lunes, 27 de octubre de 2014

Fue Cuba


El escritor César Reynel Aguilera publica hoy una reseña sobre el libro recién editado "Fue Cubadel escritor y periodista argentino Juan Bautista Yofre donde trata de reconstruir la trama detrás de la creación de movimientos guerrilleros en toda Latinoamérica alentados desde La Habana y Moscú valiéndose de información inédita sacada de los archivos de la inteligencia checoslovaca. (No está de más recordar que era la capital checa una suerte de bisagra entre el mundo capitalista y el comunista en los años 60's). Le agradezco a César Reynel Aguilera la extremada cortesía de hacerme llegar su texto. El libro lo pueden comprar acá.

Historia y archivos
Por César Reynel Aguilera  
Acaba de salir publicado un libro que, creo, será imprescindible para el estudio de la revolución cubana. Me refiero a “Fue Cuba”, del escritor y periodista argentino Juan Bautista Yofre. Un libro que desmonta, fecha a fecha y dato a dato, una buena parte de los cuentos de hadas que el castrismo y la academia liberal estadounidense han propagado con fruición durante décadas. 
Apoyado en los archivos de la antigua Inteligencia checoslovaca, Juan Bautista Yofre reconstruye la participación cubana en cuanta guerrilla —supuestamente autóctona— floreció en Latinoamérica después de enero de 1959. El énfasis del libro —en razón de la nacionalidad del autor y sus profundos saberes de la Historia argentina— se centra en la figura de Ernesto Che Guevara y en la famosa “Operación Manuel”.Creo que es un libro del que se hablará mucho. Su fuerza radica en las fuentes de información que utiliza. Ya no se trata de las anécdotas, de la extrapolación, o de las deducciones. Los datos que este libro ofrece son incontrovertibles porque están basados en los registros fríos, descarnados y profesionales, que dejaron cientos de hombres y mujeres, muchos de ellos simples burócratas, sin pensar que hacían Historia. 
Varias cosas que leí en este libro me han dejado pensando después que terminé de leerlo. Una de ellas es la falta de profesionalidad —rayana en la chapucería— del personal cubano encargado de la famosa “Operación Manuel”. Las pifias y novatadas de esa tropita —comandada por Ramiro Valdés y Manuel Piñeiro— fueron tantas y tan variadas que uno termina preguntándose si esa Operación nunca pasó de ser algo más cercano a un ejercicio de entrenamiento que a cualquier otra cosa.
Algo que habla en ese sentido es la ausencia, en la documentación reportada por el libro, de personal cubano que ya en el momento de la Operación Manuel tenía años, algunos de ellos décadas, de trabajo clandestino y entrenamiento de inteligencia en la URSS. Llama la atención la ausencia de nombres como los de Isidoro Malmierca, Fabián Escalante, Emilio Aragonés o —si hubieran querido un asesor de altos quilates— Ramón Nicolau. Es como si los soviéticos le hubieran ordenado a los checos ocuparse de los improvisados mientras dejaban para ellos, para la KGB, el trabajo con los verdaderos profesionales. De ser así, entonces, el nombre más adecuado para esa Operación bien podría haber sido “Manuela”.               Otra cosa que demuestra este libro es la psicopática capacidad que tiene Fidel Castro para mentirle a los cubanos y a la opinión pública internacional. Los años de la Operación Manuel coinciden con la supuesta época de alejamientos y desencuentros —a partir del bochornoso desenlace de la Crisis de los Misiles— entre el castrismo y la URSS. 
Durante esa época era raro el discurso de Castro I que no llevara una crítica, velada o abierta, a la Unión Soviética. Esos fueron los años de la “tronadera” de viejos comunistas y de la reafirmación, con gritos y deditos estirados, del camino “independiente” de la revolución cubana y del compromiso inquebrantable del “pueblo cubano” para con los revolucionarios Latinoamericanos. 
Hoy los archivos demuestran que mientras Castro I formaba sus aspavientos los soviéticos autorizaban a los checos para que todas esas tonterías de la revolución mundial, el foquismo, las guerrillitas de tres por kilo y el socialismo de abracadabra, se orquestaran desde Praga y bajo un asesoramiento y un apoyo logístico que solo parecen haber garantizado, a fin de cuentas, el más rotundo de los fracaso.                 Eso me lleva a pensar en la que quizás sea la mayor roncha que este libro levantará dentro de la trasnochada izquierda Latinoamericana. Me refiero a la posición tonta, rayana en el patetismo, en la que deja a Ernesto Che Guevara. Un hombre que se llenó la boca criticando a la Unión Soviética para después dejar que todos los detalles de sus grandiosos planes pasaran bajo la supervisión, y “ayuda”, de los servicios de Inteligencia de un país —Checoslovaquia— que no eran más que una sucursal de la KGB.   No en balde, parece decirnos Juan Bautista Yofre, Manila nunca contestó.

5 comentarios:

  1. Nota desde Canadá:

    Los libros en formato Kindle se pueden acquirir desde Amazon.ca Pudieras poner mas de tus titulos en formato Kindle? Gracias en nombre de tus lectores de estas frias tierras! :)

    ResponderEliminar
  2. Estimado Enrique: Gracias por reproducir el análisis de César Reynel Aguilera, mi "sherpa" sobre algunas intimidades cubanas difíciles de conocer desde la Argentina. Te agrego que el libro está disponible en Amazon a us 10.99 (según la Editorial) y que nada tiene que ver con el precio de us 50.
    Un abrazo, Juan Bautista Yofre.

    ResponderEliminar
  3. Ah, San Ernesto del Delirio, por no decir de la Arrogancia Infundada (la cual, por cierto, acabó siendo una enfermedad mortal). Pero no se preocupen mucho por la izquierda trasnochada y sus posibles ronchas. Por supuesto chillará, si es que se digna a admitir la existencia del libro, pero seguirá en las mismas. Lo mejor que se puede decir de esta gente, igual que de los que corren con el New York Times, es que son incorregibles (aunque yo no diría, como Borges, que no son ni buenos ni malos, pues no llego a tanta gentileza).

    ResponderEliminar
  4. Esta historia me es muy cercana , pues por razones profesionales conoci a varios de los que en este libro se mencionan.
    A principios del 67 cuando se hizo evidente la possible participacion del Che en la guerrilla boliviana , se lo comente a un Viejo comunista de la epoca de Mella y me dijo ""Eso no va a nin guna parte , los van a cazr como patos en laguna""

    ResponderEliminar
  5. Si no hubiera causado tanto daño directa e indirectamente, en Cuba y fuera de ella, lo del Che sería todo un sainete digno del teatro bufo. Lo único que lo hace de cierta manera superior al Gran Farsante, un tal Fidel Castro, es que aparentemente el Che creía en sus teorías locas y perversas, y Fidel nunca creyó en nada—algo propio del que miente tan naturalmente como respira. El gran problema del Che, o uno de ellos, es que estaba divorciado de la realidad, pues en su considerable arrogancia creía posible lograr que la realidad se plegara a sus ideas de cómo eran o debían de ser las cosas. Esa arrogancia también estaba detrás de que se sobre-estimara de una manera no ya penosa sino hasta cómica, y acabó por costarle la vida. Por lo fácil que había sido el triunfo en Cuba, se creyó todo un Gran Guerrillero capaz de triunfar en cualquier lugar, aunque su experiencia en África debió haber sido un buen escarmiento pero no lo fue. Posiblemente pensó que había fracasado allí por culpa de los africanos con los que tuvo que funcionar, a los que seguramente veía como seres muy inferiores y demasiado primitivos. Se le pudiera tener cierta lástima por ser un comemierda equivocado, pero había demasiada maldad o demasiado sadismo, aunque él creyera que sus metas lo justificaban todo.

    ResponderEliminar