domingo, 22 de junio de 2014

Bélgica 1, Rusia, Nadiezdha Nikojonieva


Una de las peores cosas que pueden pasar en la vida es que las cosas terminen pareciendo copias malas de sí mismos. Como envejecer o como cuando un juego de fútbol termina pareciendo un futbolín. Eso es lo que ha pasado en el Rusia- Bélgica. Empezaron en el primer tiempo jugando fútbol con los bélgicos llevando la voz cantante pero con posibilidades claras para ambos y alguna jugada interesante. Pero entonces entran en la rutina de ciertos matrimonios: desborde por la derecha, centro, despeje, desborde por la izquierda, centro, despeje, disparo de larga distancia, desviado, corner, cabezazo por fuera.


Así hasta que alguien les recuerda a los belgas que si ganan, clasifican para la siguiente ronda y eso a su vez significa una semana más en Brasil y Hazard, el diez belgo hace un par de jugadas, en la última le da el pase a Origi -que había entrado en la segunda parte por Lukaku- y este anota. Así que si tiene problema con el matrimonio ya sabe: substituya a Origi por Lukaku a ver qué pasa. 

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