Como no teníamos reservaciones llegamos
temprano al concierto. Un gran amigo está de visita y quería conocer de primera mano
la escena jazzística de la ciudad. Y yo dispuesto a perpetuarle el mito: club venerable,
un buen grupo, todo perfecto. Como todavía falta bastante para el inicio del
concierto hablamos sobre todo lo que se nos ocurre. Alguien nos escucha y nos
pregunta de dónde somos. Dudo entre el origen o el lugar de residencia (ya lo
saben los cubanos: decir el lugar de origen suele ser la respuesta incorrecta).
Nuestro interlocutor se identifica, entusiasta, como cubano. Yo incluso había
vivido a unas cuadras de su casa. Es joven. Es músico. Habla con entusiasmo de
los músicos cubanos de la zona, sobre todo de los más jóvenes. Una conversación
agradable. De pronto cuenta de una conferencia con músicos cubanos ya mayores,
de cómo habían empezado a hablar de los orígenes del mambo –“de lo más
interesante”, comenta- hasta que salta en la discusión el nombre de Fidel, de
cómo había acabado con todo, y a partir de ahí la conversación derivó hacia la
política para –me hace entender mi interlocutor y estoy de acuerdo con él- perder
su condición de interesante.
-Es que a ese señor, Fidel, nadie lo ha
llegado a entender –comento. ¿Ese no es un viejito que tocaba el piano? ¿Uno
que desafinaba bastante?
A mi interlocutor se le congela la
sonrisa en la boca y hasta su locuacidad. Gira en otra dirección y se
desentiende de nosotros. “Es lo que te decía de la gente joven” me comenta mi
amigo. “No les gusta hablar de política pero te niegan el derecho al pataleo”. Yo
sigo pensando que la falla fue haber mencionado el lugar de origen, con ese
viejito sangrón (el apodo es de Garrincha) acechando en todas las
conversaciones. Todavía.
"Los que no recuerdan el pasado están condenados a repetirlo," dijo Santayana--y los que no lo quieren recordar, y ni siquiera admitir su existencia, son peores todavía.
ResponderEliminarNo le gustó que dijeras que el viejito sangrón desafinaba, eso es todo, así son los músicos con los de su gremio. Saludos.
ResponderEliminar"Somos los más fecundos, en lo de concebir, porque un hijo de puta nos puso a todos a parir"
ResponderEliminar-Marisela Verenas, filósofa cubana del siglo XX.
yo no entendí la narración. qué es lo que al músico jóven no le gusta? no estaban de acuerdo en que Fidel había acabado con todo?
ResponderEliminarno entiendo :-(
no te preocupes. yo tampoco entiendo. no entiendo que abominara de la politica y luego sacara el tema politico y encima se molestara con mi pobre intento de broma. entenderia mucho mejor que fuera fidelista. o que lo odiara. o que no le importara en absoluto. de pronto me parecia que no estaba ni a favor ni en contra sino todo lo contrario. estamos en presencia de una nueva etiqueta. al comentario de el yo debia haber contestado. "Si, la verdad, estos viejos nada mas que saben hablar mierda del pasado. Yo estuve el mes pasado en Cuba y la pasé mas bien que el carajo". pero yo no puedo dejar de ser un pobre tipo consagrado al culto de mis defectos.
ResponderEliminarEl problema con Fidel es que nunca fue el problema. El HP simplemente hizo lo que pudo hacer. El problema fue la gente que le hizo eso posible.
ResponderEliminarme gustan también los apodos: Castro 1.0 y Castro 2.0. Ná, que por el culto a tus defectos perdiste un posible votante, así no se puede compañero.
ResponderEliminarque va este blog es de y para contrarrevolucionarios.voy echando.
ResponderEliminarVete y no vuelvas más.
EliminarRealpolitik: el problema es que la gente que lo hizo posible siempre han estado ahi. Son, nos guste o no, la mayoria del planeta. Son los que hicieron posible la esclavitud, la inquisicion, el Terror frances, el fascismo, el stalinismo, el nazismo, el maoismo y un largo etc. los bajos instontos estan ahi siempre y en todas las sociedades. por eso para mi los que los aprovechan hasta sus ultimas consecuencias son especialmente responsables.
ResponderEliminarEnrisco, sí y no. Sujetos tan malos como Fidel, y peores, los hay siempre en todas partes. Pero, que puedan llegar tan lejos es otra cosa, y un desastre comparable al castrismo en Cuba no ha sucedido en muchos lugares. Eso no es casualidad ni “mala suerte.” Cuba no era ni remotamente Haití, Nicaragua o Bolivia. No era un fracaso o desastre crónico ni un país sumido en el atraso, sino todo lo contrario. La razón (la oficial, no la verdadera) por la “revolución” de Fidel era la dictadura de Batista, o sea, un problema político que pudo haber tenido una solución política. Por supuesto, la clase política cubana dejaba mucho que desear y no estuvo a la altura del problema, con la notable excepción de Carlos Márquez-Sterling, que desgraciadamente no tuvo el debido apoyo ni de los cubanos ni de los americanos.
ResponderEliminarEn vez de hacer las cosas como gente seria, inteligente y adulta, el “pueblo” optó por un farsante histriónico con pésimos antecedentes, tanto de familia como de trayectoria, un hijito bastardo de papá que nunca había trabajado ni tenía ninguna experiencia de gobierno, aunque hablara hasta por los codos y se hiciera el macho de la película (estando siempre a buen resguardo, claro). Concuerdo que es muy conveniente y cómodo echarle la culpa al totí barbudo, pero yo no veo el caso de esa forma, y soy de la opinión que mientras los graves problemas del “pueblo” no se examinen a fondo y no se tomen las medidas necesarias (por el mismo pueblo) para corregirlos, no puede haber verdadera cura ni plena recuperación.
Realpolitik, te recuerdo que hubo una epoca no muy lejana en que la mitad de la humanidad vivia en un desastre comparable al de Cuba, si no peor en algunos casos. aun hoy la democracia real sigue siendo un fenomeno minoritario. incluso en eso somos mens especiales de lo que se suele pensar.
ResponderEliminarSeremos menos especiales de lo que se suele pensar, pero llegamos a ser suficientemente especiales para estar entre los tres o cuatro países mejor parados de Iberoamérica tras solamente medio siglo de independencia, e inclusive mejor parados que algunos países europeos, incluyendo a la (puta) madre España de aquel tiempo. Ese logro de despilfarró miserablemente, se hizo sal y agua imperdonablemente, y eso definitivamente no suele suceder cuando un país está avanzando y progresando como estaba la Cuba pre-castrista. Sobra decir que Fidel mintió descaradamente y con toda idea como siempre ha hecho, pero para mí, lo que pasó con Fidel y los cubanos fue, en el mejor de los casos, una monumental comeduría de mierda parecida al furor que hubo unos años antes en Cuba con el tal “Clavelito” de la radio y sus "milagros." Dije en el mejor de los casos porque no creo que la cosa fue tan inocente, o sea, hubieron muchos bobos, pero también muchos bichos.
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