Why not?

-¿Por qué los cubanos confundimos el debate con las antiguas asambleas de efectos electrodomésticos donde lo único que importaban eran los méritos propios y los defectos ajenos?

-¿Por qué no recordar por un momento que el castrismo sigue donde mismo estaba ayer, matando como siempre y que el principal problema de Cuba no es que un grupo de exiliados no coincida con lo que pensamos nosotros?

-¿Por qué no entender la política como un intento de transformar la realidad y no como el de conservarnos puros e inmutables, de reafirmar la idea –casi siempre equivocada- que tenemos de nosotros mismos?

-¿Por qué no trabajar todos (es un ejemplo) en una idea concreta como sería la celebración de un plebiscito o la legalización de partidos y la celebración de elecciones? (Está el precedente del que le exigieron a Pinochet pero también el que le pidió Reinaldo Arenas* a los Castros inspirándose en el de Chile. O el del propio Proyecto Varela que lo intentó a su modo). Existe el pequeño detalle de que ya desde la reacción que provocó el Proyecto Varela es inconstitucional cualquier cambio de régimen pero comer bistec también es ilegal y de vez en cuando la gente se sale con la suya. En el peor de los casos se crearía una plataforma básica para los cambios que Cuba necesita y se comprobarían las fuerzas reales con que cuenta la oposición para producir ese cambio y ya eso es bastante.

-¿Por qué no?


*Texto de la carta de Arenas:

El 1 de Enero de 1989 se cumplen treinta años de estar usted en el

poder, sin que hasta la fecha se hayan efectuado elecciones para

determinar si el pueblo cubano desea que usted continúe

ejerciendo los cargos de Presidente de la República, Presidente

del Consejo de Ministros, Presidente del Consejo de Estado y

Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas.

Después del ejemplo de Chile, donde el pueblo, tras quince años

de dictadura, ha podido manifestar su opinión libremente sobre el

destino político el país, nos dirigimos a usted para pedirle que en

Cuba se efectúe en plebiscito en el que el pueblo, con un sí o un

no, pueda decidir, mediante voto libre y secreto, su conformidad o

rechazo a que usted continúe en el poder. 

Para que este plebiscito se realice de una manera imparcial es

imprescindible que se cumplan los siguientes puntos:

1. Que los exiliados puedan regresar a Cuba y que, junto a

otros sectores de la oposición, se les permita hacer

campaña en todos los medios de comunicación (prensa,

radio, televisión, etc.).

2. Que se ponga en libertad a todos lo presos políticos y que

se suspendan las leyes que impiden el libre ejercicio de la opinión pública.

3. Que se legalicen los comités de derechos humanos dentro de

Cuba.

4. Que se cree un comité internacional neutral para supervisar el

plebiscito.

De triunfar el no, usted, señor Presidente, debe dar paso a un proceso de

apertura democrática y, a la mayor brevedad posible, convocar

elecciones para que el pueblo cubano pueda elegir libremente a sus

gobernantes.