El rey de la novela negra cubana Leonardo Padura (evitemos los malos chistes que hagan referencia a la novela negra y a la mulatez del autor) se hace esa pregunta en El Nuevo Día (de Puerto Rico) con la cautela con que algún policía de su paternidad entrará en la guarida de los malevos. Más o menos con la misma cautela que este autor ha sobrevivido a ese campo minado que es el mundo literario de la isla. Primero le parece excesivo el interés del mundo exterior por los posibles cambios en Cuba. Como si no hubiera guerras o calentamiento global en qué ocuparse. Pero entonces se da cuenta que por ese camino el artículo se le acaba en el primer párrafo: si no hay nada que esperar no hay novela. Cae en cuenta de que tanta expectativa quizás se pueda deber a que el Comandante está malito. Luego, siguiendo la regla de oro de los periodistas cubanos habla de la hostilidad del imperialismo y el embargo como quien se ajusta un chaleco antibalas y se pega a la pared para que no lo confundan con los otros y no caer víctima del fuego amigo. Así, despacito, hasta entrar en el asunto o en la guarida de los malos que es más o menos lo mismo. Sólo que no hay malos. Resulta que más allá del excesivo interés desde el exterior nuestro detective descubre –como si se topara con una víctima atada a una cañería del sótano- que los cubanos al parecer también están interesados por el cambio. Tampoco nada radical, cambios económicos, mejoras en el transporte, la educación, la salud, no que les corten las ligaduras sino que se las aflojen un poco para que no se les corte la circulación. Pero claro, eso es una mala metáfora. La metáfora perfecta de los cambios la encuentra Padura en el hecho de que se ha puesto por televisión un documental de pelota prohibido desde hace cinco años. Los cambios según Padura deberán ser económicos pero no se le ocurre nada mejor que hablar de pelota. Hay un querer decir y no poder en el artículo que hecha por tierra la imagen del intelectual detective tratando de ayudar a la víctima. Padura habla como si también estuviera amarrado en el sótano y ser detective fuera uno de los tantos delirios que se permite. Le han quitado la mordaza para que hable por teléfono con el exterior asegurando que él y el resto de los secuestrados están bien, que si se paga el rescate no les van a hacer nada. Sólo hace falta que le den a sus captores un poco de tiempo y tiempo –y mucho- es justo el monto del rescate.
Blog personal y casi tan íntimo como una enfermedad venérea pensado también para liberar al pueblo cubano, aunque sea del aburrimiento. Contribuyentes: Enrisco (autor de “Obras encogidas” y “El Comandante ya tiene quien le escriba”), su alter ego, la joven promesa de más de cincuenta años, Enrique Del Risco. Espacio para compartir cosas, mías y ajenas, aunque prefiero que sean ajenas. Quedan invitados a hacer sus contribuciones, y si son en efectivo, pues mejor.
lunes, 11 de febrero de 2008
Cuba ¿cambia o no cambia?
El rey de la novela negra cubana Leonardo Padura (evitemos los malos chistes que hagan referencia a la novela negra y a la mulatez del autor) se hace esa pregunta en El Nuevo Día (de Puerto Rico) con la cautela con que algún policía de su paternidad entrará en la guarida de los malevos. Más o menos con la misma cautela que este autor ha sobrevivido a ese campo minado que es el mundo literario de la isla. Primero le parece excesivo el interés del mundo exterior por los posibles cambios en Cuba. Como si no hubiera guerras o calentamiento global en qué ocuparse. Pero entonces se da cuenta que por ese camino el artículo se le acaba en el primer párrafo: si no hay nada que esperar no hay novela. Cae en cuenta de que tanta expectativa quizás se pueda deber a que el Comandante está malito. Luego, siguiendo la regla de oro de los periodistas cubanos habla de la hostilidad del imperialismo y el embargo como quien se ajusta un chaleco antibalas y se pega a la pared para que no lo confundan con los otros y no caer víctima del fuego amigo. Así, despacito, hasta entrar en el asunto o en la guarida de los malos que es más o menos lo mismo. Sólo que no hay malos. Resulta que más allá del excesivo interés desde el exterior nuestro detective descubre –como si se topara con una víctima atada a una cañería del sótano- que los cubanos al parecer también están interesados por el cambio. Tampoco nada radical, cambios económicos, mejoras en el transporte, la educación, la salud, no que les corten las ligaduras sino que se las aflojen un poco para que no se les corte la circulación. Pero claro, eso es una mala metáfora. La metáfora perfecta de los cambios la encuentra Padura en el hecho de que se ha puesto por televisión un documental de pelota prohibido desde hace cinco años. Los cambios según Padura deberán ser económicos pero no se le ocurre nada mejor que hablar de pelota. Hay un querer decir y no poder en el artículo que hecha por tierra la imagen del intelectual detective tratando de ayudar a la víctima. Padura habla como si también estuviera amarrado en el sótano y ser detective fuera uno de los tantos delirios que se permite. Le han quitado la mordaza para que hable por teléfono con el exterior asegurando que él y el resto de los secuestrados están bien, que si se paga el rescate no les van a hacer nada. Sólo hace falta que le den a sus captores un poco de tiempo y tiempo –y mucho- es justo el monto del rescate.
tengo la última.
ResponderEliminardice silvio que padura quiere irse pa chile con él.
y se llevan a eliecer, a ver si le adelantan un poco en su peregrinacion cheica.
ResponderEliminarEnrisco, asere te cuelo aca el comentario porque como mismo tu me planteaste justo antes de la primera Sam Adams el dia de la presentacion en Manhattan, el que quiera enterarse que entre al blog. Hermanito ya termine tu libro, o sea de leerlo, en lenguaje preuniversitario o asere: Encojonao. Pasando al sapingonauta intelectualoide: el libro es un trayecto desde la historia no contada, pasando por la desmitificacion hasta llegar a la historia ficticia de los que nunca tuvieron historia; un buen guantazo al rostro del puritanismo historico. El leon contando en el bar historias de cacerias.
ResponderEliminarUn abrazo
Qué premio Hammet ni que nada! Padura haciendo de Spade es un desastre total! No hay que ser detective, ni etnografo, ni siquiera letrado (del sistema) para 'oler' (yo que soy colombiano lo digo a miles de metros de distancia) que lo que necesita Cuba son cambios y ya!
ResponderEliminarPadura la mía.
ResponderEliminarMe encanta este blog. Me río tanto con lo que escribe Enrisco como con los comentarios.
ResponderEliminarY, caballeros, no la cojan con Padura que el tipo lucha su yuca con cierta elegancia. De las novelas de él a las de Abel Prieto(cuya melena me recuerda a Celina la de Reutilio) va un gran tramo. Desmayen con el pobre mulato, que al menos no aparece en la cetegoría de los HP, lo cual en Cuba ya es bastante.
tienes razon inesita: no creo que padura sea un mal tipo y es mucho mejor escritor que Prieto lo cual no es necesariamente un elogio. Padura digamoslo de alguna forma tiene remedio, no creo que es de esos tipos que tenga demasiadas cosas de que avergonzarse pero siempre se puede empezar. kafka decia mas o menos que hay un punto del que no hay regreso y que ese punto puede ser alcanzado. no es que este que este llamando a crear unas "Brigadas Pro Etica Intelectual Jose de la Luz y Caballero" pero el campo publico es -entre otras cosas- el sitio donde ejercemos cierta vigilancia etica de la que nadie debe estar a salvo. estoy de acuerdo con quienes criticaron a Borges por su apoyo a la dictadura argentina aunque no con los que invalidaron su literatura por esa razon. Borges demostro ser un tipo redimible, abierto a esa critica atacando a la dictadura que una vez defendio (cuando todavia estaba en el poder). el castrismo, al menos entre aquellos que lo conocen bien esta mas alla de cualquier justificacion etica y mencionar la precariedad material eludiendo la otra es un modo concreto de justificarlo. tal vez este equivocado pero justo porque creo en eso es una de las razones por las que por ejemplo no modero los comentarios de este blog.
ResponderEliminarCoño Enrique, me perdiste con eso de "evitemos los malos chistes que hagan referencia a la novela negra y a la mulatez del autor". Ahora que tenemos un sustituto de segunda de Nicolás (la mulata gélida es siberiana)vienes y lo jodes. ¿Y qué es lo que ocurrió entre el japonés y el catalán?
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