Quedaba cierta curiosidad digamos, morbosa, por saber en qué había quedado el Equipo Anteriormente Conocido Como Francia cuatro años después de la debacle en Sudáfrica, de su Cuito Cunavale futbolístico. Para hacernos una idea estaba este partido con Honduras que era como meter un dedo en el agua antes de decidir si nos zambullimos poco a poco o de un golpe. No se puede decir que fuera una prueba difícil contra un equipo cuyo principal recurso ofensivo era enviar pelotazos hacia el frente sin tomarse el cuidado de averiguar si había algún jugador de los suyos a cincuenta metros a la redonda. Aun así durante más de una hora el equipo francés se mostró exquisitamente incapaz de anotar un gol como no fuera con la ayuda del árbitro (un penalti, milagrosamente bien pitado y cobrado por Benzema) o del portero contrario (un autogol de Valladares quien no por casualidad lleva el apellido de mi suegra). Luego Benzema anotaría un tercer gol sin ayuda más que de su pierna derecha lo que no es poca cosa aunque no suficiente para aspirar al campeonato, al menos mientras el fútbol siga siendo un juego en el que juegan once contra once.
Blog personal y casi tan íntimo como una enfermedad venérea pensado también para liberar al pueblo cubano, aunque sea del aburrimiento. Contribuyentes: Enrisco (autor de “Obras encogidas” y “El Comandante ya tiene quien le escriba”), su alter ego, la joven promesa de más de cincuenta años, Enrique Del Risco. Espacio para compartir cosas, mías y ajenas, aunque prefiero que sean ajenas. Quedan invitados a hacer sus contribuciones, y si son en efectivo, pues mejor.
domingo, 15 de junio de 2014
Francia 3, Honduras 0
Quedaba cierta curiosidad digamos, morbosa, por saber en qué había quedado el Equipo Anteriormente Conocido Como Francia cuatro años después de la debacle en Sudáfrica, de su Cuito Cunavale futbolístico. Para hacernos una idea estaba este partido con Honduras que era como meter un dedo en el agua antes de decidir si nos zambullimos poco a poco o de un golpe. No se puede decir que fuera una prueba difícil contra un equipo cuyo principal recurso ofensivo era enviar pelotazos hacia el frente sin tomarse el cuidado de averiguar si había algún jugador de los suyos a cincuenta metros a la redonda. Aun así durante más de una hora el equipo francés se mostró exquisitamente incapaz de anotar un gol como no fuera con la ayuda del árbitro (un penalti, milagrosamente bien pitado y cobrado por Benzema) o del portero contrario (un autogol de Valladares quien no por casualidad lleva el apellido de mi suegra). Luego Benzema anotaría un tercer gol sin ayuda más que de su pierna derecha lo que no es poca cosa aunque no suficiente para aspirar al campeonato, al menos mientras el fútbol siga siendo un juego en el que juegan once contra once.
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