Puede que la
cultura cubana sea una sola pero no puede ser, en todo caso, la que acepta y
promueve el oficialismo. Invirtamos el axioma martiano: “ser libres para poder ser
realmente cultos”. Hay algo antinatural en que la cultura crezca en cautiverio.
En que el Estado, bajo el pretexto de promoverla, se dedique a domesticarla. Algo
perverso en que el mismo Estado que otorga honores y distinciones a unos
artistas colaboren encarcele y la calumnie a otros. Tan perverso como usar un
hospital para secuestrar a un artista y a sus médicos como carceleros, abyectos
paparazzi.
El Estado cubano pretende
decidir sobre la misma existencia de sus artistas y se inventa decretos que
determinan quién tiene o no el privilegio de ser considerado artista. Ecured se
ha convertido en un símbolo de las pretensiones de un Estado todopoderoso sobre
el derecho de un artista a existir. Ecured lo mismo los excluye por completo,
que borra zonas esenciales de sus vidas y sus obras, que convierte sus biografías
en vehículos de difamación y escarnio.
Por eso hemos
convocado a artistas y personalidades que aparecen en las páginas de Ecured a
que protesten contra el secuestro de Luis Manuel Otero Alcántara y la prisión
de sus compañeros del Movimiento San Isidro, el 27N y el resto de prisioneros
de conciencia. Y que lo hagan superponiendo a la imagen de su entrada en Ecured
la palabra “DESACATO”, la acusación favorita del Estado cubano para perseguir a
todo el que lo cuestione. Una manera de dejarle claro al Estado cubano que ni
la libertad, ni la cultura, ni la creación, es cosa de ellos sino nuestra, de los
cubanos libres, dentro y fuera de Cuba, en la prisión o en la calle. Y que
estamos así, en desacato. Hasta nuevo aviso.
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