sábado, 26 de enero de 2008

30 de Febrero: una página olvidada (e insuperable) del arte cubano (II)

1991 marca la historia de la Agrupación 30 de Febrero (tal era su nombre completo) como el de su redescubrimiento del Bobo, el legendario personaje de caricatura creado por el dibujante y pintor Eduardo Abela. Primero fue el deslumbramiento ante el carácter profético de su obra: no nos era posible comprender cómo un personaje creado a finales de la década del veinte pudiera resultar tan vigente en la última década del siglo. Luego nos lo pensamos mejor y llegamos a la conclusión de que el castrismo no era otra cosa que un sofisticado proyecto cultural encaminado a que caricaturas como esta siguieran conservando su gracia.


Sólo que había que sacar al Bobo de los viejos periódicos y libros en los que vivía en un relativo olvido y así recuperar el sentido último del castrismo: que el Bobo resplandeciera en su antigua gloria.


Los primeros intentos no obstante, fueron algo primitivos. Usando fotos de cualquier revista les superponíamos a las personas que aparecían en ellas diálogos pertenecientes a las caricaturas del Bobo que junto a otros dibujos formaban parte del periódico mural Aquelarre que desarrollábamos en aquellos días. La primera presentación del proyecto fue en la facultad de Filosofía e Historia de la Universidad de La Habana, Alma Mater de este humilde amanuense y el resultado no fue precisamente alentador. Al tercer día el mural donde se representaba el proyecto fue retirado por las autoridades académicas, políticas y de masas de la facultad. En la CUJAE, la recepción fue más acorde con la sólida tradición de tolerancia y apertura de este centro universitario: la exposición duró algo más de 10 minutos, (aunque menos de 15). Reunidos con los dirigentes de la FEU y la Juventud Comunista del centro los tres integrantes de la Agrupación 30 de Febrero luego de explicar que los textos considerados subversivos pertenecían a una gloria de la caricatura revolucionaria fuimos informados que aquél no era el momento más apropiado para exhibir un proyecto de esa especie. Y que el enemigo podría aprovecharse de algo así para dañar el proceso revolucionario. Los miembros de 30 de Febrero llegamos entonces a dos conclusiones principales: 1) que las universidades cubanas no eran el lugar más propicio para las exhibiciones de ese tipo ni el siglo XX el momento más adecuado. 2) que si al autor de las frases “no es el momento apropiado” y “el enemigo se puede aprovechar” se le ocurría cobrar derechos de autor se volvería millonario en cuestión de horas. Aún así al no tener de momento otro siglo a nuestra disposición decidimos no abandonar del todo el proyecto.
Mientras tanto por pura casualidad apareció, ya que no el momento apropiado, al menos un sitio que con el tiempo descubrimos que podía servir a nuestros propósitos. Sucedió que al inicio del año siguiente este servidor, tras un breve paso por la docencia de nivel medio (que en las circunstancias cubanas se distingue del nivel primario en el hecho de que los estudiantes no llevan a la escuela tirapiedras sino machetes) pasó a formar parte del equipo de investigación del Museo 9 de Abril sito en Mercaderes entre Obraría y Lamparilla.
Era este un museo dedicado a una huelga general convocada para la fecha que le da título en el año 1958, huelga que tuvo como resultado la destrucción casi total del movimiento clandestino antibatistiano en La Habana. Si esto último era algo que no estaba entre los objetivos originales de dicha huelga tampoco era motivo para negarle un museo. Y no sé si era en solidaridad con los frustrados huelguistas pero lo cierto era que los empleados de museo apenas trabajábamos. Contaba este museo (ubicado en una antigua armería asaltada por los revolucionarios) como parte de su colección permanente con escopetas de caza, bonos del Movimiento 26 de julio y patos disecados. (La foto es reciente, no sé dónde habrán metido a los patos)
No obstante la pieza estrella de la colección era una camisa ensangrentada que había pertenecido a un revolucionario atrapado por los esbirros de la dictadura (se sobreentiende que me refiero a la de Batista). Era digno de ver la cara de regocijo que ponían niños y adolescentes a la vista de las manchas de sangre y más aún su posterior decepción cuando al preguntar por el destino del propietario de la camisa uno les informaba que seguía vivo y coleando y que a cada rato se daba una vuelta por el museo.
Poseía además esta institución (y esto a la larga fue decisivo para nuestro proyecto) una sala de exhibiciones transitorias con vitrinas donde solían ponerse pertenencias personales de algún mártir de la lucha antibatistiana: un traje de dril cien, la carta de despedida a sus hijos, un par de zapatos, un peine o hasta un cepillo de dientes: objetos que sugerían que los mártires en cuestión habían sido personas de carne y hueso, y hasta con pelos y dientes y que en sus ratos libres posiblemente tenían las mismas preocupaciones e inclinaciones que cualquiera de nosotros sólo que iban mejor vestidos. Un día estando reunidos en el museo los miembros de la 30 de Febrero en compañía de Ernesto E. Hernández Pascual se nos ocurrió una idea que al instante nos pareció genial, en parte porque se nos había ocurrido a nosotros y en parte porque no nos quedaban muchas más opciones: haríamos la exposición dedicada al Bobo de Abela en aquella misma sala. Esta vez para evitar suspicacias se exhibirían copias facsimilares de las caricaturas pero además decidimos llevar la experiencia museística un poco más lejos. Le daríamos a la caricatura el mismo tratamiento que en aquella sala se le daba a los mártires. Junto a las caricaturas se expondrían objetos supuestamente pertenecientes al Bobo asociados a su conocida iconografía: un traje de lana, zapatos de dos tonos, una bufanda, una vela, una banderita cubana, un álbum de fotos de familia, una imagen de su virgen favorita (Santa Rita, abogada de los casos desesperados) y cuantos detalles pudieran ayudar a darle cuerpo a su legendaria figura.

Ernesto Hernández, quien desde el principio dio muy valiosas sugerencias se incorporó de inmediato a un proyecto destinado a cambiar el modo en que se concebía el arte, la historia e incluso la vida hasta ese momento. Pero viendo que se ha alargado este relato más de los que pensábamos dejaremos la continuación de este para una próxima entrega.

5 comentarios:

  1. Enrisco: Tu historia deberia llamarse: "Metodologia Minima Para el Desarrollo de Proyectos Artisticos en la Cuba Revolucionaria." Eso del tipo diciendo que el imperialismo podria aprovecharse... lo maximo. Donde pinga esta el Bobo cuando mas se le necesita? Ya se: exilio o la carcel. Yo no se la saco a Batista pa metersela a Fidel mas nunca en la vida.

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  2. si, creo que es insuperable, volver sobre estas ideas es la mejor forma de superarlo, ja…
    pensar que esto fue hace unos 15 o 17 años es patético mi brother, con esa juventud que teníamos y aquel embullo que nos impregno el llamado "proceso de rectificación de errores" posiblemente hubiésemos llegado bien lejos, a Inglaterra quizás, pero no nos dábamos cuenta de una cosa, hasta ser contestarios en cuba debe estar programado. No éramos de la fundación ludwin, ni graduados del ISA, ni amigos de Mosquera, por lo tanto no nos quedaba otra opción que callarnos la boca o marcharnos de cuba, tu rápidamente escogiste la segunda opción, yo escogí las dos, primero me callé y después me fui de cuba, por suerte

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  3. si teju. eso de tomarse en serio lo que una hace pero no la imagen que uno proyecta no da na'. solo comodidad. y tu y somos en definitiva, unos comodones.

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  4. nada de comodos
    ...el exilio implica mucho sacrificio
    mucho vino que hay que tomar, mira tu como te has puesto con las lbras de mas, ahora se que lo flaco que te estabas poniendo en la habana por aquellos dias era porque estabas mandando las libras primero...
    este fin de semana tengo que ir hasta NY para verte, con lo facil que era en cuba montarse en un camello

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  5. Me interesa mucho hablar sobre el Bobo y su vigencia en la cuba de hoy. Sé que los coemtntarios mordaces, el sarcásmo, la ironía... siguen pinchando la realidad dependiendo el lente con que lo mires.
    Me gustaría que me sugieras algun lugar donde encontrar mas material sobre El bobo, soñador del Ariguanabo.

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