martes, 15 de noviembre de 2022

Y que nadie me hale la manga..

 Hace años escribía sobre la importancia que tiene la celebración de los cumpleaños para el ego del inmigrante pues el ego es la única posesión segura que tiene. "Cuando todo cambia en rededor el ego es la única referencia estable" dije en "Siempe nos quedará Madrid". Dentro de los rituales de cuidado y conservación del ego tienen espacio privilegiado los cumpleaños. Y he hecho algo que no se debe hacer con lo que uno escribe: tomármelo en serio. De ahí que cumpleaños se han convertido en fiestones en los que me paso el día cocinando para medio barrio y que celebro con los amigos músicos y los otros, los que más disfrutan. Este año los amigos decidieron sorprenderme a mí. Guiados por el impulso incontenible de Mary Lou -que tiene en su currículum la producción del video de “Me voy” que lanzó la carrera de Cimafunk a la estratósfera- decidió movilizar a mis amigos y a los suyos para obsequiarme con un regalo monstruoso. Un video con canciones, poemas y dedicatorias de varios músicos a los que admiro muchísimo: empezando con un poema de María Luisa Pérez y siguiendo con intervenciones de Danny Rojo y su banda, Alejandro Frómeta, Raudel Collazo “Escuadrón Patriota”, Frank González, Paquito D’Rivera, Boris Larramendi, El Funky, David Oquendo, Vanito Brown, Oscar Sánchez, Alejandro Gutiérrez, Nam San Fong y el pianista Ahmed Alom. (Disculpen el “name dropping” pero me aterra haber dejado fuera a alguien).

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El regalo estaba coronado con el videoclip de una de mis canciones favoritas: “Villa de París” ese bellísimo homenaje que dedicara el malogrado Raúl Ciro de "Superávit" a Matías Pérez y, con ello, a los inagotables deseos de volar de cada uno de nosotros, de despegarnos de la realidad aunque sea un poco. Para redondear la sorpresa el video se filmaría en buena parte en mi casa mientras yo, andaba en cualquier otro sitio, ajeno a esa tremenda conspiración de cariño.

El resultado, al menos para mí, es entrañable.

El video empieza en el estudio de la pianista Narriman Piña y su esposo Sergio Valdés -creador, entre otras cosas, de la banda sonora de la película “Juan de los Muertos”- quien se encargó de hacer un nuevo arreglo a la canción. De allí la imagen se multiplica por los estudios de Alexis Romay, Nayle Sosa, Ricky Castillo y Daniel Jordán. Las voces están a cargo de la propia Mary Lou, la artista plástica Camila Lobón (quien también editó el video), Mika Cuellar, Liliana Héctor y Alexis Romay. Luego el video penetra en mi casa y va recorriendo las habitaciones junto al rostro de mis amigos, mis hijos, mi mujer, encargada del espionaje íntimo que hizo posible todo ese complot.
Emociona tanta belleza y buen gusto y al mismo tiempo avergüenza que mis amigos se hayan tomado tanto tiempo y trabajo en ese regalo. Y la única manera que se me ocurre de lidiar con esa vergüenza es pensar que solo fui un pretexto para mostrar el cariño que nos tenemos todos por acá y el talento que existe para reflejarlo. La sencillez y el gusto con que está hecho el video hablan por sí mismos. Todo trae la emoción añadida de que hayan elegido, entre todas mis canciones favoritas, la de alguien tan querido y admirado como Raúl Ciro, un tipo cuya extraña capacidad de repartir amor era solo comparable con su talento para expresar ese amor en canciones.
Cuando mi hija me insiste en la suerte de tener amigos tan buenos y talentosos como los míos la única explicación que le encuentro es que si tengo algún talento es el de disfrutar la felicidad de tenerlos justo cuando pasa y no cuando esos momentos son apenas carne de nostalgia. Pero tampoco en eso soy particularmente talentoso: si algo caracteriza a los componentes de la tribu a la que pertenezco es reconocer la felicidad de tenernos los unos a los otros.
Gracias a todos y disfruten del video.

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