La suerte de Pichirilo

Partir patas energiza al Señor de las Moscas (esas que andan detrás de la bolsita). Cuatro artículos dictados en cuatro días. A este paso terminará siendo un dictador, algo que ha querido evitar toda su vida. Luego de hacer aserrín de los árboles caídos contó su encuentro con el presidente de Honduras. Hablaban en el mismo idioma. Zelaya dice cosas como "el sistema capitalista es la más repugnante concepción de la justicia que pueda albergar el ser humano" dulces palabras al oido del Gran Dictador. Con la perspicacia que le es habitual declara: “Es muy joven”. Sin embargo a pesar de todo lo que tienen en común los separa una diferente concepción del tiempo. "Solo 4 años en toda mi vida puedo ser Presidente de Honduras” –dice Zelaya rezumando envidia hacia su interlocutor que comprende la terrible tragedia de lo efímero. El Modelo Oficial de Adidas debe haber mirado al hondureño como una tortuga galápagos miraría a un insecto destinado a morir dos días después de su nacimiento o a un canciller cubano (“y hablando de insectos ¡que alguien me espante estas moscas!”). “Eso no le ofrece al líder de un país –comenta el Gurú de Jaimanitas- ni siquiera un segundo, en busca del Estado Eficiente, que cualquier sociedad necesita hoy más que nunca, sentencié”. Y lo dijo por experiencia propia. Según sus cuentas cuatro años es un segundo y en sus doce segundos y medio en el poder apenas le ha dado tiempo para demoler el Estado anterior y preparar la mezcla para levantar el Estado Eficiente.
Y en la última reflexión una periodista cubana sin querer lo ha puesto en aprietos. La periodista le pregunta por Pichirilo –el dominicano que iba de segundo capitán del yate Granma- y el Caminante en Jefe -como de costumbre- sólo consigue acordarse de sí mismo. Del aludido sólo menciona que era “menudo, con el rostro curtido por los rayos del sol”. Pero Pichirilo tuvo suerte porque lo mataron un 13 de agosto y eso el Señor sí que no lo olvida porque casualmente ese día celebraba su 40 cumpleaños. Y recuerda tambien que tras la mano de los asesinos estaba el gobierno norteamericano. Los otros, a los que les partió las patas, que se jodan, por acordarse ya ni recuerda de que alguna vez los nombró a los cargos que acaban de perder. ¿Quién se va a acordar de alguien siquitrillado en una fecha tan poco memorable como un 2 de marzo?