Fue una tarde de pocas jugadas con todos
los goles hechos a balón parado. Dos tiros libres, un corner y un penalti, como
si la corredera por el césped fuera un pretexto para ejecutar jugadas
prefabricadas. Como si fuera otro deporte mucho más simple: más o menos la
misma relación que hay entre el beisbol y un juego de taco. A eso fue lo que jugaron Alemania y Francia en su esperado enfrentamiento, el cuarto entre ambos en Mundiales
(los dos anteriores –el de 1982 y el de 1986- son parte de las pesadillas recurrentes
de todo jugador francés como lo pueden ser las Nochebuenas para el ganado
porcino. De la rivalidad en las guerras, igualmente mundiales, no hay jugador que tenga tanta memoria).
Quien salió a comprar cerveza al
principio del primer tiempo confiado en que, siguiendo el patrón de los últimos
partidos, no se anotarían goles hasta la segunda mitad se perdió el único gol del
partido, el de Hummels de cabeza, de espaldas al arco en el minuto doce. Luego de eso
la tropa diligente de alemanes y franceses se movió de un lado a otro del
césped amenazándose pero sin hacerse daño, como la lucha libre de mentiritas o
como los rusos y americanos durante la Guerra Fría.
Los alemanes estuvieron más cerca de
ampliar la ventaja que los franceses de empatar pero puede que sea puro
espejismo mío y en el fondo desde el principio estuvieran conformes con el
resultado: los franceses, desinflados ante el primer equipo serio que se habían
encontrado en el camino. Los alemanes, satisfechos de haber tenido que sudar
menos que ante el equipo de Francia B, ese que fue al mundial con los colores de
Argelia.
Enrisco,
ResponderEliminarMuy buenas estas reseñas de los partidos del mundial. No me he perdido una, a pesar de no haber visto todos los partidos.
Quizás fuese buena idea recogerlos todas las reseñas, incluidas las viñetas que son tan buenas como los comentarios y armar un libro con todo (en formato PDF si no es posible lo primero). Pero que no se pierda en el fondo de Internet.
¡Qué partido más decepcionante! Benzema y Pogba demostraron que son buenos jugadores de clubes pero no tan buenos cuando se espera que asuman liderazgo en la cancha. Me dieron pena Valbuena y Griezman, que como es usual en ellos, echaron el resto. Giroud parece que se contagió en esta Mundial con el brasileño Fred en aquello de convertirse en héroes anónimos, dejando fuera la parte de héroes. Saludos.
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