Entre las maneras en que nos afecta nuestra Historia Particular de la Infamia hay una especialmente perversa. Y es que en medio del interminable desfile de ruindades, entre tanta dignidad pisoteada ya acostumbrados niveles tan bajos de decencia terminemos creyéndonos buenos por puro contraste. Irnos a la cama pensando “No es que sea gran cosa pero al menos no soy un Barnet, un Silvio”. Sin pensar en lo artificial que tiene la miseria de esos seres, una miseria que en cualquier lugar civilizado la gente por lo general no se ve obligada a exhibir; porque el gobierno del país en que vives puede enfrascarse en todas las guerras o crueldades que quiera que no te verás en la situación de firmar una carta en su apoyo. Esos personajes que nos repugnan de la vida cubana son profundamente indignos, sí y a estas alturas nadie los tiene que obligar a comportarse canallescamente: tanta es su diligencia que parecería parte de su misma naturaleza.
Pero mírese alrededor y verá tanta abyección en potencia que si no se convierte en costumbre es porque no se le premia especialmente. No digo que nuestros infames no sean responsables de sus acciones porque eso quitaría méritos a todos los que se resisten en nombre de valores que los otros ignoran. Solo que nuestros miserables no nos sirven de medida de lo justo ni siquiera por contraste. La ética, lo justo, no está en renegar de ellos o actuar en sentido contrario sino en asumir un sistema de relaciones en el que un poeta no tiene que ser valiente ni un simple cantante modelo de virtudes cívicas.
Esto esta enjundioso y confuso.
ResponderEliminarNo te parece mucho peor que el gobierno no necesite del apoyo epistolar de una parte de los intelectuales para "enfrascarse en todas las guerras o crueldades que quiera"? No le importa ni lo que piensas porque le sobran los mecanismos para hacerte indiferente, o impotente o cómplice sin que tengas que dar tu firma. Incluso dándola en contra de poco servirá, y eligiendo a otro gobierno no hará la gran diferencia. Eso me parece más desesperanzador, por más cómodo que uno viva. La última oración me parece muy acertada. Zapatero a su zapato. Pero el juicio que viertes sobre ellos es tan duro que ya salpica a sus seguidores. Existe en tu escala de valores algo más abyecto que el lugar que reservas a estos intelectuales? El hecho de que con el barco a medio hundir ellos, y en especial Silvio, sigan manteniendo sus opiniones no te parece suficiente para reconsiderar lo que los motiva?
Omar
es exactamente lo que pienso todas las noches antes de dormir: no es que sea gran cosa, pero al menos no me voy a la cama con un Barnet, un Silvio.
ResponderEliminarseguramente es mejor que un gobierno necesite el apoyo de los intelectuales pero no consigo verlo asi. soy un tipo tan elemental como para preferir no inmiscuirme con las cosas que no me interesan y protestar si me molestan demasiado. y si, creo que los intelectuales tienen un lugar en la escala de la infamia. no el mas bajo que reservo para los verdugos pero tienen una responsabilidad especial porque su deber es saber y saber te hace responsable. y si encima usan su talento para justificar crimenes -literalmente- ese mismo talento los condena. y aquello no esta a punto de hundirse (que mas quisiera yo) y eso ellos tambien lo saben. como saben que el poder y el dinero que tienen depende en buena medida de aquel sistema. el castrismo es su sistema de retiro fastuoso y por eso lo cuidan tanto. pero Cuba va a cambiar, tampoco de eso tengo dudas pero no hay que esperar tanto para saber quien actua segun su conciencia y quien empieza por tratar de engañarse a si mismo y de ahi a todo el mundo.
ResponderEliminarCuando uno se retira quiere tranquilidad, no estos sobresaltos de incertidumbre. A mi me parece saludable y conveniente que aquellos que han apoyado consistentemente el proceso y son modelo de un número significativo de personas se mantengan en sus trece. Es probable que así la desorientación ante un cambio inevitable sea menor porque existirán en esos momentos críticos referentes opuestos al notoriamente soso entusiasmo del momento. En rio revuelto, ganancia de pescadores. Y ya se sabe que eso es letal. Uno pudiera decir que esos inamovibles contribuyen a alargar la “agonía” pero es que el problema cubano ni acaba ni empieza con el próximo giro.
ResponderEliminarOmar
quien es este omar? el companero que pusieron a vigilarte o el voluntario rayadillo? no me suena como cubano,de echo ya muy pocos cubanos en el mundo suenan asi hoy en dia...este evidentemente no tuvo la desgracia de vivir en la isla carcel y valora muy poco su fortuna
ResponderEliminarNo entiendo que para un gobierno la opinión de un intelectual deba tener más valor que la de cualquier otro ciudadano.
ResponderEliminarYo lo veo diferente. La vida nos pone en la disyuntiva entre elegir ser dignos o ser. Y nosotros elegimos.
ResponderEliminarSon legiones los que no eligen la dignidad, es cierto.
Pero también es cierto que Silvio y Barnet han tenido innumerables oportunidades de elegir.
Ahí hay premeditación y alevosía.
Pero no es su elección lo que detesto, sino el tratar de venderla como la única moralmente correcta.
anonimo 7:20: no veo ninguna diferencia entre lo que dices y lo que digo. pero si la hay prefiero tu explicacion a la mia.
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