Gracias a la recomendación de Emilio García Montiel acabo de ver en Netflix "Chuck Norris vs Communism", un documental sobre cómo en Rumania se extendió la práctica -clandestina- de ver videos en las casas. Un cubano notará varias diferencias importantes con el caso cubano: en Rumania las películas estaban virtualmente prohibidas, la programación televisiva se reducía a dos horas por un solo canal, las películas eran dobladas al rumano en la voz de un traductores único que hacía todas las voces "encima" de las voces originales y hasta donde conozco nadie cobraba por dejarte ver una película en su casa (salvo en las salas de videos oficiales que fueron apareciendo a finales de los 80). Coinciden la sordidez de la programación oficial, la ausencia de tiendas leales donde se vendieran reproductoras de videos o películas, un catálogo donde predominaban las películas de acción y horror, el ambiente a un tiempo colectivo y semisecreto y un mercado subterráneo por el que circulaba todo no se dabe si con la anuencia o hasta la colaboración de las mismas autoridades. Una dinámica, la rumana, que sospecho tiene mucho en común incluso a como se ha desarrollado en Cuba ese invento para el intercambio de información que es el famoso "paquete". Recomendable en fin aunque muchas de las explicaciones o reconstrucciones no logran ser del todo convincentes:
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