El acceso cubano a la música brasileña se concentró durante décadas en los cantautores “comprometidos”. Y en Roberto Carlos que se convirtió en un músico tan popular en las fiestas de adolescentes de las décadas del 70 y el 80 que cuando se invitaba a bailar alguna música de ritmo lento se hablaba de bailar Roberto Carlos, como si él sólo fuera el género que servía de pretexto para que los adolescentes pudieran abrazarse mientras bailaban. (A eso ayudó su prohibición por haber participado en un Festival de Viña del Mar luego del golpe de estado de Pinochet aunque la leyenda urbana que corría en aquellos días lo presentaba cantando en los quince de la hija del dictador chileno. Luego fueron tantos los baladistas extranjeros prohibidos que hizo pensar que los quince de la hija de Pinochet fueron una especie de Woodstock de la música melosa). Pero lo cierto es que no todos los músicos brasileños eran perseguidos por la dictadura ocantaban en los quinces de las hijas de dictadores.
Para hablar de músicos brasileños menos conocidos entre nosotros se me ocurre empezar por Wilson Simonal, uno de los más populares cantantes brasileños de la década del 60. Una de sus canciones más conocidas es la canción tradicional brasileña “Meu limão meu limoeiro” que después sería popularizada en español por Henry Stephen. Un cantante ligero sin dudas pero de una gracia y versatilidad sorprendentes. Pero prefiero presentarlo cantando una pieza del inmenso Jorge Ben: “País Tropical”.
O compartiendo escenario con Sarah Vaughan:
Sin embargo Wilson Simonal caería en desgracia luego de verse envuelto en un oscuro suceso. Creyéndose estafado por su contador le pidió a dos amigos suyos del ejército que lo obligaran a confesar que él había robado el dinero. Estos torturaron al contador que acabó confesando pero al ser liberado los acusó por las torturas. En defensa de Simonal sus amigos matones declararon que el cantante en realidad era un importante informante de la policía secreta y que su actuación era importante para la entonces vigente dictadura brasileña. La “defensa” no le sirvió a Simonal para evitar la condena de cinco años –que cumplió en libertad condicional- pero sí para caer en desgracia en los medios artísticos que desde entonces lo marginaron.
Revisando su caso llama la atención la autonomía de los medios culturales que podían permitirse marginar a un artista por supuesta complicidad con la dictadura imperante. Hace unos años Wilson Simonal fue rehabilitado póstumamente al comprobarse que en los archivos de los órganos represivos de la dictadura no existía ningún documento que pudiera indicar que el cantante hubiese colaborado con ellos. El año pasado fueron lanzados una biografía, un documental sobre su vida y se le celebró un homenaje en el que participaron conocidos músicos brasileños. Los dejo con la excelente interpretación de “País Tropical” por Seu Jorge quien es acompañado por una orquesta dirigida por el músico Max de Castro, hijo de Wilson Simonal.
Para hablar de músicos brasileños menos conocidos entre nosotros se me ocurre empezar por Wilson Simonal, uno de los más populares cantantes brasileños de la década del 60. Una de sus canciones más conocidas es la canción tradicional brasileña “Meu limão meu limoeiro” que después sería popularizada en español por Henry Stephen. Un cantante ligero sin dudas pero de una gracia y versatilidad sorprendentes. Pero prefiero presentarlo cantando una pieza del inmenso Jorge Ben: “País Tropical”.
O compartiendo escenario con Sarah Vaughan:
Sin embargo Wilson Simonal caería en desgracia luego de verse envuelto en un oscuro suceso. Creyéndose estafado por su contador le pidió a dos amigos suyos del ejército que lo obligaran a confesar que él había robado el dinero. Estos torturaron al contador que acabó confesando pero al ser liberado los acusó por las torturas. En defensa de Simonal sus amigos matones declararon que el cantante en realidad era un importante informante de la policía secreta y que su actuación era importante para la entonces vigente dictadura brasileña. La “defensa” no le sirvió a Simonal para evitar la condena de cinco años –que cumplió en libertad condicional- pero sí para caer en desgracia en los medios artísticos que desde entonces lo marginaron.
Revisando su caso llama la atención la autonomía de los medios culturales que podían permitirse marginar a un artista por supuesta complicidad con la dictadura imperante. Hace unos años Wilson Simonal fue rehabilitado póstumamente al comprobarse que en los archivos de los órganos represivos de la dictadura no existía ningún documento que pudiera indicar que el cantante hubiese colaborado con ellos. El año pasado fueron lanzados una biografía, un documental sobre su vida y se le celebró un homenaje en el que participaron conocidos músicos brasileños. Los dejo con la excelente interpretación de “País Tropical” por Seu Jorge quien es acompañado por una orquesta dirigida por el músico Max de Castro, hijo de Wilson Simonal.
soez
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