Uruguay, se queda, Ghana, se queda con las ídem

Uno de los juegos más marrulleros que he visto en mi vida y claro, tenía que ganarlo Uruguay. Como espectáculo es uno de los partidos más emocionantes en años pero como fútbol fue un gran juego de volleyball. Un delantero que en los últimos segundos se convierte en portero. La estrella de los africanos que falla el penal que le hubiera dado el paso a su equipo a semifinales. Los africanos que disparan dos veces a las manos del portero oficial en la tanda de penales y el Loco Abreu que -haciendo honor a su sobrenombre- decide el partido tirando un penalti a lo Panenka. Con esos ingredientes no podía ser un juego bueno pero seguramente será memorable. Si no pregúntenle a Asamoah Gyan que cada día de su existencia recordará que la oportunidad de meter a un equipo africano por primera vez en semifinales la estrelló contra el travesaño. Los uruguayos, responsables de la mayor decepción ajena en una copa del mundo –el “maracanazo”- vuelven a cogerle el gusto. Hoy, en el estadio “Nelson Mandela” fueron autores del “mandelazo”.