En el papel era uno de los encuentros más
parejos de octavos de final pero al cabo de unos minutos de juego el partido
entre Bélgica y Estados Unidos no parecía acabar en otra cosa que en goleada a
favor de la primera. Y lo triste era que Estados Unidos jugaba el partido más
intenso en lo que llevaba de Mundial pero ni así podía alejar a los belgas del
área chica que más bien parecía el sitio donde los vestidos de rojo habían
decidido acampar.
Los minutos se contaban por los saques de
esquina en contra de los norteamericanos. Y no obstante la puerta norteamericana
no acababa de caer porque para eso Tim Howard, el portero con nombre falso de
superhéroe real (como Clark Kent, como Peter Parker) se transformó en Spiderman
y tejió una telaraña tupidísima en su portería para así rechazar cada ataque
enemigo. (Al final Howard paró nada menos que 16 disparos, algo que ningún portero había logrado en un Mundial desde antes de que yo hubiera nacido). Fue ese elemento –y la desesperada y heroica defensa lo que convirtió
una competencia de habilidades belga- en un drama lleno de intriga ¿Caería la meta
del mil veces heroico Spiderman Howard o llegarían a la ronda de penales?
Porque lo que a nadie le pasaba por la cabeza era que los norteamericanos
llegaran siquiera a acercarse a la portería contraria. Pero el partido siguió
como había comenzado, cero a cero e incluso el yuma Wondolowski tuvo en su
pierna derecha la victoria en el último minuto del tiempo añadido pero al
parecer la pierna era en realidad una prótesis. Eso es lo malo de componer tu
equipo con antiguos piratas.
Ya en el tiempo adicional los belgos
encontraron brechas en la telaraña de Howard no una sino dos veces. Ya todo
pintaba color rosa para los europeos pero el sádico que escribe los guiones de
los partidos en los que interviene Estados Unidos decidió introducir una nueva
situación dramática. Klinsmann, el director técnico, dando el juego por perdido
le dio entrada a Julian Green, jugador de 19 años quien no había jugado un minuto en
todo el campeonato. Como para que el muchachito no dijera que había ido a
Brasil a ver el mundial desde el banquillo. Y nada, que a los dos minutos de haber entrado el chiquito mete un gol tan lindo que duele. Y los masoquistas seguidores del equipo de
las barras, las estrellas y los partidos angustiosos siguen sufriendo por
doce minutos que más bien parecen horas con la esperanza de que, como ha
pasado tantas veces, en el último suspiro empaten con Bélgica. Así hasta que
el árbitro, piadoso, decretó el final del partido y con ello la salida de los
yumas de la competencia. Y eso es una buena noticia para todos excepto, claro,
para los especialistas en enfermedades cardiovasculares de la nación norteña.
Sí, terminaron las mesas redondas con Mike Tirico, Alexi Lalas, Michael Ballack & company sobre el equipo norteamericano. Pensaba que EEUU podía dar la sorpresa ante Bélgica pero los belgas no los dejaron tocar el balón. Si Bélgica decide sacar las garras que mostró en este partido cuando juegue contra Argentina, creo que los gauchos se las van a ver feas. Oye, y Origi por Lukaku, o viceversa, pero son unos caballos. Saludos.
ResponderEliminar