“La gente en Cuba lo que quiere es sobrevivir” me repiten una y otra vez. El infinitivo puede cambiar. “Comer”, “escapar” son las variantes más frecuentes, todo lo que implique que los cubanos no tienen especial interés en cambiar el estado actual -político- de cosas. (La frase viene casi siempre en el mismo párrafo donde se afirma que “A Yoani nadie la conoce en Cuba. Ni a los disidentes. Ni a las Damas de Blanco” algo que debe resultar frustrante para los que han dedicado tanto esfuerzo a denigrarlos públicamente en los últimos tiempos.) La economía manda y parecen ser mayoría los que luego de acogerse en Estados Unidos a la protección política de la Ley de Ajuste Cubano se declaran emigrados económicos. “Prosperar” es la consigna de orden y nadie se debe sentir culpable por ello. Históricamente siempre fue así. Hasta las moloteras triunfantes de última hora era asunto de una ínfima minoría asaltar cuarteles, poner bombas o posar ante la prensa extranjera vestida de verde olivo. Además –y teniendo en cuenta los últimos sucesos- ¿Para qué intentar cambiar algo que ya lo está haciendo por sí solo? La teoría de la Fruta Madura en versión nacional aunque la paciencia de un imperio llevada a escala humana resulte un poco desalentadora.
Es casi seguro que de momento no haya más cambios que los que experimenten las cuentas corrientes de unos cuantos cubanos. Uno o dos años les tomará comprender a los protoempresarios locales lo que aprendieron en carne propia los inversionistas extranjeros de los 90: que con las actuales reglas de juego sólo puede prosperar el poder que las controla y los tres o cuatro elegidos que mejor se comporten. Los otros solo servirán para financiar por un quinquenio más a un régimen al que no le interesa compartir su poder aunque sea por la sencilla razón de que no se lo han pedido de la manera adecuada. Quizás entonces, fracasada la opción de prosperar, esa gente que ahora sólo quiere saber de economía empiece a interesarse en la política. O en la construcción artesanal de embarcaciones menores aunque al llegar a la Florida digan que la culpa de todo la tiene -por supuesto- la economía.
Es casi seguro que de momento no haya más cambios que los que experimenten las cuentas corrientes de unos cuantos cubanos. Uno o dos años les tomará comprender a los protoempresarios locales lo que aprendieron en carne propia los inversionistas extranjeros de los 90: que con las actuales reglas de juego sólo puede prosperar el poder que las controla y los tres o cuatro elegidos que mejor se comporten. Los otros solo servirán para financiar por un quinquenio más a un régimen al que no le interesa compartir su poder aunque sea por la sencilla razón de que no se lo han pedido de la manera adecuada. Quizás entonces, fracasada la opción de prosperar, esa gente que ahora sólo quiere saber de economía empiece a interesarse en la política. O en la construcción artesanal de embarcaciones menores aunque al llegar a la Florida digan que la culpa de todo la tiene -por supuesto- la economía.
Especialmente en estos tiempos, economía=política.
ResponderEliminarbien puesto.
ResponderEliminarTú lo dijiste, Quizás entonces... Creo que la ficha del tranque recae en quién tenga la sartén agarrada por el mango dentro de 10 ó 15 años. Porque es algo difícil concebir que los mismos "patricios" todavía perduren con facultades que les permitan seguir trajinando.
ResponderEliminarY en cuanto a Yoani y las Damas de Blanco, por supuesto que bastante gente las conoce, pero no hay nada más allá de la empatía. Es menester para el gobierno atajar a personas inteligentes, de buen discurso, que saben desnudar el fracaso oficial sin aparentar hacerlo, como muy diestramente Yoani lo hace en artículos publicados en medios a través del mundo. Y tienen que desacreditarlos para evitar que en el exterior crean que existe en la Isla una disidencia prominente. Una desgracia, pero es lo que pienso.
Saludos, MI
Enrique esto esta sobresaliente, un passing with flying colors. A ver si tenemos mejor suerte la próxima en que ambos nos encontremos en la misma zona geográfica.
ResponderEliminarCongratulaciones por tan buen artículo. La pregunta que nace del mismo sería: ¿por que el pueblo Cubano es tan escéptico a cambios políticos? ¿por que la aparente diferencia a tomar protagonismo y conformarse con tan poco tan pronto las mínimas necesidades materiales son satisfechas? ¿como romper con el monopolio mediático en la isla? Que difícil la situación de nuestro país. Y si todos decimos adiós a la esperanza de un cambio cuando nos subimos a un avión, lancha, o lo que sea... mal vamos. Temo que los actuales dinosaurios corruptos se perpetúen a través de sus elegidos.
ResponderEliminarEstá claro que una buena parte de los protoempresarios se frustrará, pero no por la política del gobierno, sino como consecuencia de la competencia. Hay poco que achacarle al gobierno cuando de tres cafeterías abiertas en una cuadra solo una sobrevive, en el mejor de los casos. En cambio, sí es responsable de que sea la venta de comida elaborada la que resulte tan abrumadoramente atractiva para el que empieza a levantar su negocito. O así parece.
ResponderEliminarLa voluntad de cambio del gobierno actual es el resultado de muchos factores. Entre ellos está la presión de los emigrados que posiblemente tiene igual o más peso que la de los exiliados por dos razones. Una es que no busca derribar, quizás porque intuye que la situación se pondrá peor. Cuando uno sale y dispone de abundantes fuentes de "información" te puede pasar o que creas que Fidel te ha estado engañando todo el tiempo o que creas que el tipo llevaba la razón en un montón de asuntos. Por supuesto, están los aburridos grises. La otra es que aunque es de baja intensidad es muy abundante. A fin de cuenta somos la inmensa mayoría. La presión de los emigrados es mucho menos ruidosa, va resumida en el ya legendario "no es fácil", tiene a la familia y amigos en Cuba como transmisores. En cuanto a los exiliados, no creo que se les pueda meter a todos en el mismo saco. Y diferenciar entre los exiliados menos ácidos y los emigrados más críticos se hace imposible. Un ejercicio inútil.
Lo peor es la ingenuidad. Viva el aparato, carajo!
Omar
Excelente análisis, como siempre.
ResponderEliminarBreve, coherente y conciso.
Gracias Enrique.
Abrazo.
Enrique, ¿qué tú crees que pasaría si en Cuba se da una apertura económica en serio, si cunde la prosperidad y la gente ya no tenga que pensar en la comida y pueda comprarse un carrito a crédito y viajar a donde desee (o donde los acepten)y se puedan comprar o construir un apartamento o casa y simplemente vivir tranquilos?
ResponderEliminarY teniendo en cuenta que lo que se espera de un gobierno exitoso es el fomento del bienestar de la gente, ¿sería la política entonces la preocupación primaria de la gente?
Creo que algo parecido es lo que sucede ahora. Apertura en la economía es mucho más de lo que se ha escuchado durante 50 años.
Ademas, si mañana dimiten los dinosaurios y hay elecciones libres y habemus libertad al fin, ¿donde están esos nuevos líderes que van a sacar a Cuba del hueco? La verdad, no veo ninguno, lo que me leva a la idea inicial: lo fundamental es resolver el asunto económico, no el político.
y, cual es la manera adecuada de pedirle que cambie?
ResponderEliminarHabanero en NY: no creo que pueda haber apertura economica en serio sin al menos un cambio profundo en el sistema legal y tributario. no hay prosperidad sostenida si no cambian por completo las leyes sobre la herencia, el traspaso, la compraventa, el modo en que se cobran los impuestos (no mensual y con cuota fija y asfixiante sino anual y con una cuota proporcional a los ingresos), la propiedad, si no se eliminan leyes como la del enriquecimiento ilicito o si el estado se reserva el derecho a determinar cuales trabajos se pueden ejercer por cuenta propia y cuales no. y la verdad es que no hay voluntad politica en el gobierno ni capacidad politica del resto del pais para realizar esos cambios.
ResponderEliminarSiempre la generalización en una opinión trae consigo la deformación del concepto. Afirmar que "la gente en Cuba no piensa en política y solo quiera salir a buscar su pan" es ya de por sí una tremenda generalización pues todos sabemos que los hay que piensan en política e incluso los hay que no salen a buscarse el pan. Ahora, lo que sí creo yo es una generalización contundente es la forma en que el gobierno no quiere que la gente piense en política y la forma en que el pueblo acepta que todo, incluso los cambios vengan del gobierno. Lo demás es distracción, un poco de apertura hoy y menos mañana, negocios que prosperan y que se cierran, salidas y entradas. Puros pequeños cambios en la misma dirección. A estas alturas todos se han buscado las justificaciones necesarias para estar bien con sus vidas. Son los jóvenes los que pueden hacer algo. Ya nuestro impulso como generación también fue aplastado.
ResponderEliminarMientras en Cuba no haya seguridad jurídica no habrá mejora económica ninguna. Y para eso hace falta separación de poderes y estado de derecho, cosas ambas que no son compatibles con el socialismo, ni siquiera con el socialismo "light" de los países del primer mundo. Así que cualquier otra cosa es darle más vueltas al muñeco para que el tiempo pase mientras a los Castro les llega tranquilamente la hora del ñámpiti en la cama, que es lo que quieren....
ResponderEliminarOmar, me imagino que sepas que tu lema "Viva el aparato, carajo!" no es mas que una actualizacion del que gritaban en España saludando la restauracion de Fernando VII. "Vivan las cadenas!" me gusta mas por la franqueza y el desparpajo.
ResponderEliminarNo sabía de tal lema ni de sus circunstancias y por tanto no puedo comentar la analogía como quisiera. Pero no me preocupa mucho. Tomémoslo literalmente. Sí, es cierto, son cadenas. Bien lejos de lo que creo ideal pero probablemente cercano a lo mejor posible en estos momentos. Se puede ser más claro? Me gustaría que el aparato fuera lo suficientemente sofisticado como para que ejerciera su función reguladora sin apenas sentirse. Me gustaría también que como en Israel, la juventud salga a las calles a demandar justicia social sin que la integridad del Estado estuviera en entredicho. Primero porque a muy pocos, si es que alguno, se le ocurre considerarlo. Segundo, porque en caso de hacerlo con alguna mínima posibilidad de éxito el “aparato” se encargara de corregirlo. De hecho, ya seguramente ha obrado con paciencia y método para hacerlo improbable, porque trasnochados habrá siempre, a pesar del Holocausto. El aparato, siempre el aparato. Y el cubano es ejemplar dadas las circunstancias, siempre y cuando no cambie de propósito.
ResponderEliminarMientras en los Estados Unidos exista un poder real que insista en tirar a matar con la complicidad nada inocente de gente dentro y fuera de la isla, este cubanito emigrado cualquiera seguirá practicando el cheísimo, desfasado e ingrato ritual: “Viva el aparato, carajo!”. En lo que el palo va y viene (no pun intended) espero no perder la capacidad de alegrarme cada vez que abran espacios en Cuba que la hagan un sitio más inclusivo. Eso sí, sin bobería ni ingenuidades.
La Habana te espera con ganas broder, pero sin carroza ‘restauradora’.
Omar
Muy bueno, Tigre. Y en cuanto al final, pues es lo que le dijo la bestia de Birán al animal de Sabaneta: ningún culo aprende por tumor ajeno.
ResponderEliminarLa técnica es la técnica...y el aparato es el aparato...se puede ser más claro?
ResponderEliminarPero bueno, una vez aprendida la técnica (en el exterior, claro) es de esperar que se retorne al (amado) aparato, no?
Es muy triste o tal vez no tanto porque al parecer hay un conformismo generalizado.
ResponderEliminarCreo que más nos importa a nosotros que ellos sean libres que a ellos mismos.
Me cuestiono mucho si vale la pena que sigamos. Claro que me vienen a la mente los que no se conforman, pero de ellos aparentemente solo nosotros estamos al tanto. Ay Cuba!
Es triste o tal vez no tanto, pues el conformismo parece estar generalizado. Todo indica que su libertad es más importante para nosotros que para ellos mismos.
ResponderEliminarMe cuestiono si vale la pena que sigamos, claro me vienen a la mente aquellos que no se conforman. Ay Cuba!
Niurka