Blog personal y casi tan íntimo como una enfermedad venérea pensado también para liberar al pueblo cubano, aunque sea del aburrimiento. Contribuyentes: Enrisco (autor de “Obras encogidas” y “El Comandante ya tiene quien le escriba”), su alter ego, la joven promesa de más de cincuenta años, Enrique Del Risco. Espacio para compartir cosas, mías y ajenas, aunque prefiero que sean ajenas. Quedan invitados a hacer sus contribuciones, y si son en efectivo, pues mejor.
miércoles, 23 de noviembre de 2022
Pin pin, cayó Berlín, pon pon, ganó Japón
Alemania llegaba con sus cuatro campeonatos, sus jugadores inmensos que hacían parecer a los japoneses, un equipo de escolares, personajes de manga. Y la verdad que los alemanes no hicieron mucho por su causa hasta que empezaron a acercarse a la portería japonesa. No es que hicieran mucho daño, pero no hay peor gestión que la que no se hace. Si acampas frente a la portería contraria por un buen rato algo van a conseguir tus jugadores o el VAR. Pues en una esas el portero japonés intentó cabalgar sobre un jugador alemán como si de un cowboy de rodeo se tratara lo que fue sancionado con un lanzamiento desde el punto penal. La falta la cobró Gündogan quien abrió el marcador para Alemania, más o menos como todo el mundo esperaba.
Lo inesperado fue que luego de fallar unas cuantas oportunidades Alemania se tomara con tanta calma el asunto de rematar al equipo manga. Pero, como debieran saber los alemanes desde su infancia, nunca des a un Pikachu por muerto. Los japoneses atacaban, fallando más que el sistema eléctrico cubano, pero al menos iban perdiendo el miedo escénico. En una de esas dispararon, Doan recogió un rebote que dio el portero Neuer y empató el juego. Al rato, en el saque de una falta Asano recibió el pase y mientras el defensa alemán que corría a su lado jugaba a ser el VAR reclamando un fuera de juego el japonés siguió acercándose a la portería hasta fusilar a Neuer a quemarropa y marcar el gol de la ventaja. Todo Japón celebró el gol registrándose temblores de 7 grados en la escala Richter. En los minutos finales los alemanes trataron de hacer lo que no habían hecho en todo el juego, pero entonces fue a ellos a quienes les tocó hacer de termoeléctrica Antonio Guiteras. Pese que hasta Neuer, el portero alemán, se pasó los últimos minutos frente a la portería contraria tratando de cazar alguna pelota a cabezazos el marcador terminó como para que Chano Pozo lo resumiera en una conga: Pin pin, cayó Berlín, pon pon, ganó Japón.
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