Disculpen por no haber participado en el animado debate que generó mi post sobre Eliades Acosta pero en estos días no tuve acceso a Internet. Sólo para responderles a todos más o menos al mismo tiempo quiero aclarar que el problema no es con el Ichi, socio de casi toda la vida (a menos que él insista en lo contrario y diga que, por ejemplo, soy mal padre) ni con el señor Acosta a quien no recuerdo haber visto nunca en mi vida. Se trata del rol que encarna ahora que es muy diferente cuando en 1988 atacaba la publicación de libros inéditos de Virgilio Piñera. En aquella época era un oscuro funcionario de provincias nostálgico por los 70, la época dorada de la represión cultural cuando a tipos como a Piñera se les ponía en su lugar, un tipo que quería reducir la realidad a las dimensiones del muy burdo marxismo que había aprendido quién sabe donde. Pero ahora se trata justamente de alguien que de momento ostenta poder suficiente para mutilar la realidad a la medida de su estrechísima e intolerante visión del mundo. Hace rato no aparecía en el campo cultural cubano alguien que acometiera con esa fiereza y convicción el rol de intimidador de un mundo intelectual bastante tímido de por sí. Acosta es ahora el heraldo de la buena nueva: ya no se vale decir que prefieren no hablar de política. Los tiempos del compromiso obligatorio han regresado. De ahí que insista yo en lo aclarar lo que me proponía en el post anterior:
1.- Alertar sobre los peligros de la imparcialidad cuando la realidad no te deja opciones. Creo que era Marcuse el que decía que ante casos como el de la guerra de Vietnam o el Ku Flux Klan no había espacio para la imparcialidad.
2.- Insistir en lo difícil de mezclar política, ideas muy particulares de la idiosincrasia nacional, juicio moral y afectos personales. No le discuto a nadie que tenga el afecto que quiera por quien quiera pero de ahí a tratar de convencernos a los demás de las bondades de lo que técnicamente se define como un hijo de puta con corazoncito pero sobre todo con mucho poder va un trecho largo. Salvando las distancias me recuerda que lo que más sorprende a los visitantes de Auschwitz es que junto al campo de concentración estaba la casa del jefe del campo y la imagen de buen padre de familia y hombre culto y religioso que transmite.
3.- Insistir en que cuando se trata de un personaje público, representante entusiasta de una dictadura, y encima con no poco poder al que no ha hecho ascos en asumir no hay disculpas personales por las razones que tan bien enumera Salcedo. Por esa compaña de intimidación contra gente que no tiene derecho ni espacio para la réplica es por lo que lo enjuicio.
4.- Quitarme cualquier tentación de trabajar por que en algún futuro del castrismo post- Castro me obsequien con una embajada en Burundi. El marido de una prima mía ya ocupó ese cargo en los 70 y todo parece indicar que era una mierda.
1.- Alertar sobre los peligros de la imparcialidad cuando la realidad no te deja opciones. Creo que era Marcuse el que decía que ante casos como el de la guerra de Vietnam o el Ku Flux Klan no había espacio para la imparcialidad.
2.- Insistir en lo difícil de mezclar política, ideas muy particulares de la idiosincrasia nacional, juicio moral y afectos personales. No le discuto a nadie que tenga el afecto que quiera por quien quiera pero de ahí a tratar de convencernos a los demás de las bondades de lo que técnicamente se define como un hijo de puta con corazoncito pero sobre todo con mucho poder va un trecho largo. Salvando las distancias me recuerda que lo que más sorprende a los visitantes de Auschwitz es que junto al campo de concentración estaba la casa del jefe del campo y la imagen de buen padre de familia y hombre culto y religioso que transmite.
3.- Insistir en que cuando se trata de un personaje público, representante entusiasta de una dictadura, y encima con no poco poder al que no ha hecho ascos en asumir no hay disculpas personales por las razones que tan bien enumera Salcedo. Por esa compaña de intimidación contra gente que no tiene derecho ni espacio para la réplica es por lo que lo enjuicio.
4.- Quitarme cualquier tentación de trabajar por que en algún futuro del castrismo post- Castro me obsequien con una embajada en Burundi. El marido de una prima mía ya ocupó ese cargo en los 70 y todo parece indicar que era una mierda.
Enrisco, yo creo entender lo que dices de que no es al ichiban al que atacas, pero al parecer el propio ichi se aqueja de lo que yo veo...acabo de leer en su blog lo siguiente:
ResponderEliminar"Que todo sea en aras de la creación, que todo sea por lo que queda de esa amistad que, tal y como van las cosas, anuncia una llegada bastante maltrecha a la meta."
maltrecha amistad?! y "escuela sectaria"...esto, unido a unas cartas raras ahi de ichi a cubaencuentro que lo metio dentro de una seccion ahi llamada "contraencuentro"...no te parece que hay algo raro aqui...yo creo que el esta un poco sensible, se siente un poco dejado, un poco agredido, como que hay una cospiracion antisushi en todo esto.
ayer hable con el Ichi y no parecia haber ningun problema entre nosotros. Yo al menos no tengo ninguno con el. Como el mismo me recordaba es una amistad de 22 anos que ninguna discusion sobre un personaje asi va a erosionarla. Y definitivamente si hay conspiracion no soy parte de ella. Yo tengo un defecto grave para todo el que pretenda ser escritor: hablo demasiado claro. asi que no me leas entre lineas que bastante trabajo paso en que las lineas mismas que escribo digan exactamente lo que pienso. Ahora me meto en el blog del Ichi a ver que dice. Gracias por el comentario.
ResponderEliminarno, no te leo entrelineas. el blog de ichi, si tefijas, tiene un tono triste, melancolico...yo creo que el se siente aislado, dice cosas que corresponden en el discurso de eso que llaman un "has been"...no se, me parecio.
ResponderEliminaracabo de hablar con el y me dijo que no habia problemas, que se referia a una tendencia general y le creo. definitivamente el proximo post va a ser de jardineria o algo asi pero sin mencionar los ikebanas porque lo tomarian como una alusion al Ichi y volveriamos a lo mismo.
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