En Cuba está autorizado
ejercer unas doscientas actividades por cuenta propia pero el activismo social
no es una de ellas. El activismo por cuenta propia es considerado una actividad
enemiga y como tal es perseguido y sancionado por las autoridades pertinentes. Pero
los activistas LGTBI en cambio no tenían que preocuparse. Mariela Castro
directora del CENESEX se encargaba de protegerlos. ¿Qué su padre como ministro
de las fuerzas armadas fue el principal responsable de las UMAP? ¿Y qué? Después
de tantos palos que te ha dado la vida no hay que ponerse exquisitos.
Y así cada año los
homosexuales cubanos tenían su conga con la que pasearse en grupos coloridos por
medio de la ciudad a la luz del día, a ser divinamente escandaloso sin miedo. Como
esclavos el día de Reyes. ¿Qué siempre le enganchaban algún tipo de publicidad
política? Pero ¿acaso los futbolistas no juegan anunciando marcas de zapatos? Pues en Cuba no hay mayor producto comercial que
la (obediencia) política. Un trato como otro cualquiera. Tú me proteges y te
cedemos los derechos de representación para viajar por el mundo anunciando que
en Cuba, si alguna vez se persiguió a los homosexuales, es cosa del pasado. Y
que gracias al CENESEX y la Revolución los homosexuales cubanos tienen
privilegios que no se conocen en ningún otro lugar del planeta, etc, etc. Y la
eterna zanahoria del matrimonio igualitario al que nunca se llega pero del que
siempre se habla.
Y el CENESEX
funcionaba como una corporación, como parque nacional protegido en un mundo ferozmente
antiecológico. Faro luz y guía para muchos. Hasta la semana pasada. Porque de
repente el Ministerio de Salud Pública decidió suspender el día de Reyes gay,
la conga anual de Mariela. El comunicado vino a recordar algo que muchos querían
olvidar. Que el CENESEX se debía al MINSAP, al Estado, al Partido y a la
Revolución. Y que las prioridades de la Santísima Trinidad no eran esos coloridos
desfiles. El imperialismo acecha y puede aprovechar la menor oportunidad para
sacar sus zarpas. En fin, una magnífica oportunidad para que Mariela exhibiera
sus prioridades. Y las exhibió. ¡Y de qué manera!
Mariela no solo apoyó
la suspensión de la conga sino que tildó a la marcha alternativa a la que
convocaron quienes no querían renunciar a su día bajo el sol habanero de “show
convocado desde Miami y Matanzas" [sic]. Y a los que marcharon
"enemigos de la libertad" y "masa de ignorantes”. El hada
madrina de los homosexuales desdoblándose en represora. Dejando ver que su
protección tenía poco que ver con la de Bartolomé de las Casas y mucho con la
de Don Vito Corleone.
Pero tenía razón Mariela.
En la marcha del sábado confluyeron libertad y conocimiento. Al parecer los
convocantes a la marcha temían que lo que estaba en juego era mucho más que el
espacio simbólico de la conga anual. Que la desaparición del artículo 68 del
proyecto constitucional que dejaba la puerta abierta al matrimonio entre
personas del mismo sexo y otras señales no menos preocupantes eran parte de una
tendencia. Que podía presagiar la pérdida irrecuperable del espacio ganado. Así
que decidieron desobedecer a su madrina mafiosa y no permanecer en sus casas en
nombre de la Revolución que tanto les ha dado. Si la Revolución ha sido la
prioridad del país en las últimas seis décadas, si todos los intereses de los
cubanos debían cederle el paso en cada uno de los momentos de sus vidas esta
vez los activistas LBGTI decidieron ser su propia prioridad.
Algunos declararon
que no marchaban contra nada, que seguían fieles a la Revolución, Fidel, el
Socialismo etc etc. Pero eso no bastó para disimular la profunda rebeldía que
significa actuar y vivir por cuenta propia en un país donde el Poder ve a sus
ciudadanos como mera extensión de sus designios y sus derechos como reglas que
cambia a conveniencia. Esa rebeldía casi casual entre tantas rebeldías
conscientes que protagonizan a diario grupos disidentes, artistas contestatarios,
activistas por-derechos humanos o periodistas independientes parecía tener un
aire distinto. Aunque fuera por el mero hecho de marchar durante unas cuantas
cuadras a lo largo en medio de cierta calma, (tensa eso sí), disfrutando por
unos minutos de algo que no sabremos llamar de otro modo que libertad. Una
libertad que, como se vio pronto, terminaba justo al final del Paseo del Prado
pero ocho cuadras de libertad más o menos apacible y múltiple en un país preso sabe a maratón.
Debemos advertir que
dentro de la marcha avanzaba otra rebelión. La de un grupo de activistas de
derechos humanos y periodistas independientes que se saltaron la línea
imaginaria pero generalmente infranqueable que separa a la disidencia
consciente de sí misma del resto de la sociedad. Y por si ese milagro fuera
poco al tropezar con los límites fijados por la policía sobrevino otro. El milagro
de la solidaridad. Porque cuando policías de civil cargaron contra los que
consideraban elementos “externos” a la marcha -porque si la libertad le
resultaba extraña a los marchantes ¿cómo le resultaría a sus represores? hubo
quien salió a defenderlos, dispuesto a correr su misma suerte. Quien entendió
que si la vida debe vivirse por cuenta propia la libertad es asunto de todos
los humanos.
Y ni qué decir del simple hecho que ninguno de ellos ha notado, o si lo ha notado no se ha hecho eco; el mismísimo hecho que tengan a los LGBT organizaditos bajo una institución del Ministerio de Salud Pública delata la no disimulada visión que de ellos tiene el desgobierno, enfermos
ResponderEliminarMuy inteligente comentario
EliminarPobrecitos... No recuerdan la historia
EliminarAunque pudiera servir de algo, este incidente no era necesario para darse cuenta de la realidad de las cosas. O sea, el problema no es ignorancia sino hacerse el sueco o el "equivocado" por conveniencia, oportunismo o perversidad, por no decir hijeputez. A estas alturas, hay que ser francamente idiota (que no ignorante) para no entender por donde le entra el agua al coco.
ResponderEliminarRealpolitik: "Ahí estaba el gato, dormido. Pidió una taza de café, la endulzó lentamente, la probó (ese placer le había sido vedado en la clínica) y pensó, mientras alisaba el negro pelaje, que aquel contacto era ilusorio y que estaban como separados por un cristal, porque el hombre vive en el tiempo, en la sucesión, y el mágico animal, en la actualidad, en la eternidad del instante". Eso dice Borges. Los cubanos en la isla son como los gatos del cuento. Impedidos de acumular experiencia histórica, de vivir en el tiempo humano compuesto de pasado, presente y futuro viven en el eterno presente de la "Revolucion". A mi me choca tanto como a ti ese eterno descubriento del agua tibia pero a la vez lo veo como parte inevitable de la locura de vivir allí.
ResponderEliminarEnrique, evidentemente no me dí a entender debidamente. Mi comentario previo no se refería a los cubanos en la isla, aunque problemas tienen propios de sus circunstancias. Me refería al mundo exterior, sobre todo a los que han comprado el cuento de Mariela Castro y le han hecho el juego, y ahora con este episodio se supone que descubran el agua tibia. Ellos no son gatos de Borges ni mucho menos, son una partida de miserables, o en el mejor de los casos, de comemierdas nocivos, porque apuntalan y prolongan ese maligno fraude llamado "revolución cubana."
ResponderEliminarExcelente texto
ResponderEliminarAh, si hablabas de los de afuera estoy de acuerdo contigo.
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