Puede que ya te canse hablar mal de
Aquello
Que Aquello te revuelva las tripas al
punto que intentes borrarlo de tu vida
Puede que los oprimidos por Aquello te parezcan casi tan ridículos o ladinos como
sus opresores
Puede que no le veas sentido a hacer nada
por cambiarlo
Que te convenzas, objetivamente, que a
Aquello nada lo podrá cambiar
Que intentarlo es una pérdida de tiempo
que puede usarse en asuntos mucho más útiles y factibles
Puede que la vida te mejore si te
desentiendes de Aquello, o si te refieres a Aquello con distancia y un cuidado respeto
O que te convenzas de que la opinión que
tienes de Aquello no merece que se dificulten tus relaciones con tu país, tu familia,
tus amigos de toda la vida
Puede que hayas descubierto una manera
elegante o rentable de vivir al margen de Aquello
O puede incluso que de repente Aquello te
permita vivir de una manera rentable o elegante
Pero si no nos queda otro remedio que
hablar de Aquello no nos engañemos: Aquello sigue siendo tremenda perra mierda
Jajajja.
ResponderEliminarYo no hablo de Aquello porque Aquello me quita el sueño, me provoca nauseas, me debilita y me hace sentir culpable, pusilánime, derrotada, esclava, comemierda, que sé yo cuantas cosas más yo siento. Es una desgracia ser parte de Aquello porque es una verdadera desgracia haber nacido a mitad del siglo pasado en aquella isla de corcho (ya no tan bella como cuando Colón a descubrió)
Isla bendecida y escogida por Dios (quizás por su posición geografica que la convierte en llave) para darle una lección a sus arrogantes hijos. Dios quiso ensañarnos a vivir en la pobreza, conocer en carne propia la miseria humana, que es la peor de todas. Nos señaló el camino y nos muestra Aquello como una prueba que debemos pasar,como dijo el no santo pontifice que nos pidio que reconociéramos el privilegio de vivir en la miseria absoluta, porque eso nos acerca a Jesús.
En fin, yo creo que Aquello ya me ha dado muchos dolores de cabeza. Soy bruta y no paso la prueba, por eso de cuando en cuando mando aquello al Carajo, aunque después me arrepienta, como buena cristiana y le pida perdón a Dios, no al que dice ser su representante, que ese es un argentino HP.
Aquello es todo un campo contaminado y torcido, como si hubiera sufrido una gran explosión nuclear--es un pueblo enfermo. El hecho de que se tenga o no se tenga culpa por ello no cambia el cuadro. Al menos las tragedias griegas eran de ciertos individuos particulares; la nuestra es mucho más extensa.
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