Me
dejan este comentario en el post anterior:
"La Lenin no deberia dejar de existir incluso aunque cambie el gobierno y la politica. Si bien es un simbolo de la Cuba subvencionada de los años 80, tambien lo es de la juventud de muchisimos cubanos, donde escucharon a los Beatles por primera vez o dieron el primer beso, ojala se salve y en un futuro sea una escuela realmente de elite"
Se
trata de una buena muestra de lo que llamo castrismo sentimental. (Y que me
disculpe el comentarista por tomarlo de ejemplo). Se desprecia el régimen pero
más los lazos sentimentales que va creando la vida dentro de este quedan
intactos. Se condena su dimensión represiva pero se añoran las canciones de Silvio,
comidas o programas de televisión más bien infames y la miserable tarequería
que engendraba el sistema. Y todo es perfectamente comprensible, como
comprensible sería la nostalgia que el preso sienta por la cuchara con que
comía y se defendía en la cárcel.
Y
ahí está otra diferencia entre el totalitarismo y una dictadura cualquiera.
Mientras esta última se limita a ejercer el poder político y, si acaso,
económico, el primero, al intentar transformar la vida de sus súbditos, de
marcar cada espacio -social, privado y hasta íntimo- con su impronta, crea toda
una cultura, una manera de existir. Y quien pide proteger cierto edificio en
nombre de sus nostalgias no se detiene a pensar en cuántas otras construcciones
realmente valiosas desaparecieron ante la furia destructiva de los edificadores
de un mundo nuevo. Y con ellas las vidas reales de generaciones previas.
Nos ofrece la oportunidad de pensar sobre cuánta destrucción se erigen nuestras
actuales nostalgias.
"No hace mucho me sorprendí a mí mismo con una sensación increíble: estaba hojeando un
ResponderEliminarlibro sobre Hitler y al ver algunas de las fotografías me emocioné: me habían recordado el tiempo
de mi infancia; la viví durante la guerra; algunos de mis parientes murieron en los campos de
concentración de Hitler; ¿pero qué era su muerte en comparación con el hecho de que las
fotografías de Hitler me habían recordado un tiempo pasado de mi vida, un tiempo que no volverá?
Esta reconciliación con Hitler demuestra la profunda perversión moral que va unida a un
mundo basado esencialmente en la inexistencia del retorno, porque en ese mundo todo está
perdonado de antemano y, por tanto, todo cínicamente permitido."
Milan Kundera, La insoportable levedad del ser.
Pero tambien pensemos en la Biografia de un cimarron de Miguel Barnet donde se demuestra que se puede encontrar la alegria, el disfrute de la vida, dentro de los predios de una de las instituciones mas denigrantes que invento la humanidad como la esclavitud.
si, nada mas perturbador en esa Biografia de un cimarron que los moemntos de goce en medio del barracon. Y nada mas humano.
ResponderEliminarNo sé que pretende el amigo anónimo con la cita de Kundera, pero lo que interpreto de la misma en nada ayuda a la causa defensora de la Lenin. Y con la de Barnet, Enrique contestó perfectamente, el ser humano intenta serlo, y más cuando no hay mucho espacio para ejercer su humanidad. De ahí a encontrar disfrute y alegría en el barracón... aunque pensándolo bien quizás ayude a entender porqué tantos cubanos (en Cuba) son tan alegres y disfrutan plenamente la vida en su barracón. Saludos.
ResponderEliminar
ResponderEliminarEs Yoyi, el amigo de Enrique que escribio el comentario primero. No queria polemizar con Enrique sino annadir un matiz. Antes que seres politicos, lo cual supone al menos en el sentido aristotelico seres que intentan encontrar la dignidad viviendo en comun, somos entes que se define por el instinto de supervivencia, conatus le llamo Spinoza, endeavour, Hobbes. Luego que se ha vivido mas de medio siglo bajo un regimen politico lo logico es que se intente sobrevivir. Incluso si se abandona el lugar tambien es logico que se sienta nostalgia por el si se han vividos periodos de la vida muy importante en el mismo. Yo confieso que no siento ninguna nostalgia por aquel lugar pero se que soy la excepcion y no la regla.
Saludos a ambos, Miguel y Enrique
Enrisco, me permito responderte, soy la persona del comentario en cuestion.
ResponderEliminarLa nostalgia que se siente no tiene nada que ver con el comunismo ni el castrismo, sino con la juventud, los amigos. Y esa juventud, lo queramos o no, tuvo lugar en un escenario, en un lugar concreto. Hasta ahi me imagino que estamos de acuerdo, solo que tu consideras nociva esa nostalgia, yo no. Peor que la Lenin: la gente van a seguir por muchos an~os cantando canciones de Silvio o viendo en youtube el serial aquel de en silencio ha tenido que ser, pero eso dificilmente quiera decir que prefieren seguir viviendo de aquella manera.
Es que si vamos a deshacernos de todos los recuerdos que esten ligados al comunismo en Cuba nos quedamos vacios! En Cuba absolutamente todo tiene un matiz politico, si seguimos tu logica, hay que "destruir" casi todo, la escalinata de la Universidad por Silvio, el barrio donde crecimos por las fiestas del comite o el malecon por la comdedia de las flores a Camilo y ademas cerca del 100% de la filmografia cubana reciente.
Cuando puse que ojala la Lenin se salve, evidentemente me referia a que se salve como centro de estudios, no como simbolo de un regimen politico corrupto y criminal.
Al fin y al cabo es una cuestion personal la manera en que uno vive su nostalgia o la falta de esta. Ya bastante me ha quitado el regimen comunista, no voy a permitir que me dejen tambien sin mi pasado.
Se me olvido agregar en el comentario anterior, que mas interesante que la Biografia de un cimarron, es Raices de Alex Haley. Cuando la lei me pase semanas pensando en el dilema que tiene Kunta Kinte: casarse y tener hijos como la persona normal que se considera el a si mismo, o no hacerlo, como esclavo que es.
ResponderEliminarAnonimo:
ResponderEliminarLo primero. Espero no haberte ofendido porque no era mi intencion. Reproduje tu comentario porque es algo que sienten muchos y parte de una situacion que has definido muy bien:
"si vamos a deshacernos de todos los recuerdos que esten ligados al comunismo en Cuba nos quedamos vacios"
Es el tipo de dilemas que impone un sistema asi. La esclavitud con todo lo terrible que era al menos en casos como el cubano o el brasileño dejaba un margen minimo para ejercer la cultura propia (en el mundo protestante era todavia mas opresiva en lo ideologico y lo cultural). Esto de lo que hablamos es mucho mas invasivo. Incluso Silvio era, por poner un ejemplo, un simbolo de resistencia (minima pero resistencia al fin) que de pronto se transforma (otros me diran que siempre lo fue) en el centro mismo de ese sistema. Y tienes mucha razon en eso de que cada cual lidia con su nostalgia como puede. Yo solo hablo lo tramposa que suele ser esa nostalgia con uno. Contigo y conmigo. Un abrazo.
El castrismo sentimental es precisamente eso, una perversión, por muy humana que sea. Después de todo, cualquier cosa de la que es capaz el hombre es humana. O sea, el asunto no es que algo sea humano, pues cosas muy malas, dañinas y destructivas lo son—por ejemplo, la envidia y el oportunismo, que fueron factores claves en el desastre cubano, aunque hubieran otros. El asunto es lo funcional, por no decir lo digno o lo moral, que resulta cualquier cosa humana. Pero sí, cada cual va a lidiar con ese sentimentalismo o nostalgia a su manera, sin importar lo que yo piense al respecto. El hecho es que tener que vivir, o sobrevivir, bajo un sistema como el castrismo inevitablemente hace daño, aunque no sea culpa de las víctimas.
ResponderEliminarDecir que la esclavitud era menos invasiva que el comunismo me parece contraproducente. La simple idea de crear escalas dentro de la mayor ignominia no creo que ayude a entender nada.
ResponderEliminarEl máldito síndrome de Estoeselcolmo…
ResponderEliminarNO se trata de crear escalas sino de entender como funcionaban. por mucho que se quiera estirar la metafora la esclavitud es infinitamente peor pero sentimentalmente los sistemas totalitarios son mucho mas complicados.
ResponderEliminarAh el síndrome de Estocolmo
ResponderEliminarAh la singularidad de la memoria, que atrae por igual símbolos y vivencias sin importar la connotación.
Me sorprendió un día el "dulce" recuerdo de una guagua abarrotada, rumbo a la escuela. Jiji
Enrisco: Yo creo que La Lenin es un proyecto frustrado. Fue concebida para educar a la “inteligencia” de la dictadura. Intentaron refinar su eduacion y lo que lograron fue que la mayoria de los “educados” se volvieran unos disidentes, esa es una lección enorme para los dictadores: intenta sembrar tus flores y comete las espinas. Por otra parte como dices aquello constituyó una cofradia: si eres de La Lenin, ers ee la familia.
ResponderEliminarEspecialemnte de la Lenin no me gusta, ni logro entender, esa anioranza elitista de sus ex-alumnos. Yo no logro entender de qué se sienten tan orgullosos?
ResponderEliminar