El objetivo básico de la campaña Jama y Libertad se ha conseguido. Juan Carlos González (Pánfilo) ha sido excarcelado y será enviado por 21 días a un hospital para ser tratado por su alcoholismo antes de regresar a su casa. Un objetivo casi ridículo si se compara con otros más vastos que patrocina la misma campaña: la defensa de la libertad de expresión de todos los cubanos y la denuncia de los mecanismos legales que hacen posible arbitrariedades como la que sufrió Pánfilo. Aún así no es poca cosa que una persona concreta pueda escapar a una de las tantas injusticias que se cometen cada día en Cuba sin que en muchos casos ni siquiera tengamos noticia. No es poco demostrar una vez más (porque no es la primera vez) que pueden conseguirse cosas que se daban por perdidas, que la movilización de miles de personas -aunque en buena parte haya sido sólo virtual- consigue hacer retroceder una medida represiva de un régimen que, por inamovible que parezca, siempre ha sido muy cuidadoso administrando su imagen. Más que una señal de debilidad del régimen lo es de la fuerza que puede adquirir nuestro consenso para conseguir objetivos concretos más allá de las diferencias que podamos tener sobre los problemas cubanos y el modo de resolverlos.
No se trata de triunfalismo sino de asumir cada uno la responsabilidad que le toca en este logro. Porque es más fácil pensar que nada tuvo que ver el clamor de todos los que de cualquier manera exigieron la libertad de Pánfilo con su reciente excarcelación; o hasta incluso el silencio respetuoso o la crítica preocupada de los que no confiaban en la validez o la eficacia de la campaña –algo bastante comprensible- pero al menos no se dedicaron a sabotearla. Es más fácil creer que al final sólo se trata de una jugada del régimen para mantener a los cubanos en zozobra, o para asustar a Pánfilo. O para posar de generosos. O para desviar la atención sobre injusticias mucho mayores. O que se trataba sólo de una medida correctiva de un funcionario intermedio que ha sido rectificada por el gobierno en su infinita sabiduría. Todo eso no lo veo como otra cosa que como un recurso táctico que nos permite refugiarnos en el cinismo, la inercia y el silencio que no son más que disfraces de la impotencia frente a un régimen que siempre ha pretendido parecer –con mucho éxito- todopoderoso, inmune a cualquier presión. Pero debe recordarse que fue la presión interna y externa la que determinó el cierre de las UMAP, la liberación de miles de presos políticos e innumerables libertades que los cubanos se van tomando cada día aunque estas nos parezcan –con razón- incompatibles con su vocación totalitaria.
Ignorar el papel que cada uno de los miles que reclamaron la libertad de Pánfilo ha tenido en su salida de la cárcel -por pequeño que haya sido- es ni más ni menos que la manera más segura de eludir la responsabilidad de insistir en la reparación de una injusticia mucho mayor que ir a prisión por decir que se tiene hambre: la de que a un pueblo completo se le prive de su libertad y derechos. Atribuir a la bondad o la astucia del régimen cubano la libertad de Pánfilo –u otras mínimas libertades que se han conquistado a lo largo de los años- es el modo más eficaz de renunciar a todo control, por mínimo que sea, sobre el destino de nuestro país y a la parte de nuestras vidas ligada a ese destino.
No se trata de triunfalismo sino de asumir cada uno la responsabilidad que le toca en este logro. Porque es más fácil pensar que nada tuvo que ver el clamor de todos los que de cualquier manera exigieron la libertad de Pánfilo con su reciente excarcelación; o hasta incluso el silencio respetuoso o la crítica preocupada de los que no confiaban en la validez o la eficacia de la campaña –algo bastante comprensible- pero al menos no se dedicaron a sabotearla. Es más fácil creer que al final sólo se trata de una jugada del régimen para mantener a los cubanos en zozobra, o para asustar a Pánfilo. O para posar de generosos. O para desviar la atención sobre injusticias mucho mayores. O que se trataba sólo de una medida correctiva de un funcionario intermedio que ha sido rectificada por el gobierno en su infinita sabiduría. Todo eso no lo veo como otra cosa que como un recurso táctico que nos permite refugiarnos en el cinismo, la inercia y el silencio que no son más que disfraces de la impotencia frente a un régimen que siempre ha pretendido parecer –con mucho éxito- todopoderoso, inmune a cualquier presión. Pero debe recordarse que fue la presión interna y externa la que determinó el cierre de las UMAP, la liberación de miles de presos políticos e innumerables libertades que los cubanos se van tomando cada día aunque estas nos parezcan –con razón- incompatibles con su vocación totalitaria.
Ignorar el papel que cada uno de los miles que reclamaron la libertad de Pánfilo ha tenido en su salida de la cárcel -por pequeño que haya sido- es ni más ni menos que la manera más segura de eludir la responsabilidad de insistir en la reparación de una injusticia mucho mayor que ir a prisión por decir que se tiene hambre: la de que a un pueblo completo se le prive de su libertad y derechos. Atribuir a la bondad o la astucia del régimen cubano la libertad de Pánfilo –u otras mínimas libertades que se han conquistado a lo largo de los años- es el modo más eficaz de renunciar a todo control, por mínimo que sea, sobre el destino de nuestro país y a la parte de nuestras vidas ligada a ese destino.
Bueno, ya le han dado media libertad. Que bola con su jama?
ResponderEliminarasi es, Felicidades, ahora nos quedan los 200 presos politicos, la libertad de expresion, la comida...
ResponderEliminarLastima que no pueda incluirme en los que empujaron a que asi fuera, pues los organizadores decidieran NO PUBLICAR mi VIDEO de la campaña, por razones que ignoro.
Yo sé que la liberación de Pánfilo es sólo un granito de todo lo que necesita Cuba. Yo sé que mi firma y mi apoyo a la campaña Jama y Libertad fueron sólo granitos en lograr esa liberación. Pero yo también sé que (por gastada que esté la imagen) de granitos se hacen las playas y por eso estoy contento.
ResponderEliminarAmén!
ResponderEliminarAbrazo
Muy bien Enrique. Este escrito habla con altura y dirigido a muchos, no importa de qué lado de la guardarraya nos hemos encontrado en esta faena. Lo dijo un gran ser humano y político boricua de ascendencia cubana "la razón no grita, la razón convence"...
ResponderEliminarSaludos,
MI
Ojalá esto impulse un poco a la gente a perder ese miedo que muchos siguen arrastrando aunque estén fuera de la isla.
ResponderEliminarVoy a reproducir tus sabias palabras por Evidencias.
Felicidades a todo el equipo de J&L y a todos los que no se dejaron callar.
chiquita: gracias y disculpas. nada personal, simplemente se nos paso. hubo un momento de la campaña en que eramos poquisimos los que estabamos lidiando con la avalancha de cosas que nos vino para arriba y se nos escaparon muchisimas cosas que nos hubiera gustado poner. recuerdo especialmente un video de Añel con Panfilo y Chaplin que luego desaparecio de youtube. a todos los que estuvieron en esa situacion les pido disculpas y les damos gracias por la paciencia, el entusiasmo y la confianza.
ResponderEliminarEl poder de internet:
ResponderEliminarsin internet Panfilo no hubiera ido a la carcel...
sin internet dificilmente hubiera salido...
sin internet nadie, o muy pocas personas, hubieran visto el video de Pánfilo colgado en youtube y pasado de mail en mail por medio mundo y, por supuesto, el gobierno cubano no hubiera hecho caso alguno a este pobre borracho...
sin internet Pánfilo no saldría de la carcel: los estados de opinión, coincidentemente contrarios a tal disparate, manifestados abiertamente por miles de personas, la campaña "Jama y Libertad" y la salida a la palestra de la verdad de esta violación de los derechos humanos hubieran sido impensables.
La condena a Pánfilo y su encierro en la carcel los interpreto como una intención de "castigo" al exilio y a la oposición al régimen castrista, un intento de provocar cierto sentimiento de culpa en quienes esgrimíamos ese desesperado SOS, esa suerte de "mensaje en una botella" de un representante de la sociedad cubana nada sospechoso de pertenencia a círculos conspiratorios, como el legado último de la revolución comunista en Cuba.
Yo sigo pensando que eso es el grito de Pánfilo, aunque sospecho que esta batalla también la ganaron los gendarmes de la isla. Lo que ha pasado y debe estar pasando este compatriota, Juan Carlos González, no tiene descripción.
¿Lo peor?: a todo ese mundo putrefacto y miserable que es la izquierda progre occidental le importa un bledo. La prensa destacará la bondad del régimen que perdona al lumpen sus exabruptos y con ello da muestras sobradas de esa apertura que con tanto escándalo reclaman algunos,
cada día más ahora que disponen de internet para decir lo que quieran.
Siempre…, últimamente me reprocho mucho el estar tan pendiente de “ti”; había dejado el “culebrónblog en las declaraciones de Amaury Pérez Vidal y honestamente, en ese punto todo me parecía interesantísimo, pero no pude participar, opinar a tiempo. Hoy el contador de “Jama y Libertad” supera las tres mil firmas, se cuenta que Pánfilo, Juan Carlos, ya no está en la cárcel, sino en un psiquiátrico donde será “tratado adecuadamente” y en veintiún días liberado (?). La terapia con electroshock se dice que hace maravillas, no querría estar en su pellejo. Él sólo quiere de vez en cuando darse un buen trago que le evada, pero le resulta imposible decir, gritar, alguna de sus verdades, a veces las nuestras, de vez en cuando.
ResponderEliminarVolviendo a la opinión de Amaury, creo que ahí hay una luz… Hay que hacer notar cada disparate, todo error garrafal del régimen, pero no para ser enmendado en aras de su perfeccionamiento, no, sino para evidenciar su anacronismo, falta de legitimidad e imposible evolución evidentes. Ya es tarde, la alternancia en el poder es la salida que se impondrá por lo efectivo y preferible. La generación del Moncada ya tuvo su oportunidad arrebatada con sus “elecciones para qué” y el resultado cincuentenario que nos aplasta; por qué ahora tenemos que asumir irrevocable, legítimo el mandato heredado de Raúl Castro. Merecemos una oportunidad, ya la hemos conseguido, no hay vuelta atrás, somos libres.
Ah, el símbolo en cruz del cartel del concierto a mí me parece "un voto", el típico trazo que hacemos para consentir..., además una paloma blanca... Pues, cuidado, claro que es un concierto político… Esta bueno ya de simulaciones, señuelos y evasivas:
Elecciones libres ya!!!