicent habría dicho: “La mujer cubana da un paso más en su igualdad con los hombres”.

-El escritor Jorge Fernández Era pasa el Día de los Padres en prisión, por pedir libertad para los cubanos, en silencio y enarbolando un papel en blanco. Eso hace pensar que si hubiera gritado alzando un cartel con letreros alusivos lo habrían condenado a la silla eléctrica y la cámara de gas al mismo tiempo, como en una canción de José Feliciano.

Julio

-Al campeón mundial de boxeo profesional, el cubano Robeisy Ramírez, el embajador de su país en Japón le prohíbe usar la bandera y el himno nacionales en su próximo combate en esa ciudad. La insistencia del gobierno cubano en reafirmar su propiedad intelectual sobre los símbolos patrios desata una reacción en cadena hasta llegar a los descendientes de Narciso López, el venezolano anexionista creador de la enseña nacional. Por su parte los descendientes de Mozart acusan al bueno de Perucho Figueredo de haberse robado unos cuantos acordes de “Las bodas de Fígaro”. Al final Robeisy usa “Patria y Vida” en lugar del himno, para ser demandado de inmediato por los descendientes de Fidel Castro, propietario intelectual de la mitad del título de la canción.

-El viceministro primero, Jorge Luis Tapia, propone una solución revolucionaria a la crónica escasez de pescado: “acuicultura familiar”, “un estanque, cuatro metros a la redonda”. “Eso en el mundo se hizo”, insiste con ímpetu bíblico. Como si se imaginara partiendo en dos el Mar Rojo o algo así. El viceministro primero no explica cómo se alimentará a los peces, pero bien podría ser con semillas de algarrobo.


-Nueva protesta silente del escritor Jorge Fernández Era es interpretada por las autoridades como un llamado a convertir las piscinas de los hoteles de GAESA en centros de acuicultura familiar, y vuelve a ser detenido por incitación a la revuelta.

-En el documental “La Habana de Fito” su protagonista, Fito Páez, dice cosas tan terribles como “Ya han pasado 64 años, basta de echarle la culpa al bloqueo norteamericano”. A partir de entonces el músico argentino se convierte en el enemigo número uno para la propaganda del régimen y desplaza al embargo como primera causa de desnutrición en el país.


-El ministro de cultura declara que “El cine cubano es el gran cine hecho por el ICAIC” lo que en lengua castrista culta se traduce como “Dentro del ICAIC todo, fuera del ICAIC, nada”.

Agosto

-El proceso de bancarización, auspiciado por el gobierno, finalmente consigue un viejo sueño comunista: hacer desaparecer el dinero. Se suspende el pago en efectivo para toda transacción superior a los 5000 pesos (unos 20 dólares) y, en lo adelante, los pagos se efectuarán por vía electrónica en un país que en términos tecnológicos se encuentra en la Baja Edad Media.



-A través de las redes se destapa una nueva trama de desvío de recursos: en este caso se trata de recursos humanos. Jóvenes reclutas en lugar de hacer su servicio militar en Vacamuerta o Sabaneta terminan en el lado ruso de la guerra de Ucrania. El gobierno cubano declara enérgicamente que no tiene idea de cómo esos muchachitos han ido a dar tan lejos. Ni de dónde vienen todos esos rublos que han entrado en las cuentas del Estado.


-Se celebra por todo lo alto el Music Fest Playa Santa María que viene a ser como el Festival de la Canción Protesta de Casa de las Américas en tiempos de reguetón: Fifty Ordara y Ja Rulay en las funciones de Silvio y Pablo, Tekashi 6ix9ine haciendo de Violeta Parra y la corporación Gaviota en las funciones de Haydeé Santamaría. Y todo por el módico precio de 1800 dólares el día. Auspiciado por GAESA, (la Casa de las Américas del momento) el cayo Santa María se convierte durante ese fin de semana en el mayor yacimiento a cielo abierto de tinta de tatuaje y silicona de todo el hemisferio, aunque el uso que le dan a la bandera cubana en escena daría para unas cuantas cadenas perpetuas.

-Hugo Cancio, más conocido como Nuestro Hombre en Miami, afianza su monopolio de venta de vehículos desde EE.UU. hacia Cuba, lo que se suma a su empresa Katapult, dedicada al envío de productos alimenticios a Cuba desde Miami a precios de Singapur.


-El presidente Miguel Díaz Canel hace las delicias de grandes y chicos hablando en inglés durante una visita a Namibia: “Ay resist dis decorechon in de neim of de Cuba pipol an in de memori of de Fidel”. Todo un homenaje al inglés que hablaba el Comandante en Jefe.



Septiembre


-En Las Tunas los artistas Charly & Johayron, estrellas del reguetón romántico, protagonizan uno de los eventos performáticos más sonados del año. Los artistas se presentan en Chaparra, provincia de Las Tunas, “a las dos y pico de la mañana” ante una multitud reunida para un concierto anunciado para las 9 de la noche anterior. El mánager de los artistas dio comienzo al performance diciendo “Si no entienden la explicación [de por qué no podían comenzar el concierto] que se forme”. Y se formó. Con la participación de las masas allí reunidas se desarrolló un espectáculo que quedará en la memoria de los presentes por mucho mas tiempo que si el dúo hubiese cantado. Incluso Johayron se llevó de recuerdo el cariño del pueblo tunero en la forma de botellazo en la frente.

-Y hablando de eventos culturales la televisión cubana pide disculpas por haber transmitido la canción “Hacha” de Oniel Bebeshito porque exacerba “la violencia contra la mujer”. No obstante, expertos semiólogos explican que cuando Bebeshito canta “Y cuando se emborracha, rico lo pasha, está pa darle brocha, está pa darle hacha” en realidad no incita a pintar o talar el cuerpo de la susodicha. Explican que se trata de un significado más profundo, no literal, como en cambio sí lo tiene la frase “la orden de combate está dada” transmitida por esa misma cadena televisiva sin que luego ofrecieran disculpas.
-Esto trae a colación otro de los eventos más destacados del mes: la visita de su Excelentísimo presidente Miguel Díaz-Canel-Singao-Bermúdez a Nueva York para asistir a la Asamblea Anual de la ONU. Allí recibió un recibimiento por parte de los exiliados cubanos casi tan cálido como el que le dieron a Charly & Johayron en Las Tunas. Su excelencia también anunció una visita a la iglesia de la Transfiguración, consagrada a la memoria del padre Félix Varela, pero a la hora en que debía comenzar el evento Díaz-Canel-Etc ya se había ido. Aprendan Charly & Johayron, que el presidente no es eterno.

-El ministro de Economía Alejandro Gil sigue incursionando en la poesía: “Sabemos que es complicado encontrar los alimentos del día a día, es complicado un apagón de ocho y diez horas, el tema del transporte... pero confianza, la única salida es la revolución y el socialismo”.



Octubre

-El efecto mariposa no le quita el sueño a los cubanos, más bien se lo da. Betsy Díaz Velázquez, que es el nombre del androide que funge como Ministra de Comercio Interior, luego de anunciar en televisión el arribo del “producto aceite” y el “producto compota” a las bodegas y de la “presencia de arroz”, explica que la falta de chícharos en octubre se debe a que los ríos de Canadá se congelan de enero a mayo y eso impide la llegada del grano desde el país norteño. Eso explica de paso la escasez de café ya que, como todos saben, el chícharo es tan esencial en la composición del café como la tinta en la composición de Takeshi 6ix9ine.

-Mairen Ramos, más conocida como Bebecita MC deja a su pareja Chocolate MC, el Rey del Reparto.

- Chocolate MC, acongolado por mal de amores, anuncia que dejará la música.

-Se inician los Juegos Panamericanos en Santiago de Chile a los que Cuba asiste con el esperanzador pronóstico de que no se le quedará más del diez por ciento de la delegación.

-Como gesto de agradecimiento ante la entrega de carro tras ganar su cuarto campeonato olímpico Mijaín López la emprende a golpes con un compatriota que se manifestaba en un estadio chileno contra el régimen de su país. López, quien no participa en los Panamericanos por no estar en forma competitiva, demostró en cambio estar en plenas condiciones para machacar a alguien quien tenga la mitad de su peso y tamaño.


-Chocolate vuelve a la música pero Mairén Bebecita MC no vuelve a Chocolate.

-El gobernante cubano Miguel Díaz-Canel-Singao asegura que el país ha logrado “pasar la etapa” de los apagones.

Noviembre

-Antonio Guiteras Holmes, el revolucionario estrábico que nacionalizó la compañía de electricidad sigue dando guerra en ese mismo sector. Ahora en su encarnación como termoeléctrica de Matanzas no consigue arrancar y media Cuba se caga en Marie Theresse Holmes, madre del revolucionario.

-La abundancia de apagones le da un toque pintorescamente medieval a las ciudades al sumirlas en la oscuridad y de paso le facilitan el trabajo a los salteadores, más abundantes en estos días que en los bosques de Sherwood en tiempos de Robin Hood.

-La prensa opta por referirse a la termoeléctrica Antonio Maceo de Santiago de Cuba por su vieja denominación capitalista de Renté para proteger a Mariana Grajales de los improperios de sus compatriotas.

-La delegación cubana a los Panamericanos regresa satisfecha de haber cumplido los pronósticos: de los 336 miembros de la delegación solo 21 desertaron -entre ellos la mitad del equipo de hockey sobre césped femenino incluyendo su capitana- lo que supone apenas un 6.25% del total.


-La cantante Norah Jones anuncia que dará dos conciertos en La Habana el 17 y 18 de febrero próximos. Los conciertos, que se anuncian como “Norah Jones vive en La Habana” y en cuyos posters aparece la cantante a bordo de un cubanísimo almendrón, incluyen la experiencia de pasar cuatro días en el Hotel Grand Aston, propiedad de GAESA (Generales Al Entero Servicio de sus Ambiciones). El paquete, que incluye la estancia en el hotel y los conciertos, alcanza los 8.599 dólares lo que equivale al salario mensual de los trabajadores del Ministerio de la Industria. El salario de todos los trabajadores juntos, quiero decir.

-En respuesta a las exigencias de la Asamblea de Cineastas Cubanos de una mayor apertura en el sector cinematográfico el gobierno designa como presidente del ICAIC a Alexis Triana, un modelo de androide de camisa de cuadros como no se veían desde los años ochenta.

-Ante la indetenible oleada de deserciones deportivas el INDER decide establecer una sucursal en Miami.


-Amaury Pérez explica por qué lleva 26 años sin dar un concierto en Cuba: “Perdí el entusiasmo”. Un video de un concierto suyo en México revela que a lo que el cantante le llama cariñosamente “entusiasmo” es en realidad su voz.

-Luego de enviar soldados a Rusia en pago por los servicios prestados y las deudas perdonadas, Cuba se dedica a levantarle la moral a la selección rusa de fútbol. Vetada de las competencias internacionales tras la invasión a Ucrania, Rusia derrota a Cuba 8 goles a 0, resultado que de cualquier manera no representa un gran sacrificio para la selección cubana.

-Muere en prisión Luis Barrios Díaz, preso de 36 años condenado por participar en las protestas del 11 de julio, víctima de una afección respiratoria que desarrolló en prisión y no fue convenientemente atendida.

-El representante especial de Derechos Humanos de la Unión Europea, Eamon Gilmore, se reunió con las autoridades cubanas con quienes, aseguró, espera sostener un diálogo honesto. Algo así como que le digan: “En efecto, no nos interesan los derechos humanos”.



- La intelectual crítica Alina Bárbara López fue condenada a pagar una multa en el juicio que enfrentaba por delito de desobediencia. La condenada respira aliviada porque, de tener que pagar el costo del operativo montado alrededor del juicio, el monto habría equivalido a unas cuantas entradas a los conciertos de Norah Jones.

-Ante las críticas generadas por sus conciertos en La Habana la cantante Norah Jones decide cancelar sus conciertos en La Habana. Será sustituida por su hermana Niko.



Diciembre

-Luego de enviar soldados a pelear contra Ucrania y dejarse golear inmisericordemente por la selección rusa de fútbol, Cuba ofrece otra muestra de amistad con Rusia aceptando las tarjetas rusas MIR como medio de pago alternativo a Visa y MasterCard. Con ello, Cuba reitera su tendencia a la exclusividad como cuando adoptó el sistema Betamax en las videocaseteras en los ochenta o el socialista en 1961.

-A 72 horas de arrancar, se avería la termoeléctrica Felton de Holguín y repuntan los apagones en Cuba. La termoeléctrica, cuyo nombre oficial es Lidio Ramón Pérez en memoria de un asesor del Ministro de la Industria Básica, acababa de pasar por dos semanas de mantenimiento. En el Ministerio de la Industria Básica han encontrado una solución al problema: rebautizar todas las termoeléctricas con nombres asociados al enemigo para así elevar el espíritu combativo del pueblo. De manera que cuando los afectados den rienda suelta a su indignación griten, por ejemplo: “¡Me cago en la Helms Burton!” en referencia a la termoeléctrica de Nuevitas.

-Los huevos en Cuba, al enterarse de que una caja con treinta de ellos cuesta más que el salario mínimo de un cubano, deben recibir atención psiquiátrica para tratar diversas manifestaciones de megalomanía y narcisismo. La más común de ellas es creerse que son una vaca.

-Los plátanos machos siguen los pasos de los huevos en sus ataques de megalomanía al ser usados como premios para campeones panamericanos y los trabajadores destacados. “Tú me ves aquí to’ verde, pero en realidad soy de oro puro” suelen declarar los plátanos.


-Ante una existencia cada vez más simbólica de la cartilla de racionamiento y con un calendario de distribución más impreciso que el juliano, se difunden rumores sobre su próxima desaparición. Esto obliga a la androide conocida como Betsy -Ríos Congelados de Canadá- Díaz, a declarar que la conocida cariñosamente como “la libreta” piensa seguir en la lucha hasta la última gota de aceite y el último grano de arroz.

-Es detenido por el FBI, Manuel Rocha, funcionario veterano del servicio diplomático norteamericano quien estuvo colaborando con los servicios de inteligencia cubanos durante más de cuarenta años. Para disimular su filiación política se hacía pasar por partidario de Trump y celebraba las averías de la Felton y la Antonio Guiteras descorchando botellas de champán.

-Las autoridades cubanas detienen a un residente en Estados Unidos acusado de ingresar a la isla de manera ilegal en una moto acuática con el plan de realizar “acciones violentas”. Su objetivo principal era atentar contra el sistema eléctrico y el transporte público del país, pero visto el estado en que estaban, decidió que no podía hacer nada para empeorarlos.

-El Festival de Cine Latinoamericano de La Habana se celebra una vez más honrando la tradición de excluir del certamen a alguna película local. En este caso se trata del documental “Llamadas desde Moscú”, del realizador cubano Luis Alejandro Yero. Fernando Rojas, viceministro eterno de Cultura y represor de guardia, advirtió que un “ataque a la Revolución” nunca llegaría a las pantallas cubanas. Al menos no con la facilidad con que los soldados cubanos llegan al frente de Ucrania.


-Por los creadores de “No hay chícharos porque los ríos de Canadá están congelados” llega a sus pantallas “No hay arroz porque el canal de Panamá se quedó sin agua”. Es lo que dice el ministro Manuel Marrero. De lo anterior se concluye que las tonfas y los materiales con los que se construyen los hoteles son de producción nacional porque no hay río congelado ni canal seco que los haga escasear.

-El ministro de Economía, Alejandro Gil, anuncia ante la Asamblea Nacional del Poder Popular que la economía cubana crecerá un 2% en el 2024, predicción que, de cumplirse, le podría hacer merecedor del Premio Nobel de Economía o, en caso contrario, del Premio Nacional de Poesía.

-El país ha alcanzado un nivel superior de síntesis histórica: reunir al mismo tiempo el hambre de cuando Weyler, la escasez de efectivo del machadato y una inflación mayor que durante el Período Especial. Si no hay más injerencia extranjera que en la época de la Enmienda Platt es porque los rusos son como de la familia.



*Publicado inicialmente en Diario de Cuba. Las caricaturas las he añadido especialmente para este blog y son en su gran mayoría de Alen Lauzán para Mazzantini, la revista de humor estrenada este año aunque también hay imágenes aparecidas en otras publicaciones y alguna que otra caricatura de Garrincha y Danilo. Gracias a todos.

Redo nuestro que estás en los cielos*

Foto tomada del blog de Arsenio Rodriguez Quintana


Cuando la antología Los últimos serán los primeros apareció en 1993 –año en el que Cuba rompió sus anteriores marcas de hambre y apagones– fue una suerte de milagro. Y me refiero no solo al milagro simple de ver un libro publicado en aquellos días, sino a que surgiera como de la nada toda una generación de escritores con el flamante nombre de “novísimos”. Porque, después de la contracción inaudita de la vida cultural que supuso la crisis conocida como Período Especial, la aparición de una nueva generación literaria en un país sin existencias de papel para asuntos mucho más elementales solo se podía deber a la visión y la perseverancia de alguien tan especial como su antologador. Porque, si bien los escritores contemporáneos conocíamos de nuestra mutua existencia a través de peñas, eventos o por pura amistad, esa comunicación y estímulo tan típico en grupos literarios que se van conociendo a través de sus publicaciones en revistas cómplices nos era prácticamente desconocido.

No se busque mi nombre en la antología Los últimos serán los primeros. No aparecí allí, pero al mismo tiempo no me sentí excluido. Era lógico pues nunca había sido parte del principal criadero de escritores por aquellos años, que eran los talleres literarios. Mi llegada a la literatura fue lo bastante estrambótica y casual como para escapar incluso al sensible radar de Redonet. Ajeno al circuito de talleres y coloquios, nunca había visto a Redonet y me lo imaginaba en una suerte de olimpo literario de aire acondicionado y solícitas secretarias. Por mi parte, luego de dispersar un puñado de textos en la sección humorística de diferentes publicaciones y publicar una plaquette minúscula, el máximo premio que había ganado, como muchos en medio de aquella inopia absoluta, no incluía publicación del libro de cuentos galardonado.

Estaba yo en mi oficina de historiador del cementerio Colón a inicios de 1994 cuando entró un negro flaco, de camisa a cuadros y un diente de oro incrustado en medio de su amplia sonrisa que me anunció:

—Yo soy Salvador Redonet.

Con eso bastaba en aquella Habana para alguien que escribiera cuentos. El nombre de Redonet sonaba a una suerte de redención. A mí no se me ocurrió otra cosa que decirle:

—Coño, y yo que te imaginaba como un blanquito con guayabera.

A Redonet el diente de oro le brilló más aún. Sospecho que disfrutaba con la sorpresa que producía su aspecto de guapo de barrio, de chofer de guaguas, en contraste con su fama de padrino de la última novedad en lo que concernía a generaciones literarias. Pero al mismo tiempo tenía perfecto sentido que el “descubridor” de una generación como la nuestra fuera alguien tan poco previsible como Redonet. Después de tanto esfuerzo del Estado durante décadas por espulgar y deshacerse del más mínimo rastro de disidencia literaria que apareciera un crítico interesado en encontrar en nuestra generación lo más provocador que tenía que ofrecer era una verdadera rareza confirmada por su aspecto. El blanquito de guayabera que imaginaba yo solo podía estar a la caza de cuentos tan previsibles como él mismo. La mayor evidencia personal que tengo de que a Redonet no le bastaba con la celebridad instantánea que le había procurado su antología fue tenerlo frente a mí en la oficina del cementerio atraído por un par de cuentos mal mecanografiados que le pasara una amiga común.

El cariño y la complicidad entre Redonet y yo fueron instantáneos y en eso no debo ser muy original. Con Redo lo verdaderamente difícil era no quererlo de inmediato y sentirlo como amigo de toda la vida. Encima descubrimos que vivíamos a apenas siete cuadras de distancia. Él en el corazón de Buenavista, en 60 entre 27 y 29.

—La casa la encuentras fácil. Afuera tiene un carro sin ruedas montado en burros.

Aquel Moskvitch ya inservible en cuestiones de transportación (recuerdo del punto más alto de reconocimiento institucional que alguna vez recibiera el Redo) debió ser el principal punto de referencia de La Habana literaria de entonces. No el Palacio del Segundo Cabo, sede del Instituto del Libro, ni mucho menos la sede de la UNEAC. A esos lugares se iba como K. al Castillo, esperando ser humillado de alguna manera. A casa del Redo se iba a gozar de la pura alegría de verlo, a encontrarse con su dulcísima madre, a subir a su barbacoa, a tomar algún ron infame y verse involucrado en el nuevo proyecto que se traía entre manos. O simplemente a disfrutar de la desaforada calidez de ese asere de Buenavista.

No presumiré que nuestra amistad fue más cercana que la que tuvo con otros escritores, pero sospecho que a todos nos hacía sentir como los buenos padres a todos sus hijos: queridos y especiales. Algo de eso entreví cuando tras una crisis de su enfermedad andábamos un montón de escritores dando vueltas alrededor del hospital Manuel Fajardo, asustados por la posibilidad de quedarnos huérfanos del Redo, que era la mayor orfandad literaria que podía concebir entonces una generación que creció sin un modelo vivo al cual respetar o ni siquiera odiar sin desprecio. Y, cuando por fin conseguíamos subir a su presencia en medio del tráfico intenso que las enfermeras debieron soportar en aquellos días, nos recibía con su sonrisa de oro barato, acompañado por su novio de entonces, intentando quitarnos el susto con su aspecto apacible, mientras le hacíamos prometer que se cuidaría más en lo adelante. Aunque supiéramos que las promesas eran inútiles y que cualquiera de nosotros sería cómplice de su próxima borrachera. O de la siguiente. Y claro, el último de nuestros encuentros que recuerdo ahora fue en casa de la novia de nuestro amigo común, el Yoyi Brioso, donde una botella de whisky J&B nos dejó revolcados por el piso a los tres sin que por ello dejáramos de reírnos como niños.

Ya fuera de Cuba la amistad del Redo me siguió protegiendo. Su nombre fue la contraseña para hacer mi primera amistad en España, la de la crítica Ana Belén Martín Sevillano, a su vez gran amiga suya. De todas las sectas a las que he pertenecido la de los amigos del Redo ha sido de las más reconfortantes. Incluso en un gremio tan insincero como el literario, el Redo logró crear un clima de confianza y respeto mutuos que persiste hasta hoy. De ahí que su muerte la recibiéramos como una desgracia personal y como la mayor tragedia colectiva que sufriéramos como generación literaria. Pero así y todo confiamos en que su espíritu mataperro nos siga acompañando y que cada vez que la suerte nos sonría lo haga con el diente de oro del Redo.

*Parte de un homenaje colectivo aparecido en Rialta Magazine

martes, 19 de diciembre de 2023

La Coca Cola de la Historia*

 



Poco se puede comprender sobre lo que ha pasado en Cuba a partir de 1959 si no se le asume, en primer lugar, como una gran operación de mercadeo. Como el márquetin de un producto —en este caso de un sistema autocrático— con una etiqueta mágica («revolución») y una función no menos mágica, la de enfrentarse a Estados Unidos (función tan falsa, pero no menos eficaz, como la del falso nueve con que Guardiola conquistó un campeonato tras otro). Concentrémonos de momento en la etiqueta. Tocará en otro artículo hablar de la función, aunque adelanto dos preguntas elementales: en su enfrentamiento semi-centenario con Estados Unidos ¿cuántos estadounidenses han perdido la vida o caído presos? ¿Y cuántos cubanos? Mientras se comparan las cifras, regreso al asunto de la etiqueta.

Es cierto que no podemos atribuirle a Fidel Castro la marca «revolución», puesto que estaba en circulación en Cuba desde hacía más de un siglo. Habrá que recordar que, incluso antes de las guerras independentistas, el anexionismo hizo amplio uso de la palabreja. En 1855 una junta anexionista declaraba, desde Nueva York, tras reconocer el fracaso momentáneo de sus planes: «la Revolución cubana no ha muerto. Ni siquiera se ha detenido un sólo instante en el desarrollo sucesivo de todos los elementos que constituyen su totalidad, y le prometen el vencimiento en no muy lejano porvenir». Fulgencio Batista, un siglo después, se adjudicaba un par de revoluciones: la de septiembre de 1933 —tras el golpe que depuso al presidente provisional Carlos Manuel de Céspedes Junior— y la que luego llamó «revolución marcista» —tras su golpe de Estado en 1952—. «Marcista» con «c», por haber ocurrido en marzo.

Lo que distinguió a Fidel Castro de sus antecesores fue su insistencia. Tras comprender el valor de la marca «revolución», no la abandonó. Mientras los sucesores de las Revoluciones francesa, mexicana o rusa a partir de algún momento empezaron a ver la revolución como hecho fijado en el tiempo, Fidel Castro le dio a la «Revolución Cubana» una dimensión eterna. Entendió el valor de la marca como mismo un farmacéutico de Atlanta, Asa Griggs Candler, comprendió el del nombre de la Coca Cola. Candler, co-accionista del elíxir medicinal patentado por el excoronel confederado John Pemberton en 1885, descubrió que, más allá del secreto de la fórmula, lo esencial era retener el nombre que la designaba. El nombre que mantuvo tras el paso de producto medicinal a bebida refrescante. Incluso a partir de 1929, año en que oficialmente la Coca Cola dejó de contener cocaína, la primera mitad del nombre se ha considerado tan o más vital que la segunda.

Muchos han discutido la pertinencia sobre llamarle revolución o dictadura a lo ocurrido en Cuba desde enero de 1959; yo entre ellos. Como si fueran procesos excluyentes. Nos hemos aferrado a la famosa definición de Hanna Arendt de que «La revolución no es otra cosa que la fundación de la libertad, es decir, la fundación de un cuerpo político que garantice la existencia de un espacio donde pueda manifestarse la libertad» para negarle al producto castrista su condición revolucionaria. Porque, hay que reconocerlo, la libertad nunca ha sido el fuerte del castrismo. El entusiasmo por la palabra «libertad» a Fidel le duró apenas dos semanas luego de la huida del tirano anterior. Bastaron las primeras críticas a la aplicación indiscriminada de la pena de muerte —castigo no incluido en la Constitución vigente en ese entonces— para que fustigara sin piedad a sus críticos. A cuatro semanas de su entrada victoriosa en La Habana, ya había ordenado un boicot contra una revista humorística (Zigzag) que publicó una caricatura levemente burlona.

Si se excluye la libertad como compuesto esencial de la formula revolucionaria y nos atenemos a la definición no prescriptiva de «cambio violento y radical en las instituciones políticas de una sociedad» en «el ámbito social, económico o moral de una sociedad», lo ocurrido en Cuba en los diez años que siguieron a la llegada al poder de Fidel Castro clasifica, sin dudas, como revolución. Pero en lo que atañe a la cuestión de la libertad, definir el momento en que se completó el ciclo de cambios radicales —sea 1968 (fecha en que se estatizó por completo la economía) o 1976 (en el que se refrendaron los cambios con la adopción de una Constitución a la soviética)— importa menos que establecer los vínculos entre revolución y dictadura, entre cambio radical y dominación. ¿Revolución traicionada —como denunciaban los partidarios desencantados de los primeros años— o dictadura disfrazada de cambios? ¿Adulteró la Revolución su fórmula —cocacolescamente hablando— o esta siempre fue igual, con pequeñas adaptaciones al gusto del momento?

Ocurre algo curioso con los discursos del Fidel Castro. Su lenguaje puede ser acusado de sibilino o simplemente falaz, pero leídos a la distancia resultan bastante transparentes sobre lo que pensaba y pretendía en cada momento. Tomemos por ejemplo el más memorable de 1959. Aquel que pronunció justo a su llegada triunfal en La Habana el 8 de enero, recordado imperfectamente por la pregunta retórica «¿Armas para qué?». Si a partir de su título oficioso podría confundirse con un alegato contra la posesión de armas, queda claro que su objetivo central fue desarmar literal y figuradamente a la otra fuerza en pugna por el poder, el Directorio Revolucionario 13 de Marzo, ¡sin mencionarlo por su nombre ni una sola vez! Más que como «¿Armas para qué?», el discurso deberíamos titularlo «¿Armas para quién?» La respuesta, sin inequívoca, era que las armas pertenecían a quien hacía la pregunta.

Pero el famoso discurso del 8 de enero de 1959 no se trataba solo del monopolio de las armas, sino del copyright de la propiedad sobre la palabra «revolución». La palabra y sus derivados se repetirían 96 veces a lo largo del discurso del «¿Voy bien Camilo?» y las palomas del Espíritu Santo en el hombro del líder. Cuando Castro dice que «La Revolución tiene ya enfrente un ejército de zafarrancho de combate», está encarnándose como representación de la Revolución y refiriéndose a otra fuerza, que se llama a sí misma «revolucionaria», como enemiga potencial de la idea que Él encarna. Al Directorio en lo adelante no le quedaba otro remedio que someterse a la «Revolución» por la que había luchado por años o asumir el papel de «contrarrevolucionario». Igual disyuntiva que enfrentará el resto de los cubanos en lo adelante. Y se sometió.

A partir de entonces, Fidel Castro —dueño absoluto de la marca «Revolución»— se aseguró de que no importara cuáles fueran los componentes del producto, este se seguiría llamando igual. Poco interesó que las medidas tomadas en lo adelante, desde la Reforma Agraria hasta la Reforma Urbana —desde las nacionalizaciones a la disolución del Congreso, de los Partidos republicanos (excepto los comunistas del PSP) y la sucesiva confiscación de los medios de difusión masiva—, reforzaran el poder del Estado y disminuyeran el de los ciudadanos. O que se fuera alejando a toda velocidad de lo que la Arendt concebía como «la fundación de la libertad». No en balde ese 8 de enero frente a las 96 repeticiones de la palabra «revolución», Castro mencionara la palabra «libertad» apenas ocho veces.

«Revolución» ha servido desde entonces para etiquetar un proceso que pasó de transformaciones radicales —aunque fuera para reforzar el Estado a costa de las libertades ciudadanas— al inmovilismo más desesperante. Como la Coca Cola, poco importa que se modifique la fórmula si el nombre se mantiene. Porque su uso no se limita a la propaganda del régimen. El concepto «revolución» se sigue imponiendo en cuanto artículo periodístico, documental televisivo o estudio académico que en cualquier parte del mundo intente abarcar la historia cubana desde 1959. La palabra «dictadura» parece reservada para el régimen de Batista y el «totalitarismo» se ve como un concepto obsoleto, reliquia de la Guerra Fría. Va siendo hora de que quienes vemos el asunto de otra manera nos apliquemos a inventar la Pepsi-Cola.
    

*Publicado originalmente en El Toque 

 

Decolonizar al decolonizador

Desde hace décadas la teoría decolonial se viene enseñoreando de las universidades norteamericanas, en especial de los departamentos dedicados al estudio de los países que antes se conocían como del Tercer Mundo, luego como subdesarrollados y a lo que ahora, con compasiva esperanza, se les llama “países en desarrollo”. Tal pensamiento decolonial se define por su objetivo de “desvincularse de las jerarquías de conocimiento y las formas de estar en el mundo eurocéntricas para permitir otras formas de existencia”. Parecería imposible exagerar la necesidad de estudiar los rezagos que lastran el desarrollo de las sociedades sometidas durante siglos al dominio colonial y cuyo resultado más visible y nocivo es un sistema de exclusión y autodesprecio presente en todos los aspectos de la vida. ¿Cómo ser excesivos con lesiones crónicas en la autoestima de estos pueblos que producen expresiones como “vamos a hacer las cosas como los blancos”; o, cuando se trata de manifestar admiración por algún adelanto tecnológico, exclaman: “el que inventó eso nunca ha visto de cerca una mata de plátano”? Aún así, cuando se ocupan de estos temas, las universidades han sido capaces de llegar al exceso.

Porque en las universidades (y menos en las norteamericanas) nada resulta sencillo. Cuando se habla de decolonizar la universidad (o la realidad) no basta con criticar o rechazar este o aquel detalle que lacera el funcionamiento de la sociedad o parte de esta. Se trata de ir a la raíz. Y la raíz —han concluido los teóricos— es todo lo que se asocie con Occidente. Y a continuación los campeones del pensamiento decolonial identifican a Occidente —además de con la opresión, por supuesto— con la ciencia y la razón, algo con lo que una banda de hooligans ingleses no estaría muy de acuerdo. En su celo por extirpar la raíz de la opresión, los decolonizadores han incurrido en la típica falla intelectual que señalaba Friedrich Engels, fundador del marxismo: al tirar el agua sucia de la bañera también se deshacen del niño.

El propósito de este pensamiento decolonial es, dicho en su jerga característica “sustituir la unilateralidad hegemónica del conocimiento científico moderno euro y norte céntrico por una relación dialógica entre diversas formas de conocimientos, convirtiendo la universidad en un lugar para el dialogo entre las distintas manifestaciones de la inmensa diversidad epistemológica mundial”. Les traduzco: la ciencia es opresiva e imperialista por blanca y norteña y a esta deben oponérsele esas otras “diversas formas de conocimientos”. La decolonialidad viene a ser el equivalente de la posverdad y los datos alternativos frente a la tradicional búsqueda de datos concretos y objetividad.

Incluso asumiendo la bondad infinita de las intenciones de los guerreros decoloniales debería tomárselos con el mismo escepticismo con que ellos toman los datos científicos. Si solo se tratara de un ataque a las bases racionales sobre las que se asienta el conocimiento académico —lo cual no es poco— podría asimilarse como parte de la dinámica crítica que siempre ha impulsado lo mejor del pensamiento de Occidente. Más grave aún es que la crítica decolonizadora ataque a la ciencia y la razón desde la emoción y la moral porque ni con una ni con la otra hay entendimiento posible. Así la ciencia y la razón han terminado siendo culpables de que, por ejemplo, los nazis utilizaran argumentos darwinistas en su política de exclusión y exterminio mientras se prefiere olvidar todo el oscurantismo y la superstición que esos mismos nazis utilizaron para apuntalar su poder.

Según la lógica decolonial, para demostrar la bondad esencial de los países en desarrollo basta con referirse a su condición de víctimas: incluso los regímenes despóticos surgidos en esos países luego de alcanzada la independencia pueden ser entendidos como meras reproducciones del pasado colonial europeo. Nada nuevo desde que Rousseau se inventara la figura del “buen salvaje”. Cuando el mal consigue ubicarse en la geografía y la etnia más que en la psicología o las condiciones sociales, el mundo se simplifica enormemente y a la luz de la nueva teología todo resulta claro y apaciguador. De eso los nazis también sabían bastante.

Por su parte, la institución universitaria se cuida mucho de tratar el pensamiento decolonial como charalatanería. Sabiendo que no vale la pena buscar la verdad —puesto que desde inicios de la posmodernidad esta oficialmente no existe— la academia se ha entregado de cuerpo entero a las ceremonias de purificación que le ofrecen los decolonizadores. ¿No es la diversidad un bien absoluto? Pues a aceptar entonces las exigencias de diversificación de razas y orígenes de los académicos aunque en cuestión de ideas todos terminen siendo idénticos.

La fe en que la opresión solo puede venir de Europa y sus derivados puede justificar lo mismo los rituales vudú con que François Duvalier avasallaba a los haitianos que la persecución de la comunidad LGTBI en el mundo musulmán. Sin embargo, tal fe no sirve para explicar cómo fue que se gestó el imperio inca —uno de los sistemas opresivos más perfectos que ha conocido la humanidad— mucho antes de la llegada de Colón al único continente ignorado hasta entonces por los europeos. O por qué el Inca Garcilaso de la Vega invitaba a los españoles —torpes dominadores a los ojos del autor de los Comentarios reales— a imitar a sus antepasados incas a la hora de subyugar a los mismos pueblos que ahora estaban bajo la férula europea.

Pero lo que más confunde de los pensadores decoloniales latinoamericanos es cómo contradicen sus propios postulados. Rechazan la ciencia por europea y al mismo tiempo se inspiran en el posestructuralismo que hasta donde sé no se creó a orillas del Amazonas sino del Sena. Impugnan a Occidente como opresor de medio mundo, pero invaden las universidades desde donde se impone la nueva agenda a los antiguos países coloniales. Dicen defender los derechos humanos pero a la vez atacan la idea de universalidad que sostiene esos mismos derechos. Rechazan el supremacismo europeo y al mismo tiempo refuerzan el complejo de inferioridad tercermundista ante una agenda que se le hace a sus sociedades ininteligible y ajena (pero si está de moda en las universidades de las antiguas metrópolis debe ser necesariamente buena). Critican el supremacismo europeo pero al mismo tiempo lo confirman otorgándole a Occidente el monopolio de la ciencia y la razón. Insisten en designar el racismo como uno de los males mayores que ha conocido el mundo pero fuera de los marcos occidentales rebajan las prácticas racistas a la exótica condición de “colorismo”. E insisten en usar el lenguaje inclusivo con la inconfesada esperanza de que, pareciéndose al inglés en lo de no marcar el género en adjetivos y pronombres plurales, las sociedades no occidentales alcancen los niveles civilizatorios que en cuestiones de género han alcanzado el mundo anglo. Pero lo peor del pensamiento decolonial no es lo contradictorio sino lo contraproducente. No hay mayor demostración de que una teoría es fallida que cuando termina reforzando los mismos prejuicios que pretende combatir.

No hace mucho tuve un encuentro con un grupo de estudiantes educados en los principios de la decolonialidad: muchachos inteligentes, agradables y educados, sin dudas, pero aunque el pretexto del conversatorio era un libro mío sobre las miserias concretas de la Cuba de los noventas, estos preferían referirse al mundo teórico de la decolonialidad. Una de las estudiantes quiso saber por qué mencionaba tanto el nombre de Cristóbal Colón siendo este un símbolo esencial del colonialismo. Tuve que explicarle que ese justo era el nombre del cementerio donde trabajaba por entonces y este había sido bautizado así porque cuando se fundó, en tiempos de la colonia, se pensó llevar allí los restos del Almirante de la Mar Océana guardados a la sazón en la catedral de la ciudad. Eso no negaba que hubiera en Cuba —seguí explicando— una fuerte impronta neocolonial si tenemos en cuenta que el país seguía dominado por una ideología europea —el marxismo— que aunque se auto-percibía como universal había sido bastante despectiva desde sus inicios con la realidad americana y al aplicarla en Cuba los marxistas locales no habían sido mucho más delicados ni imaginativos que los conquistadores españoles. Alguien más preguntó si al escribir sobre mi realidad no temía hacerla parecer demasiado exótica, pecado mayor para cualquier decolonialista educado en el Orientalismo de Edward Said. Tuve que explicarle que al tener en mente a lectores que pasaron por las mismas vicisitudes que yo, tuve el natural cuidado de no caer en la tentación del auto-exotismo porque este, si bien puede engatusar a los extraños, será detectado de inmediato por los que, conociendo la realidad de primera mano, no se conforman con imitaciones. Me vi obligado además a recordarle que lo verdaderamente exótico para la mayor parte de la humanidad durante la mayor parte de su historia ha sido vivir en libertad y hacer tres comidas al día.

Extraña manera de comprobar cómo muchachos que no paran de hablar de privilegios no consigan entender lo profundamente privilegiada que es su realidad. Quizás ello explique tan exagerado celo intelectual.

Historia y Masoquismo: una visión descarnada del drama cubano


 Por Gery Vereau

Enrique del Risco, escritor y profesor universitario, residente en West New York, NJ, presenta su nuevo libro de ensayos, Historia y Masoquismo, donde desmenuza, muy seriamente, con talento e ironía, la historia de las ideas detrás del longevo régimen que gobierna la isla de Cuba. 

Del Risco responde, y se responde, a las más inquietantes preguntas que la humanidad se ha hecho sobre Cuba, la principal de ellas ¿Cómo se puede aguantar tanto?.

Para el mismo tanta docilidad frente a un régimen dictatorial de la naturaliza del cubano sigue siendo un misterio, pero habla desde la barriga de la ballena, donde ha vivido su infancia, juventud y parte de su vida adulta, y gracias a un estilo cautivador y a una audacia que no duda en abrirse el pecho para mostrar sus propias entrañas, logra desvelar el misterio. Que para que les cuento. 

Risco, entre los muchos temas que desarrolla en 204 páginas publicadas por Ediciones Furtivas, da cuenta que todos los movimientos del régimen, desde los más altruistas como la alfabetización, cuya cartilla de lectura enseña a leer con la F de Fidel y de Fusil, pasado por la reforestación de las altas montañas, con lo que pensaba impedir que se repitan situaciones guerrilleras como las de Sierra Maestra que llevaron al castrismo al poder, tenían como objetivo sostener al régimen hacia el futuro.

Se explaya en el uso del lenguaje por el régimen castrista para mantener el status quo. En el capítulo “Gusanos, bandidos y escoria” describe como en la Rusia estalinista y la Alemania de Hitler el lenguaje fue fundamental para sostenerlos en el poder, y cómo se han usado las palabras, en el baile sin alegría de las dictaduras a ambos lados del espectro político, para castigar o premiar la adhesión a la política al uso.

Y afirma que en el caso cubano “más importante que la difusión de las ideas del líder fue la deformación del vocabulario cubano hasta incapacitarlo para dar cuenta de su propia realidad”.

Historia y Masoquismo se debe entender mejor con su hermano gemelo “Nuestra hambre en La Habana” presentado por el autor en abril del 2022, donde, para el tema que nos precede, aborda a su propio estilo la manera de responder al lenguaje institucionalizado: Fidel Castro no era “el Comandante” sino “aquello”.

Allí hay una frase que anticipa lo que sería Historia y Masoquismo:  “Cuando la indigencia resulta lo bastante abrumadora como para aplastar el instinto de resistencia, se está a las puertas del sometimiento absoluto. De otra manera no se explicaría la existencia de la esclavitud o de los campos de exterminio”.

Para el próximo año, Del Risco, Licenciado en Historia por la Universidad de La Habana y Doctor en Literatura Latinoamericana por New York University, anuncia que presentará una nueva publicación: Historia Latina de Nueva York.