Ahora es el mismísimo Cardenal Ortega quien se presenta en Harvard y se manifiesta en términos más francos que su primo Roberto Veiga Jr.. Según la nota de prensa de Radio Martí:
"El cardenal Jaime Ortega, Arzobispo de La Habana, participó el martes en Boston en un foro sobre el impacto de la Iglesia Católica cubana en la isla, auspiciado por la Universidad de Harvard, durante el cual eludió responder una pregunta sobre el joven que gritó “¡Abajo el comunismo!” antes de comenzar la misa del Papa Benedicto XVI en Santiago de Cuba.
Ortega, prefirió responder a otra pregunta de los periodistas que asistieron al evento acerca de las trece personas que entraron a un templo habanero días antes de la visita papal, para presentar una serie de demandas políticas.
El cardenal cubano aseguró que los ocupantes no fueron removidos por la fuerza y los calificó como delincuentes y personas de poco nivel cultural..."
Si el lunes Veiga decía que evitaba el vocablo "dictadura" para no ofender a una de las partes ni enturbiar el diálogo al día siguiente su superior no se corta para llamarle "delincuente" a la otra.
Más importante es señalar que el compañero Ortega Alamino ha pasado de Canciller en funciones a Ministro de Comercio Exterior con la misión esencial de comprarle tiempo al régimen reformista antes conocido como dictadura. Digamos que unos cinco añitos.
Ya desde Estado de Sats se cantaba la jugada hace unos días:
El Gobierno solo espera ―como una inmediata y práctica salida― lograr que EE UU elimine las restricciones económicas y comerciales, y así poder recibir a corto plazo inversiones considerables. Sin embargo, debido a los intentos fallidos por lograr concesiones unilaterales por parte del Gobierno norteamericano, el poder se lanza a una campaña de presión desde todos los frentes posibles para lograr un relajamiento de las sanciones económicas y un futuro levantamiento del embargo.
La precaria idea de Raúl Castro consiste en sumar comunistas, católicos y exiliados dóciles que acepten un pacto vejatorio y, a su vez, deslegitimar la creciente sociedad civil cubana que demanda una transición democrática. Los intercambios académicos, artísticos, religiosos, las presiones desde la arena internacional, el activismo de simpatizantes y militantes, los anzuelos económicos, serán la prioridad del momento. La pasada Cumbre de las Américas es una muestra del intenso cabildeo político que ya viene gestándose.
Dentro de esta estrategia, algunos académicos, artistas e intelectuales, tanto en la Isla como en el exilio, han bebido del elíxir castrista que los mantiene hechizados dentro de la burbuja totalitaria. Por otra parte, a la jerarquía eclesiástica católica se le ve participar con entusiasmo en la preparación del brebaje para tales adictos ―incluyendo aquí a las inocentes almas que siempre son de su preferencia― en franca colaboración con el Gobierno. Así, la Iglesia cabildea en busca de apoyo solidario y financiamiento al raulismo bajo la falsa consigna de la reconciliación entre cubanos.
El presupuesto que se ha lanzado desde los foros eclesiásticos es que solo el Gobierno goza de legitimidad y poder para llevar a cabo un proceso de transformaciones y que, por consiguiente, todos debemos entregarles un cheque en blanco. Para ponerlo en palabras del viceeditor de la revista Espacio Laical en su intervención en el debate Último Jueves de la revista Temas, los actores sociales en la Cuba actual se dividen en nacionalistas y antinacionalistas. Los primeros tienen derecho a ser parte del debate ya que “muestran una voluntad política”; los supuestos antinacionalistas quedan excluidos, pues al no aceptar la legitimidad del Gobierno no “poseen un espíritu de diálogo”.
Los movimientos son visibles y van desde la creación de espacios que, aunque más abiertos evaden señalar a la cúpula gobernante como los principales causantes de la debacle nacional, hasta la reciente visita del Papa. Así, por ejemplo, apenas concluida la Conferencia de Obispos Católicos de los EE UU ―con el pronunciamiento sobre el levantamiento del embargo y el pedido al Gobierno norteamericano de restablecer las relaciones diplomáticas con la dictadura militar castrista― el director de Palabra Nueva promueve en La Habana un magno e inédito evento sobre emigración con la participación de 60 académicos de la Isla y del exilio donde las voces de la oposición han quedado, una vez más, totalmente excluidas. Casi simultáneamente el director de Espacio Laical hace lo suyo en el corazón de New York, disertando en el Bildner Center, de la CUNY, sobre la relación Iglesia-Estado. Como si fuera poco el calvario por el que hemos pasado los cubanos, aparece ahora un nuevo actor político dispuesto a silenciar a la sociedad civil: la Iglesia Católica.
En un hecho sin precedentes, la jerarquía eclesiástica fue cómplice de la ola represiva desatada antes, durante y después de la visita de Benedicto XVI. Una nota en el órgano oficial del Partido Comunista escrita por Orlando Márquez daba carta abierta a la represión y garantizaban un silencio encubridor. Las dos elites intentan a plena luz pasar por encima de la sociedad civil.
Esa imagen de vencedor, en tanto reformista, es la que intenta transmitir al mundo el Gobierno de la Isla. Pero, cabe otra lectura: antes bien, el empuje de la naciente sociedad civil cubana obliga al totalitarismo octogenario a replegarse, a buscar apoyo en un actor humillado y vencido que hoy cobra inusitado protagonismo gracias a la debilidad manifiesta de la cúpula gobernante para acallar los rebrotes de civilidad y activismo. El cubano comienza a encontrar su lugar transcurrido medio siglo de asfixia política, y ello no tiene vuelta atrás.
Así, pues, la Iglesia Católica no ha entrado por un don divino al ruedo donde intentan repartirse los poderes en Cuba. Está allí como consecuencia del reconocimiento gubernamental de la existencia de una pujante sociedad civil, a la cual se pretende mantener confinada en las cárceles o en las derruidas viviendas de los ciudadanos, con tal que no conquiste su espacio, secuestrado ―al mejor estilo totalitario― por la oficialidad institucional, a saber: la esfera verdaderamente pública. El protagonismo legítimo de esa sociedad civil podría tirar abajo los planes de una transición prostituida.
El plan es claro y las acciones consistentes. El que quiera ver, que vea.
Regresando al debate del otro dia. El gobierno quiere jama( suponiendo que estas inversiones terminen beneficiando a la poblacion que es mucho suponer pero demosle el beneficio de la duda) sin libertad. Enrisco parecia sugerir el otro dia que el pueblo no es que no quisiera la libertad pero primero necesitaba la jama. Puestas asi las cosas, ?deberiamos entonces aceptar esta nueva tactica del gobierno cubano? ?O deberiamos traer a Kant de nuevo a la ecuacion ya que sin dignidad y libertad la jama, en caso de que llegara, sabria a bien poco?
ResponderEliminarA pesar de los comentarios en pro o en con, y a pesar de todo lo que se diga del régimen communista de los Castro y pandilla, la verdad es que es MIAMI el que tiene al régimo respirando después que se fué de Cuba la Unión Soviética. Son los propios exiliados los que con sus paquetes y dinero están prologando la agonóa de un Pueblo que ya ha sufrido bastante y merece un respiro político, que no lo alcanzará hasta que los cubanos miamenses se den cuenta y se pongan duros que mandando cosas a Cuba no resuelven el problema de la patria. Mi padre, en el año '59, cuando veía volar bajo los aviones americanos sobre La Habana, decía: "Ojalá dejen caer las bombas, inclusive si nsotros somos blanco también para que se vayan estos asesinos...". O sea, que mi padre voluntariamente deseaba morirse para acabar con la dictadura. Así los cubanos de Miami deben pensar, aunque les duela a los familiares y amigos en Cuba.
ResponderEliminarVisto. :-(
ResponderEliminar¡¡Que pena, que lo que debería ser mi Iglesia esté tan cuajada de MISERABLES... algunos vestidos de arzobispo!!
Todo indica que la Iglesia Cubana (Catolica) quiere jugar al seguro y no quiere quedarse fuera de la reparticion de las "cajitas" despues que los dos hermanos desaparescan del panorama politico. Ya en el 59 les toco bailar con la mas fea por defender posiciones democraticas y no van a caer en ese sentimentalismo de nuevo. Esta vez estan apostando a seguro (segun sus equaciones) aunque tengan que deslegitimizar la incipiente sociedad civil cubana. Esta ultima si no logra en un tiempo prudentemente corto enamorar a las mayorias(masa hasta el momento inerte, sin voluntad para el cambio que se contenta con el status quo)quedara fuera del juego una vez mas. No sera justo pero desgraciadamente hay fuerzas que ya se mueven en esa direccion.
ResponderEliminar1 – 4 de 4: lo triste y lo cierto es que no va a haber jama. solo la promesa de la jama. el estado cubano sigue estando ahi. no solo descomunal e improductivo sino entorpeciendo toda iniciativa productiva, no solo porque las ve con recelo sino porque no sabe hacer otra cosa. ahora con la enfermedad de Chavez estan desesperados buscando financiacion y creen encontrarla en las inversiones de los exiliados que van a terminarselas tragando el estado porque sencillamente no puede hacer otra cosa.
ResponderEliminarlo de la jama y la libertad es una cuestion importante pero en Cuba es y seguira siendo un asunto teorico.
Yo diria: Ortega Jones y su ultima pendejada !!!
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