Irse de Cuba o quedarse en ella ha sido,
más que una decisión, un dilema al que se ha enfrentado cada uno de los cubanos
de las últimas tres o cuatro generaciones. Para mí, tan legítima puede ser una
opción como otra. Pero qué decir de los que hacen de la decisión de quedarse
una apuesta estratégica y convierten en acto patriótico lo que no es más que puro
cálculo. Pienso sobre todo en los artistas ya curtidos en el delicado deporte
de jugar con la cadena sin que el mono apenas se entere. Que convierten en
heroísmo lo que no es más que cobardía bien administrada. Que asombran a los
extraños porque creen, parafraseando a Silvio (más franco en este aspecto,
habrá que reconocerlo) que lo dicen todo, que se juegan la vida.
Blog personal y casi tan íntimo como una enfermedad venérea pensado también para liberar al pueblo cubano, aunque sea del aburrimiento. Contribuyentes: Enrisco (autor de “Obras encogidas” y “El Comandante ya tiene quien le escriba”), su alter ego, la joven promesa de más de cincuenta años, Enrique Del Risco. Espacio para compartir cosas, mías y ajenas, aunque prefiero que sean ajenas. Quedan invitados a hacer sus contribuciones, y si son en efectivo, pues mejor.
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