Hace un tiempo
anunciaba en este mismo blog la publicación del número 12 de la revista
santiaguera La Noria que, entre otras cosas bastante más interesantes incluía
un texto. Ahora me entero que dicho número ha sido incautado por la Seguridad
del Estado local.
Dice su editor,
Oscar Cruz en una nota reproducida por Legna Rodríguez Iglesias en tweeter:
“En la tarde de ayer, la STASI santiaguera recogió el # 12 de La Noria. Es el 2do # que recogen en menos de 1 año. Han hecho fijación absoluta con nosotros aumentando la asfixia.
Santiago se ha convertido en un pudridero ideológico”
Se confirma lo que
deberíamos saber toda la vida pero que hay gente que se da el lujo de ignorar o
de forjarse falsas esperanzas a costa del sufrimiento ajeno. Esto es: que el
régimen no ha perdido un ápice de su vocación y capacidad represiva. Por otra
parte reconforta saber que sigue habiendo en el país gente tan valiosa y tenaz
como Oscar Cruz, editor de la revista que ahora mismo debería estar recibiendo
la solidaridad de todos nosotros.
El régimen no puede perder su capacidad represiva, y aunque perdiera algo de su antiguo gusto por la represión, no se puede dar el lujo de tal “decadencia.” Se trata, por supuesto, de mantenerse a flote y conservar el poder, que cada día resulta más absurdo y ridículo en manos de una partida de viejos chochos que persisten en disfrazarse de militares, empezando por el “General” Castro, que es tan general como yo soy marciano. En medio de tal surrealismo, o mejor dicho, de tal realismo mágico, no se puede dejar de hacer lo que siempre ha funcionado--y prácticamente lo único que esta plaga de miserables sabe hacer bien (aparte del mercadeo de la “revolución” dirigido a extranjeros, pero ese es un público bastante fácil).
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