Publicado por Armando López en Diario de Cuba:
En la 5ta. Avenida de Nueva York dos policías varones se besan. Cientos de miles agitan la bandera del arcoiris. Avanza la Marcha del Orgullo Gay 2011: activistas, militares gay, padres gay con sus hijos, bisexuales, religiosos liberados, maestros, lesbianas motociclistas, transexuales con trajes insólitos, desbordadas carrozas. Cuando llegan a Christopher Street, la mítica calle del Greenwich Village, es el delirio."¡Estoy en éxtasis. Estuve esperando 50 años este momento!", expresan los más viejos. ¡Todos se abrazan! Celebran la aprobación del matrimonio del mismo sexo en el estado de Nueva York. "No puedo parar de llorar. Lo hicimos, chicos", escribió Lady Gaga en Twitter.Cartel de la convocatoria para una manifestación hoy en el Paseo del Prado en La Habana:
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no era el archimachote Macheo el que dechía que los derechos no Che mendigan, se conquistan con el filo del machete? en el sociolismo de mariámpula castrol los derechos se enquistan, o se dan en limosna a cambio de deponer el culete, y tatuarse una efigie coman-dantesca en la cabeza del machete. no soy quién para juzgar desde afuera ni sé cómo se sentirán esas drag queens del nuevo pcc (partido culo contento) lo que sí es seguro es que a las pobres marielocas se la están aplicando hasta donde dice collín...y encima tienen que dar las gracias y hacer gracias.
ResponderEliminarqué alivio que ahora nos han salido estos alter nativos y nativas, con sus leonas desmelenás, que sí llevan en el alma la bayamesa . reinaldo arenas estaría orgulloso, y hasta perucho.
Enrique, parece mentira que hagas alusión a las boberías de Antonio López.
ResponderEliminarSólo en la galopante imaginación de López, el régimen (¿por qué no dice “tiranía”?) “aprendió que, a mayor represión, los gay, lesbianas y transexuales cubanos se volvían más difíciles de controlar”. Y sólo comprendiendo como autocelebración tal reconstrucción puede entenderse su grito de “¡Yo diría timbales!”
Una cosa es ahora, al final, y otra fue en pleno apogeo: en los sesentas y los setentas la represión no era un juego donde se le podía tirar confeti a la policía. Y López sabe perfectamente que las locas desaparecieron o las desaparecieron de la realidad. Eso sí, sumamente precavidas, viendo que los tiempos estaban nublados y sabiendo por tradición que clavo que se sobresale lo martillan, las locas no se mantuvieron estáticas, y se casaron masivamente, se dejaron crecer mostachos abundantes, se engrasaron e hicieron la raya en sus recién cortados cabellos y hasta adoptaron el muy cubano hábito de fumar los habanos más grandes y apestosos. Al perseguido de una tiranía no le queda otra que desaparecer. Desafortunadamente, no todos eran buenos actores y el acto les falló a muchos, como él bien sabe. Lo cierto es que a comienzos de los setentas ya no había nadie en la Rampa que tuviera el cabello sobre las orejas ni los pantalones ligeramente ajustados, y ni hablar de contoneos.
Basta de historicismo: para defender a las locas no es necesario cambiar la historia, todo lo contrario, es suficiente con describir la represión tal cual fue y, sobre todo, la increíble efectividad de una tiranía para controlar la realidad. De cuando en cuando, por otra parte, y esto va tanto para el excitado como para el pastelero López, es saludable reconocer cuál fue la actitud de cada uno durante esa represión. ¿Por qué no nos cuenta López que hizo durante toda aquella etapa? Puede que sea sumamente gratificante.
Enrique, si decides publicar la nota anterior corrige al comienzo el “Antonio” por “Armando”, pues no vale que se le mejore el nombre.
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