En
estos días invocaba la memoria de Hiram Dupotey Fodeaux, investigador, editor y
referencista de la Biblioteca Central de la Universidad de La Habana y
Francisco Escobar, graduado de Historia de dicha universidad y quien estuvo
mucho más cerca de Dupotey en sus años universitarios ha tenido la gentileza de compartir con este blog sus
recuerdos sobre este intelectual cubano:
Hiram Dupotey Fideaux. Requiescat in Pace. Enrique del Risco recordaba hace unos dias a un notable cubano del mundo de ayer que muchos conocieron como el referencista de la Biblioteca Central de la Universidad de La Habana. Pero Dupotey antes fue Jefe de Prensa del Senado de la Republica 1952-1959 y compilador del "Diario del soldado" de Fermín Valdés Domínguez cuyos primeros cuatro tomos fueron incinerados en el patio de la Biblioteca Central de la Universidad de la Habana en 1974. El penúltimo tomo estaba en la imprenta y el sexto y último permanecía en su caja fuerte. Pablo Hernández [profesor ahora radicado en Puerto Rico] y yo habíamos sido nombrados por él como sus albaceas pero ambos nos fuimos al exilio. Dupotey murió creo que en 1997 según me dijo en el 98 la madre de mi hija que trabajó con él casi veinte años y conocia a sus hermanas pues el vivia con ellas ya que Dupotey formaba parte de ese club de discretos intelectuales homosexuales que caracterizaron a la Universidad de La Habana El Dr Antonio de la Cova tiene publicados los cinco tomos del diario de Fermín Valdés Domínguez en su página web latinamericanstudies.org.Dupotey entendía que el tenía una deuda de gratitud con Fermín Valdés Domínguez que fue el mejor amigo de Martí y también general del Ejercito Libertador y Ayudante y Jefe del Estado Mayor del General en Jefe Máximo Gómez y del Mayor General José Miguel Gómez. Fermín que era médico de profesión, era de la misma promoción de los 7 estudiantes de medicina asesinados el 27 de noviembre de 1873 y pasó los últimos años de su vida como médico rural de Baracoa. Allí lo llevó la frustración y el desencanto por lo que sucedía en la entonces joven republica cubana que anteayer cumplió 115 años de fundada. El Dr Valdés Domínguez le había salvado la vida a la madre de Dupotey.Muchos años después Dupotey, haciendo una investigación en el Archivo Nacional de Cuba, comprobó perplejo como el original inédito del diario de campaña de Fermín Valdés Domínguez estaba a punto de desaparecer por el abandono de quienes se suponía debían cuidar por su preservación. Dupotey dedico diez años de su vida a rescatar dicho diario copiándolo a mano. Luego consiguió publicarlo poco a poco en una pobre edición de la Universidad de La Habana dedicada fundamentalmente a materiales de Información Científica y Bibliotecología.Cuando ya había salido el tercer tomo y el cuarto estaba listo para distribuirse un Vicerrector de la UH saltó desafiante porque Fermín le comentaba en el diario a su querida Asunta que Antonio Maceo siempre había odiado a Marti y que tenía su alma más oscura que su piel. Por cierto ni remotamente epítetos tan denigrantes como los que utilizo Ernesto Che Guevara en su diario para referirse a sus compañeros de la guerrilla boliviana Rubio, Papi y Vilo cuando Tania perdio el control y abandonó su hamaca para acostarse con ellos.El Vicerrector mando (materialmente no figurativamente) a incinerar los volúmenes publicados que por ser material docente nunca se vendieron y fueron recogidos de todas las bibliotecas y centros de documentación del país. El tomo que estaba en proceso de impresión se mandó a hacer pulpa. El pasado de Dupotey como secretario del ex presidente del Senado Anselmo Aliegro sirvió para condenarlo al ostracismo impidiéndole cualquier cercanía a labores de edición o publicaciones. A mediados de la década del setenta se instaló, como en los autos de fe contra herejes de la Alta Edad Media, una gran pira incendiaria en el patio de la Biblioteca Central de la Universidad de La Habana que fue alimentada con los ejemplares pero, por suerte, no con Dupotey.
Gracias Enrique por difundir estos ripios de memoria juntados a golpe y porrazo que hacen justicia en la memoria a un buen cubano con quien tuve el privilegio de compartir largas horas de conversacion siempre acerca de nuestra historia con sus luces y sus sombras..
ResponderEliminarY si tan bien se detalla toda la anécdota ¿por qué no se menciona el nombre del vicerrector que mandó a quemar los libros, o es que hay reparos en vulnerar la “privacidad” de esbirros castristas?
ResponderEliminarUn poco tarde pero, el rector se llamaba Bebo Remedios de los Cuetos.
ResponderEliminarNo es necesario poner en tela de jucio la orientacion sexual de quien no esta para defenderse.usted falta al respeto de quien fue Juan Hiram Dupotey Fideaux e incluso a su familia por el solo hecho de denominarlo perteneciente a un club, mis hijos son sus bisnietos y le puedo asegurar que mi esposa no le aplaudira su "noble homenaje" si le sirve algo murio en 1998 en el hospital Manuel Fajardo.
EliminarMi abuelo Juan hiram Dupotey no era homosexual eso es difamación y para la información general murió el 17 de noviembre del 1997 mi abuelo fue un gran hombre fue intelectual de una gran inteligencia
EliminarEl texto lo escribió un ex-condiscípulo mío. No puedo hacerme responsable con la exactitud o no de lo que dice. Conocí a Dupotey y le profesé un cariño que supongo mutuo. Era un ser amable, inteligente y solícito con todo el que viera un poco interesado en aprender. No me consta que fuera homosexual y de haberlo sido no cambiría en absoluto la idea que tengo de él. Si lo ofende la afirmación de Escobar por ser falsa lo entiendo y lo siento mucho. De cualquier manera no creo que la condición de homosexual deba ser ofensiva para nadie y en ese espíritu fue que compartí el texto de Escobar por mucho que no me interesa airear la sexualidad de nadie. Si lo ofendió a usted o a cualquiera de la familia le reitero mis disculpas.
ResponderEliminarLamento que alguien que no da su nombre se postule de vengador anónimo y malinterpretando mis palabras pretenda de una manera muy hipócrita una acción afirmativa del marxismo cultural homosexualista. Ese texto no lo escribí para publicarlo fue una conversación informal en el peligroso solar de Face Book pero ni aún así lo considero ofensivo mi irrespetuoso pero parece que el sentido del humor está condenado también por los neomarxistas culturales. Cuando me refiero al Club de intelectuales homosexuales de la Universidad fe La Habana lo hago con el mayor respeto por los intelectuales aludidos cuya erudición merece la veneración de todos los cubanos y me refiero a intelectuales de la talla de Luis Felipe Le Roy Virgilio Pinera Delio Carreras Jose Lezama Lima
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