El periodista que se escapó de la delegación cubana al Clásico Mundial de Béisbol (bautizado por el Convalesciente en Jefe como El Baboso) cuenta cómo aparentó distanciarse de su mujer y su hija, (que se habían quedado en Europa meses antes) para proteger sus propios planes de fuga. “Arce, con más de 20 años de experiencia y un comentarista conocido por la afición cubana, actuaba en La Habana como si se hubiera distanciado de su familia y sus vecinos y compañeros de trabajo jamás sospecharon de sus verdaderas intenciones”. El sistema teatral de Bertold Bretch aplicado a la vida cotidiana.
Sí, el distanciamiento bretchiano, de abrir bretcha!
ResponderEliminarEra una maquina de producir baba a sangre fria.
ResponderEliminarY pensamos que era baba de la buena, de la que me ayuda a curar..pero no, era de la mala, de la contrarrevolucionaria, opuesta a nuestra terna marcha triunfante por los caminos de la Historia...
ResponderEliminarBuena esa, Enrisco. He escrito alguito también en mi blog sobre el extraño caso.
ResponderEliminarAnonimo 11:17
ResponderEliminar..tremenda baba por los caminos de la historia babosa y pegajosa del dictador sanguinario.....
verdad que ustedes no tienen ni humor ni sentido, lo mismo con lo mismo hastanla saciedad
Vi la entrevista en el you tube y, para mí lo que dijo Arce fue prácticamente sellar lo que ya sabíamos: el beisbol tachado de Patria y manejado como una guerra. Donde un line up no se puede anunciar porque se "entera el enemigo" o porque el cuartel general en La Habana todavía no lo decide.
ResponderEliminarGracias por subir mi comentario a un post. Pienso que debí haber escrito sobre ello en ese momento porque hay muchas cosas que ya no recuerdo; sobre todo, detalles que podrían resultar curiosos, (como lo de la pulcritud y disciplina en el banco de los japoneses, señalada por un comentarista de ESPN y que también evidencia lo que yo apuntaba al repecto)
Una tema que quizás pueda resultar interesante es que el beisbol universitario se sigue muchísimo en Japón y hay una gran tradición en ello desde, como mínimo, las dos primeras décadas del siglo XX; además, es una pasión que se extiende a toda la ciudad, pues cada universidad tiene lo que le llaman "calle de estudiantes": las zonas de la ciudad donde los estudiantes van a beber y a divertirse y donde los aficionados van a celebrar cada triunfo. Hay universidades que tienen esas "calles de estudiantes" cercanas a sus recintos, pero otras han hecho suyos diferentes espacios de la ciudad, como la Universidad de Keio -universidad de gente rica y rival tradicional de la Universidad de Tokio- que va a celebrar sus triunfos a Ginza, el barrio de lujo por excelencia de Japón.
Emilio García Montiel