Ayer fue la despedida de lo que quedaba de África en el
campeonato. También vale decir que fue una despedida por todo lo alto. No fue
el paseo que muchos esperaban en el que Francia y Alemania desfilarían con su caballería
y su artillería pesada mientras nigerianos y argelinos se limitarían a tirar el
confetti. Aquél futuro africano del fútbol que muchos profetizaron tras el
portentoso aviso de Camerún en 1990 tal
pareciera que no llegará nunca pero al menos tampoco la rendición en masa de
jugadores de una energía tan inagotable como su candor.
Casi ochenta minutos le costó a Francia, el más africano de
los equipos que quedan en juego para anotar su primer gol. Gol de cabeza de
Pogba cuyo pasaporte nos explica que nació en Francia aunque sus raíces se
hundan en Guinea y el Congo. Pero antes de eso quien dominó buena parte del
partido fue Nigeria, con claras ocasiones de gol solo contestadas por la
energía de Valbuena y la peligrosidad de Pogba. ¿Y Benzema? Bien, gracias.
El marcador final 2-0 fue tanto un reflejo del equipo más
eficiente en aprovechar sus oportunidades como del peso creciente de
ciertas camisetas a medida que la competencia se acerca a los cuartos de final.
La resistencia de Argelia fue más seria todavía regalándonos
uno de los partidos más intensos hasta el momento. Peleada fue la salida de
África del Mundial aunque tratándose de
Argelia –como en el caso de Francia- eso de las nacionalidades ha de tomarse con
pinzas: dieciseis de sus veintitrés jugadores aunque de origen argelino nacieron
en Francia. O sea, que les asiste el mismo derecho a representar a Argelia que a
buena parte de los jugadores de Santiago de Cuba y Guantánamo a jugar por Haití
o a los Castros a presidir la Comunidad autónoma de Galicia.
El caso es que los internacionalistas del fútbol trabaron a
los alemanes lo suficiente como para que no pudieran anotar en el tiempo
reglamentario y encima se llevaran alguno
que otro susto. El gol alemán, anotado apenas comenzaba el tiempo adicional, lejos
de deprimir a los de Francia B, versión magrebí, los lanzó con más furia al
ataque. Ni siquiera el segundo gol alemán consiguió rendirlos al final y cuando
ya el árbitro se llevaba el silbato a la boca anotaron el gol del honor. Y con
honor se fueron: lástima que empezaran a jugar como mejor saben hacerlo en su último
partido, justo a la hora de la despedida.
La demostración de Argelia ha sido de lo mejor que he visto en esta Copa, pero según señalas acertadatamente, muy tarde ya.
ResponderEliminarNo sé, según se avanza hacia las etapas finales emerge este patrón de partidos sin goles en el tiempo reglamentario, y entonces, esfuerzos más allá de lo humano en el tiempo suplementario o de alargue.
Saludos.