Hoy la revista Viceversa publica una entrevista con un servidor donde me preguntan sobre casi todo para terminar con la normalización de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos:
Todos piensan que en los últimos cincuenta años Cuba estaba en una suerte de guerra con Estados Unidos. La verdad es que en Cuba la guerra es entre un gobierno y su gente. Ahora se está llegando a una paz con el enemigo falso pero el enemigo real, constituido por los cubanos, está perdiendo. Basta pensar que el año pasado se fueron 42mil personas, casi 10mil más de las que salieron durante el grande éxodo del ’94. El cubano sabe que perdió la guerra, que ya no tiene esperanzas, y por eso está escapando. Amigos míos que no salieron en los años ’90 lo están haciendo ahora para evitar que sus hijos tengan sus mismas vidas. Yo conozco a todos los grandes disidentes cubanos. Ellos son los únicos que hablan de Cuba con optimismo. En todos los demás cubanos la desesperanza es muy profunda, casi antropológica. Sistemas como el cubano no se conforman con tener el poder político, quieren cambiar a la gente y saben que para hacerlo necesitan ejercer un poder absoluto sobre la educación, los medios, la economía. Lo del hombre nuevo es una realidad, pero es un hombre resignado, ansioso, agresivo. Lo que me sorprende es ver que a pesar de todo sigan surgiendo personas decentes, curiosas, con aspiraciones. El ser humano es realmente asombroso.Para ver la entrevista completa pinchar aquí.
Muy buena entrevista. Con los años has ido perfeccionando ese don de exponer lo obvio sencillamente, que para una mayoría, donde me incluyo, es difícil. Saludos.
ResponderEliminarBuenas respuestas.
ResponderEliminarTu respuesta a la última pregunta es para enmarcar, por lo verídica y diáfana. En ese párrafo todo está dicho. Gracias.
ResponderEliminarTodos piensan lo que les conviene o les complace pensar, lo cual no tiene que tener mucho que ver con la realidad (si algo). Hace mucho tiempo que pasaron los años sesenta, y no le compro a nadie a estas alturas la excusa de la ignorancia o la confusión (salvo a gente francamente idiota o anormal). El que no se ha dado cuenta de la verdad con respecto a Cuba es porque no quiere o le resulta indiferente, y atenerse a la moda imperante o hacerse el sueco no es respetable (por decirlo de forma elegante).
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