Estuve en París con la familia del 26 al 30 de diciembre y al respecto es inevitable caer en el lugar común: por ahí hay que pasar alguna vez y si se puede repetir, mejor. Y gracias a William Navarrete, escritor cubano radicado allá desde hace 15 años, la estancia fue más agradable e interesante de lo que cabía esperar (ver el post que puso sobre el encuentro). Navarrete, tipo cálido y muy generoso y enteradísimo de todo lo que hay o se mueve en París se portó como un anfitrión ideal: lo mismo para dar un tour por Montmartre que para recomendar un restaurante o llevarnos a conocer gente tan interesante como Regina Ávila, Miguel Sales o Ramón Alejandro. De París luego les contaré en una especie de guía de viajes a la Enrisco. De momento sólo decirles que concuerdo con mi tocayo Enrique IV: París bien vale una visa y hasta el intercambio criminal de dólares por euros. Abajo William Navarrete y yo en la plaza de Trocadero con la torre Eiffel a las espaldas.
qué suerte haber estado en Paris en esta época y contar con tan buenas impresiones y anfitrion. William también me guio cuando fui la primera vez y todavia recuerdo ese viaje como el mejor que he hecho en mi vida. espero tus cuentos de Lutecia.
ResponderEliminarDéjeme adivinar:
ResponderEliminar1- Esa cosa voluminosa que se ve al lado de William es Enrisco.
2- Llevarte la torre Infiel a la espalda fue un acto de compensación por el abusivo cambio Euro-dólar y por los aún más abusivos precios de París.
3- Conozco algunos millones de cubanos que darían lo que fuera por esa visa.
Al descaro que ese ultimo fue un comentario de la vaca gorda de Armando Lopez.
ResponderEliminarEstuve en Paris por esa epoca tambien y la ciudad me decepciono. Me gusta Madrid mucho mas, que les puedo decir.
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