martes, 6 de septiembre de 2011

La felicidad y los muertos


“Y en este día que me perdonen los muertos de mi felicidad”. Con aquella fórmula el joven Silvio Rodríguez nos descubría, no sin audacia, cuánto de egoísta e inescrupuloso hay en la felicidad de cada cual. De entonces a ahora, de aquél Silvio entusiasta y crítico de una dictadura más o menos reciente, al incondicional de esa misma dictadura en plena decrepitud los muertos de su felicidad no han hecho más que aumentar, hacerse más literales. Una felicidad tan costosa como la de estrenar casa de 5000 metros cuadrados en un país donde hay gente en la cárcel por no poder justificar la compra de un saco de cemento, una felicidad mezquina y criminal cuando se debe pagar al contado con fusilados, presos y gente ahogada en plena fuga. Ahora, cuando más la defiende, los muertos de esa dictadura –ante los cuales los que le atribuyen a su odiado Posada Carriles no constituyen más que una pequeñísima porción, si me permiten la grosería matemática- son más suyos que nunca. Mi pregunta es: ¿Silvio, cuántos muertos más querrás que te perdonen?   

8 comentarios:

  1. ¡¿De verdad Silvio Rodríguez es tan miserable como parece?! Cómo puede vivir con esta conciencia... si es que tiene.

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  2. En esa canción el cantautor se refería a vivir en un país libre. Yo no sabia lo que era la libertad ni la felicidad hasta que llegue a los Estados Unidos. Como es el caso de tantos exiliados, tenemos mas bien que agradecerle a esos "cabrones vivos de nuestra felicidad", a todos esos viejitos octogenarios, cada día mas babosos y seniles, que se niegan a desaparecer.

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  3. bribones como ese, han habitado siempre en este mundo...yo diría que tampoco los vivos de su felicidad lo perdonaremos...hala mecate...abyecto....que vaina enrisco!! formidable tu artículo...un abrazo..trujillo

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  4. Silvio no fue más pro Fidelista que cuanto y hasta donde lo éramos todos; Cuba era el enemigo de aquel que causaba las atrocidades en Viet Nam, era la época de las fotos horribles de la niña desnuda corriendo. Silvio cantaba 'Yo vi la sangre de un niño correr', cómo no estar con él y con el régimen 'transparente y lindo', ignorantes como éramos dada la info que teníamos, ¡ estábamos en la luna!

    Pero Silvio viajó y tuvo acceso a la otra cara oculta. Silvio , o bien se acomodó a las mieles del poder o ya llevaba en sí el peor germen, el del egoismo y la ruindad humana, el del compromiso interesado con el abuso, aunque lo sublimara bella y poéticamente, convirtiéndose en el rapsoda del régimen, negando la sangre vertida cuando las circunstancias lo dejaban, y justificándola cuando no.

    Su evolución personal ha sido nefasta, se merece su cara avenjentada y culpable de toda infamia, y por supuesto se mereció la goleada dialéctica que le metió C.A. Montaner hace pocos años.

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  5. Silvio no fue más pro Fidelista que cuanto y hasta donde lo éramos todos; Cuba era el enemigo de aquel que causaba las atrocidades en Viet Nam, era la época de las fotos horribles de la niña desnuda corriendo. Silvio cantaba 'Yo vi la sangre de un niño correr', cómo no estar con él y con el régimen 'transparente y lindo', ignorantes como éramos dada la info que teníamos, ¡ estábamos en la luna!

    Pero Silvio viajó y tuvo acceso a la otra cara oculta. Silvio , o bien se acomodó a las mieles del poder o ya llevaba en sí el peor germen, el del egoismo y la ruindad humana, el del compromiso interesado con el abuso, aunque lo sublimara bella y poéticamente, convirtiéndose en el rapsoda del régimen, negando la sangre vertida cuando las circunstancias lo dejaban, y justificándola cuando no.

    Su evolución personal ha sido nefasta, se merece su cara avenjentada y culpable de toda infamia, y por supuesto se mereció la goleada dialéctica que le metió C.A. Montaner hace pocos años.

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  6. en su "Segunda cita" acabo de dejarle un enlace a este artículo, e insistí en la pregunta "Cuántos muertos más...
    no espero que lo publiquen claro, pero que sepa que sabemos...

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