Agradecimientos

A tipos como Lagarde los cubanos que aman la libertad, aquellos que ven la democracia como una meta deseable y posible, tenemos mucho que agradecerle. La democracia -a diferencia del comunismo y otros tantos mesianismos brutales- nunca podrá ofrecerse como una variante del paraíso. En cambio Lagarde con sus argumentos mezquinos y su prosa de acto de repudio nos recuerda cada día las profundidades de aquél infierno -o por decirlo mejor, su bajeza- su soberbia mediocridad. Allí donde el poder contiene sus razones profundas, se acoge a un mínimo de pudor e hipocresía, nuestro Lagarde desnuda su deseo de imponerse a toda costa con los métodos más sucios sin el disimulo de la esperanza. Lagarde es el más franco expositor no de las razones del poder –tan alejadas ellas de todo lo humano y por tanto seductoramente incomprensibles- sino de la ética del delator, la ideología del chivato. Lo que antes teníamos que leer entre líneas –el matonismo y el miedo del poder- ahora Lagarde nos lo presenta en estado puro. Si antes teníamos que interpretarlo ahora nos basta con la cita y el link. Es por eso que hay que agradecerle que exponga en su blog esos actos de repudio hechos a su imagen y semejanza en los que se corea el nombre de un ser balbuceante y senil que resume de manera impecable el régimen en que todos ellos se amparan.

P.D.: Un primer plano de la barbarie confesando su vacío absoluto, su irremediable bobería [los agradecimientos, por supuesto, a Lagarde]:



P.D 2: Claudia Cadelo describe la cara del terror.