A un famoso músico -digamos que se llama Paquito D'Rivera- lo seleccionan para tocar en un concierto en la Casa Blanca. Días después recibe la noticia de que ha sido excluido del proyecto inicial. Así, sin más explicaciones. El músico por más que piensa la única razón que se le ocurre para que lo pudieran excluir es política. De modo que se le ocurre escribirle al cabeza de familia de la Casa Blanca que casualmente es el presidente del país. Esta es la carta:
Presidente Barack ObamaThe White House,Washington, DC
Estimado señor Presidente:
Hace un tiempo atrás, desde las oficinas del prestigioso Thelonious Monk Institute me comunicaron que me habían propuesto para participar en la celebración del “Internacional Jazz Day”, en un concierto organizado por la UNESCO el 30 de abril en la Casa Blanca y que contará con usted Sr. presidente y con la primera dama Michelle Obama como anfitriones. En dicho concierto, participarán grandes artistas del género, como Chick Corea, Aretha Franklin, Jimmy Heath, Dave Holland, Al Jarreau, Diana Krall, Christian McBride, John McLaughlin, Pat Metheny, Danilo Pérez, Wayne Shorter, Esperanza Spalding, Sting y el mismísimo Chucho Valdés, entre otros.
Yo tomé la noticia como un reconocimiento a mi contribución a la cultura americana, contribución que me ha merecido un nombramiento como NEA Jazz Master, doctorados honorarios de Berklee School of Music y la Universidad de Pennsylvania y la Presidential Medal of the Arts, entre tantos otros. Sin embargo, cuál sería mi sorpresa cuando hace unos pocos días recibí una llamada del Monk Institute informándome sin más detalles que mi propuesta había sido “vetada” por quienes organizan el espectáculo.
Si lo que estuviera en discusión fuera mi aporte artístico a la cultura americana y al jazz no me tomaría el trabajo de escribirle esta carta, Sr. Presidente. Sin embargo, mucho me temo que este “veto” obedezca a mi posición mantenida durante años en contra de la dictadura que oprime a Cuba, mi país de origen, y a favor del respeto a los derechos humanos y de los valores democráticos que tan bien usted defendió hace unos días en La Habana. No sería la primera vez que soy víctima de discriminación por mis convicciones democráticas a instancias de la dictadura cubana, incluso en este país. Y sin embargo este caso se me hace particularmente preocupante por tratarse de un evento del cual usted será su anfitrión. Usted, que apenas hace unos días defendiera en mi país de origen el principio de que “citizens should be free to speak their mind without fear. To organize and to criticize their government and to protest peacefully” y exaltara los logros de un exilio del que orgullosamente formo parte.
Sr. Presidente, le escribo porque me preocupa que sus gestos de buena voluntad hacia el pueblo cubano sean entendidos como un llamado a ser complacientes con las exigencias de la dictadura que lo oprime. Que sean tomados como pretexto para marginar en los propios Estados Unidos a tantos que en el exilio hemos defendido el derecho del pueblo cubano a expresarse libremente y decidir su destino en democracia. Me preocupa que este acto de discriminación política se produzca en un evento en su casa que es la casa de todos los americanos por lo que tiene de simbólico y también de ejemplar. Y me preocupa porque me es más fácil soportar –por dolorosa y humillante que sea– la discriminación individual a mi persona que la idea de que en nombre de la convivencia con otros gobiernos, independientemente de su carácter opresivo, se desprecien principios de convivencia básicos por los que tantas generaciones de americanos han luchado durante siglos y que son modelo y esperanza de convivencia para buena parte de la humanidad.
Supongo que la decisión de vetar mi presencia fue tomada a sus espaldas, pero mi exclusión del evento se hará a plena luz pública. Apenas cumplo con mi deber ciudadano de advertirle que incluso un evento que celebra un género musical que encarna la aspiración de libertad de tantos seres humanos puede ser usado en sentido contrario a la propia idea de libertad. Por el respeto que le tengo –acrecentado por su reciente actuación en mi país de origen– creo que es mi deber informarle de que su condición de anfitrión está siendo manipulada por aquellos que niegan los mismos principios que le permitieron a usted acceder a la presidencia de este país y a mí a dirigirme al hombre más poderoso del planeta con entera libertad y sin miedo a represalias.
Sinceramente:
Paquito D’Rivera
Pasa una semana. El músico no recibe respuesta. Se impacienta. Finalmente decide enviarle la carta a El Nuevo Herald. Apenas dos horas después de aparecida la carta en la edición digital del periódico Paquito recibe la re-confirmación para participar en el concierto del que inicialmente había sido excluido.
Moraleja: digámosla a la manera de Paquito. "Niño que no llora, cuchillo de palo"
Good for Paquito! Que unida a todas sus virtudes tiene la mas grande virtud para un Cubano: Ser Simpatico.
ResponderEliminar¡Bravo, Paquito! botaste la bola con la misiva, elegante y contundente. Y los políticos terminaron haciendo lo que hacen los políticos, ser políticos. Seguramente que en este affaire le cepillaron el puesto a algún infeliz por la decisión desgraciada de un encumbrado. Saludos
ResponderEliminarSUPONGO QUE LA RECHACE...
ResponderEliminarGol!
ResponderEliminarY, ahora, que ya comprobó que fue por razones políticas, lo que debería hacer es no participar. Siempre vale recordar el caso Thomas Pangle vs. Yale University, circa 1979.
ResponderEliminarlo bueno seria que publicaran quienes son los chivatos que tiene castro metios en usa como asesores de obama pa que los desenmascaren publicamente.
ResponderEliminarTu siempre eres genial, Paquito.
EliminarEs que mola mas (como dicen los espan~oles) que el "cubano" en el grupo de seleccionados sea Chucho Valdes, es lo que hace noticia. No es que Chucho no entrara ya y saliera de EEUU como Pedro por su casa desde hace muchos an~os, pero ahora lo ponen como si fuera una novedad. Y no quieren correr el riesgo de que Paquito suelte algun comentario politicamente incorrecto, como por ejemplo, que en Cuba los tiempos estan cambiando si, pero las caras son las mismas :)
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ResponderEliminarUna carta formidable de las que nos suben la moral, tan necesario en estos tiempos. Bravo por ese magnífico artista y por lo visto , ser humano.
Y la respuesta, en fin......
Daría lo que no tengo por escuchar en la Casa Blanca un arreglito jazzeado de La Internacional con Marchas fúnebres, confutatis y maledictis intercalados. Cualquiera cosa que forme una Papatús liberalicus.
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