Hace un tiempo me invitaron desde Hypermedia Magazine a elaborar una lista de diez libros cubanos favoritos “sin el imperativo de la objetividad o de la panorámica o de hacer justicia con un supuesto canon cubano” y añadiendo que “toda provocación y toda arbitrariedad serán bienvenidas”. Evité ser provocador o arbitrario y esta fue mi respuesta completa:Menuda tarea me impones. Tener que elegir solo diez títulos que lo mismo pueden ser “mejores, o los 10 favoritos, o los 10 más influyentes, o que más me influyeron, o los 10 para llevarme [a una isla desierta, supongo, o a unas vacaciones demasiado largas, demasiado aburridas]”. He hecho la lista a partir quizás no de los que más me influyeron pero sí de los que he leído con más atención y luego he intentado reescribir de algún modo. O cito con cierta frecuencia porque me ayudan a entenderme mejor. Así me evito repetir los que más o menos se consideran canónicos como El siglo de las luces y La música en Cuba de Carpentier, o Paradiso de Lezama o Lo cubano en la poesía de Vitier, Nieve de Julián del Casal, De dónde son los cantantes de Severo Sarduy, La luna nona de Novás Calvo, El monte de Lydia Cabrera o el Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar de Fernando Ortiz porque a esos no les faltarán valedores. O me obligo a no repetir autores y añadir El color del verano de Arenas, o Mea Cuba de Cabrera Infante, o los Cuentos fríos y el Teatro completo de Piñera, o las Escenas norteamericanas o los Versos sencillos de Martí. O me refreno de recomendar libros menos mentados en esas listas y hacerles alguna justicia a casos como los de Elapso tempore de Hugo Consuegra, la Excursión a vuelta Abajo de Villaverde, la novela Antes de la aurora de Francisco García González, los poemas de Palabras a la tribu de Néstor Díaz de Villegas, las Historias de Olmo de Rolando Sánchez Mejías, La gloria de Cuba, (la historia del béisbol que compuso el crítico literario Roberto González Echevarría), los ensayos de Calvert Casey o la novela Mi tío el empleado de Ramón Meza, Boarding Home de Guillermo Rosales, A la sombra del mar de Juan Abreu, o los libros de ensayos La isla que se repite de Antonio Benítez Rojo, Isla sin fin de Rafael Rojas y Fantasía roja de Iván de la Nuez. O me evita recomendar libros que me son especialmente queridos desde la infancia como Limonada de Héctor Zumbado. O hasta hace preguntarme si existe el libro que recoja todas las obras escritas por Alberto Pedro. O hasta sopesar incluir Por amor al arte de Francisco Morín y Raíces del jazz latino: un siglo de jazz en Cuba de Leonardo Acosta que independientemente de cómo estén escritos me enseñaron casi todo lo que sé de teatro pre 1959 y de jazz cubano respectivamente. De cualquier manera gracias por obligarme a pensar que es una pregunta bastante más difícil de lo que se piensa a primera vista.
Enrique Del Risco:El mundo alucinante, Reinaldo Arenas.Tres tristes tigres, Guillermo Cabrera Infante.La isla en peso, Virgilio Piñera.Diario de Cabo Haitiano a Dos Ríos, José Martí.La manigua sentimental, Jesús Castellanos.Tratados en La Habana, José Lezama Lima.El encanto perdido de la fidelidad, Emilio García Montiel.Cecilia Valdés, Cirilo Villaverde.La fiesta vigilada, Antonio José Ponte.Aventuras del soldado desconocido, Pablo de la Torriente Brau.
Blog personal y casi tan íntimo como una enfermedad venérea pensado también para liberar al pueblo cubano, aunque sea del aburrimiento. Contribuyentes: Enrisco (autor de “Obras encogidas” y “El Comandante ya tiene quien le escriba”), su alter ego, la joven promesa de más de cincuenta años, Enrique Del Risco. Espacio para compartir cosas, mías y ajenas, aunque prefiero que sean ajenas. Quedan invitados a hacer sus contribuciones, y si son en efectivo, pues mejor.
Bro:
ResponderEliminarLa manigua sentimental tiene un titulo fatal pero confio en ti y me lo leere. Los demas los conozco.
Abrazotes, Yoyi
Es un título irónico. Castellanos era un lector de Flaubert así que sospecho que se remita a "La educación sentimental" porque la noveleta es una suerte de educación sentimental de un mambí bitongo.
ResponderEliminarEs una lastima que los dos mejores poetas que nacieron despues de la revolucion, Emilio Garcia Montiel y Jorge Salcedo, solo escriban poesia hoy de modo intermitente.
ResponderEliminarAbrazotes, Yoyo
Coño, me olvidaba de Salcedo. "Naufragio y sedicion en la isla de Juana" es un gran libro. Y "Mi vida en el Ejercito Rebelde" sigue inedito, creo.
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