En el cuarenta aniversario de la revista Criterios, una publicación cubana dedicada a los aficionados a la captura y doma de unicornios, Arturo Arango lee una ponencia. No es difícil imaginárselo con los mismos ademanes con que Carlos Manuel de Céspedes leería su proclama del 10 de octubre de 1868. Salvando las distancias Arango, de larga estirpe reformista, también estaba alcanzando la cumbre de su osadía:
Monopartidismo democrático, castrismo democrático, son oxímoron tan ejemplares como “hielo abrasador”, “fuego helado” y “caballerosidad proletaria”. Pero más allá de los hallazgos retóricos Arango debería entender que el primer deber de todo debate intelectual es no enturbiar los temas en discusión. El viejo recurso con la intelectualidad cubana disimulaba cualquier debate sobre el carácter totalitario del régimen (la oposición capitalismo- socialismo) hace rato que dejó de tener sentido. En economía el gobierno ha optado por el capitalismo de estado y por el fascismo en política. Un fascismo con retórica de izquierdas, claro está, para no incomodar a los viejos aliados. Pero lo único debatible, si es que a Arango y los suyos les interesa seguir escribiendo ponencias, es la disyuntiva dictadura – democracia y por lo visto (por mucho que lo disimulen) al castrismo le anda faltando un Alberto Lamar de Schweyer que lo justifique con un mínimo de sinceridad.
Lo digo muy directamente: espero cambios que se realicen, ante todo, en la forma como los órganos de poder político (Partido, Estado, gobierno) intervienen en la esfera pública.Hasta ahí no hay problemas. O sí. Arango espera que se realicen cambios en la forma en que los órganos de poder intervienen en la esfera pública pero, fiel reflejo de una impotencia largamente cultivada, no espera ningún cambio en la manera en que los ciudadanos intervengan en la política nacional. Pero eso es una objeción menor. El problema real surge porque Arango no se detiene allí mismo sino que sigue leyendo. Y de lo que se trata su lectura es de algo más difícil de conseguir que el cruce entre un unicornio y una quimera. Del animal mitológico de que habla Arango es del socialismo democrático. Téngase en cuenta que se refiere al socialismo tal y como se concibe en Cuba. O sea, monopartidista y mononeuronal.
Trato de decirlo de otra manera, de invertir el punto de vista: los cambios que necesitamos, los que ya están en marcha, me parecen insuficientes y, sobre todo, contradictorios, a veces hasta reaccionarios (en el sentido en que comprendo esa palabra) si no se democratizan los modos de participación en la esfera pública: los modos en que, en un proyecto de sociedad que espero sea de una vez por todas democrático, esa esfera sea pública en un sentido horizontal, en la que “han de estar repartidas por igual no sólo las posibilidades de escuchar y de formarse un juicio privadamente, sino también las posibilidades de expresarse” y de “ser escuchado” (Peters).
Monopartidismo democrático, castrismo democrático, son oxímoron tan ejemplares como “hielo abrasador”, “fuego helado” y “caballerosidad proletaria”. Pero más allá de los hallazgos retóricos Arango debería entender que el primer deber de todo debate intelectual es no enturbiar los temas en discusión. El viejo recurso con la intelectualidad cubana disimulaba cualquier debate sobre el carácter totalitario del régimen (la oposición capitalismo- socialismo) hace rato que dejó de tener sentido. En economía el gobierno ha optado por el capitalismo de estado y por el fascismo en política. Un fascismo con retórica de izquierdas, claro está, para no incomodar a los viejos aliados. Pero lo único debatible, si es que a Arango y los suyos les interesa seguir escribiendo ponencias, es la disyuntiva dictadura – democracia y por lo visto (por mucho que lo disimulen) al castrismo le anda faltando un Alberto Lamar de Schweyer que lo justifique con un mínimo de sinceridad.
Magistral, en su totalidad.
ResponderEliminarEste Arango me recuerda a fray Antonio Casto de Bruces, aquel monje español que en 1562 propuso juntar a los padres franciscanos con las madres carmelitas en monasterios comunes para salvaguardar el pudor. Era un proyecto curioso, sin duda. Una pena que lo quemaran vivo en el primer auto de fe de 1563.
ResponderEliminarse me habia escapado. arango era tambien de aquel grupito de carlos marx-yaguajay [el pre "proletario", aunque mas bien guajiro y marginal en contraposicion a vento] que el maestrazo de cardoso recluto para tener discipulos. porque se supone que para ser maestro haya que tener discipulos. o no? sigue [arango] por la casa de siempre?
ResponderEliminarEnrisco, un comentario donde llegas a la misma conclusion que he sostenido hace algun tiempo de que elregimen actual vigente en Cuba es un facismo logico. Y le agregamos las poses de borracho --pequeñas adiciones del general presidente
ResponderEliminarEnrisco, un comentario donde llegas a la misma conclusion que he sostenido hace algun tiempo de que elregimen actual vigente en Cuba es un facismo logico. Y le agregamos las poses de borracho --pequeñas adiciones del general presidente
ResponderEliminarAsere, ya yo había leído tus cartas a Arturo Arango (y Parreño) pero las había olvidado. De verdad que son unas joyitas.
ResponderEliminarMuy interesante como de costumbre, y como de costumbre tambien es la intencion debido al desmoronamiento de la base idelogica de tratar de calzar al viejo regimen con cualquier cosa que de la impresion de ser nueva. Algo asi como querer lograr un plato nuevo con los mismos ingredientes solo que batiendo un poco mas la misma mezcla. A lo mejor me equivoco y logran el merengue-socialismo. Cualquier cosa se puede esperar de esa tribu.
ResponderEliminarLo mejor que se ha escrito sobre Arango y Parreño salió de Héctor Zumbado. Citó en su libro "Prosas en ajíaco y poesías que dan aco" una pequeña joya del verso y la canción, obra, según él, de un grupo de estudiantes de arquitectura de la CUJAE en un corte de caña. Dice así (con ritmo de mozambique):
ResponderEliminar"Arango y Parreño
eran dos señores,
trajeron la caña
los muy jodedores,
y no hay quien discuta
que Arango y Parreño son
HIJOEPUTAS"...