La denuncia de
Dianelys Alfonso Cartaya, cantante conocida como La Diosa, de los maltratos físicos continuados que sufriera a manos de Jose Luis Cortés, músico conocido
como “El Tosco”, ha servido para que el machismo cubano se muestre en todo su
esplendor. No por la denuncia en sí que, aunque perfectamente creíble, se
limita al acusado. Ha sido la reacción más o menos unánime del estamento
artístico cubano y de buena parte de la sociedad lo que muestra el
funcionamiento de ese sistema perverso de abuso que por comodidad llamamos
machismo. De un lado están las voces de amigos músicos del artista que han
salido a defenderlo. Sus argumentos son básicamente dos: José Luis Cortés es un gran músico; Dianelys
Alfonso Cartaya no lo es. Aparte de la nula pertinencia que tienen las virtudes
musicales de alguien para exculparlo de una acusación de maltrato físico
(piénsese en Ike Turner, tan gran músico como maltratador) la defensa consiste en reforzar la
base que sostiene y alimenta tal abuso: insistir en la pequeñez de la víctima y
en la grandeza del victimario.
No menos
preocupante es el obstinado silencio del resto de la sociedad empezando por el estamento
musical y terminando por instituciones y personalidades que justifican su
existencia en la lucha por la igualdad de género. A cualquiera que, para poner
en duda la acusación de Dianelys, pregunte ¿Por qué ahora y no antes? bastaría
con responderle: porque incluso ahora una acusación de ese tipo en Cuba parece
demasiado prematura. Porque después de años de campañas en todo el mundo contra
abusos bastante menos graves que los que describe Dianelys Alfonso Cartaya la mayor
parte de la sociedad cubana prefiere ignorar esta
oportunidad única de enfrentar y debatir un tema tan vital como
el abuso doméstico.
Aunque parezca
que todos los ciudadanos cubanos carecen de los mismos derechos casos como el
de Dianelys recuerdan que allí donde impera el abuso las mujeres suelen encontrarse en un grado mucho mayor de
indefensión. Si hay algo que la fábula del Tosco y la Diosa viene a confirmarnos es que incluso a la hora de sufrir la injusticia unas son menos iguales que otros.
Bueno, hay que esperar a que los de arriba, como Mariela Castro, estimen que se le puede sacar buena lasca a combatir al machismo oficialmente, como le han sacado al cuento de los "gay rights" en una sociedad donde no hay derechos para nadie. O sea, paciencia, que la prisa no es revolucionaria, de acuerdo con una autoridad tan grande como Castro II.
ResponderEliminarYO SI LE CREO A LA DIOSA, PUES CLARO QUE SI ERA UNA PERSONA MUY JOVEN Y TENIA NECESIDAD DE TRABAJAR CREAME QUE NO LE QUEDABA DE OTRA, PORQUE DE SEGURO QUE NO LE DABAN EL EMPLEO, Y EXISTEN MUCHOS CASOS MAS IGUAL Y PEOR, QUE AHORA MISMO ESTAN REZANDO EL PADRE NUESTRO, CLARO LO IMPORTANTE ES QUE NUESTRA REVOLUCION LE DE FRENTE A ESTOS PROBLEMAS QUE TODOS ESCONDEN PORQUE NUNCA ANTES POR LO MENOS EN NUESTRO PAIS NADIE TUVO EL VALOR DE ALZAR SU VOZ Y DECIR INCLUSIVE YA CASI EL TOSCO VENCIDO TODO LO QUE EL FUE CAPAZ DE HACERLE, ES LOGICO QUE TUVO QUE ESPERARPORQUE AUN ASI ES Y ES MUY POSIBLE QUE NADIE QUIERA LLEVAR ESTE CASO A UN PROCEDIMIENTO LEGAL, PERO DE CUALQUIER MANERA TODAS LAS MUJERES VISTIMAS DE VILENCIA Y ACOSO,LEVANTEN SUS VOCES Y QUE SE ESCUCHEN Y MENCIONEN NOMBRES, QUE SI NO SE ABRE NINGUN PROCEDIMIENTO CONTRA LOS VIOLADORES PUES CONTRA USTEDES NADIE LAS PODRA ABRIR. YO SI TE CREO DIOSA
ResponderEliminarEs imposible liberarse del machismo en una isla donde su sátrapa tenía decenas de mujeres a la vez y dejo una descendencia que aún no ha sido bien contabilizada.
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