Hasta no hace mucho Corea (la que no es “popular” ni “democrática” pero al menos es habitable) paseaba su chealdad asiática por lo campos de juego con más o menos fortuna ("más" en su caso son los cuartos de final que alcanzó en el 2002 cuando Corea fue la sede del mundial y los árbitros, parte de su plantilla). Pero ahora los coreanos son más conocidos como Los Pepillos del Oriente (no confundirlos con Buena Fe), y vienen imponiendo moda con sus bandas de adolescentes, sus telenovelas y hasta han llegado a ganar un Oscar a la mejor película. Uruguay, en cambio, tiene en su haber dos campeonatos de cuando los mundiales se transmitían por radio o, en su defecto, con señales de humo.
Al principio los coreanos tuvieron contra las cuerdas a los uruguayos (o más bien los encerraron en su mitad del terreno). Eso duró lo que la energía premium de Los Pepillos del Oriente. Cuando los coreanos empezaron a funcionar con energía solar los uruguayos tomaron la iniciativa y entre una cosa y otra hicieron un par de disparos a los postes, hazaña más difícil que insertarla en la portería, algo que nunca consiguieron. Con Luis Suárez todavía celebrando Halloween disfrazado de hombre invisible poco pudo conseguir la ofensiva charrúa. Por él entró Cavani, otra gloria del pasado que tampoco tuvo contacto carnal con el balón. Así, con sus jugadores más jóvenes y talentosos como Fede Valverde y Darwin Núñez jugando retrasados Uruguay no pudo cambiar el marcador de como estaba al comienzo. Ambos equipos salieron con un punto del empate a cero, más experiencia y unos cuantos calambres.
Debo reconocer que eres bueno resenando los juegos
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