Brasil era el favorito para ganarle el partido de cuartos de final a Croacia justo hasta el comienzo del partido. Una vez que el balón empezó a rodar con intenciones aviesas en ambos sentidos quedó claro que el juego lo podía ganar cualquiera. Brasil era un río potente tratando de desbordar a Croacia por los extremos con Raphinna y Vinicius y de horadar la defensa croata por el centro con Neymar y compañía. Croacia era una roca, inmutable ante el aluvión brasileño dirigidos por el cambolo mayor, el marmóreo Modric.
El problema fue que el torrente brasileño no tenía una era geológica a su disposición para desgastar a los croatas sino apenas 90 minutos en los que el marcador se mantuvo intacto. Para esos casos alguna vez la FIFA resolvía los empates lanzando una moneda al aire pero en vistas de lo que la institución hace con el dinero se ha optado por el alargue de media hora en la que los jugadores ya cansados son menos eficaces que en la hora y media anterior.
Esta vez sin embargo ocurrió el milagro: Neymar, el jugador que antes pasaba más tiempo horizontal sobre el césped que erecto, como le corresponde a un homo sapiens futbolensis, ha dado enormes pasos evolutivos en campo llegando incluso a liderar su equipo en momentos difíciles. Ya iba el partido por el minuto 106 y Neymar consiguió atravesar la muralla croata con pelota y todo y en lugar de aprovechar una magnífica oportunidad para dejarse caer en el área chica y pedir un penalti siguió avanzando y en haciendo una torsión increíble clavó el balón en el techo de la portería. El asunto estaba en meterse un par de minutos celebrando el gol y luego aguantar otros doce minutos a que se les acabara el tiempo a los desesperados croatas.
Pero no ocurrió nada de eso. Los croatas se mantenían tan pétreos como al inicio del juego solo que ahora las piedras empezaron a cercar la portería brasileña como el bosque a Macbeth. Las piedras avanzaban mientras el torrente verdeamarelo se había quedado sin piernas. Orsic, acabado de entrar penetró por el extremo izquierdo donde Danilo el defensa brasileño con las piernas en estado líquido no podía hacer otra cosa que preguntarle la hora. Pero el croata tenía su propio plan y le pasó la pelota a Petkovic quien empató el juego a tres minutos del final.
La tanda de penales llegó para los brasileños con la marcha fúnebre de Chopin como banda sonora. Y en efecto, mientras los croatas no fallaban ni un disparo los bailadores de samba fallaron dos haciendo las delicias de todos los patones de este mundo que dirán que para lo único que deben usarse las piernas en un campo de fútbol es para patear el balón y, si acaso, el cuerpo de algún contrario.
Ahora por segundo mundial consecutivo Croacia llega a semifinales mientras Brasil acumula cinco mundiales sin pasar de cuartos. Bueno, si se exceptúa al mundial de 2014 en que llegó a semis donde fue eliminado por Alemania en el famoso 7 a 1. Pero eso es lógico que no quieran recordarlo.
Tremendous. Así mismo, a este nivel gana quien cometa menos errores y aproveche los del contrario
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