jueves, 18 de octubre de 2007

Armonía frustrada

Ahora se trata de otra colaboración, esta vez más bien norte sur entre Ian Anderson, líder del grupo escocés Jethro Tull y Fela Kuti, nigeriano padre del afrobeat y toda una leyenda de la música africana. Debo aclarar que Mientras Anderson fue uno de mis ídolos de juventud el gusto por la música de Kuti vine a adquirirlo hace relativamente poco tiempo pero a ambos los admiro más o menos con el mismo entusiasmo. Por eso descubrir que músicos que ocupaban sitios muy distintos en mi memoria musical y en la cultura contemporánea hubieran tocado juntos fue una sorpresa muy agradable: mundos diferentes que se ponían en contacto gracias al lenguaje de la música bla, bla, bla. Pues sí, habían tocado juntos en una especie de jam session organizada por la televisión alemana en 1983 y el resultado fue este.



La siguiente sorpresa me la llevaría mientras buscaba información sobre ese encuentro. En una entrevista que diera el propio Ian Anderson semanas después de aquél concierto el escocés explicaba su participación en el improvisado concierto de este modo:
“Yo estaba en el bar después de haber hecho lo mío. Hablaba con Jack Bruce, quien es uno de mis héroes, y nunca me lo había encontrado antes. […] De pronto viene esa gente apurada y dice “Rápido, tienes que ir al escenario”. Yo dije: “No, no, ya hice mi parte” pero “No, debes venir y tocar con Fela Kuti, te están esperando”. Podía oír ese tipo de ritmo selvático sonando y aparentemente ellos de hecho habían anunciado que yo iba a ir a tocar. Una vez que se había hecho el compromiso por mí sin mi conocimiento no tuve otra opción que aparecerme allí. Tenía los zapatos desacordonados y ni siquiera tenía mi flauta, estaba en su estuche detrás del escenario. Tuve que correr, tomarla y armarla en escena.
Allí estaba ese montón de tipos sin entrenamiento tocando muy metidos en lo suyo y Fela Kuti, quien era un perfecto estafador. Él no podía tocar nada, era sólo mierda musical que estaba pasando como algo de vanguardia. Hasta donde sé él se vendía como un militante africano negro y todos los críticos compraban eso encantados. Yo no le gusté para nada; para él yo era un “Blanquito Capitalista”, pero estaba feliz de llevarme allí para que promoviera su carrera. Yo y Jack Bruce y todos los demás fuimos arrastrados allí y aquello era un caos. Aquello era sólo una maraña que siguió y siguió hasta que se le acabó el impulso.
La gente en el público no estaba impresionada, sabían que aquello era aburrido a morirse y una pérdida de tiempo total. Pero ese es el tipo de cosas que hacen en la televisión alemana, ellos tienen esas ideas artísticas.”
Para mí al menos quedan descartados la envidia o la cortedad de horizontes de Anderson como razones para dar una opinión así. Anderson es ante todo un músico más que un simple rockero y ha buscado temas e inspiración lo mismo en Bach que en el blues o el jazz (siempre me han llamado la atencion, por ejemplo, las similitudes entre un clásico de Cannonball Adderley como Work Song y su Locomotive Breath). Incluso su propio estilo de tocar la flauta se debe en buena medida al multiintrumentista ciego Roland Kirk. Sencillamente no quería dejarse sobornar por los atractivos de lo exótico que luego se ha puesto de moda con tanta fuerza si no venía acompañado por lo que él consideraba un atendible nivel estrictamente musical. La decepción mía al encontrar un profundo malentendido donde esperaba comunicación, entendimiento me sirvió como otro buen motivo para recordarme que la predisposición por encontrar armonías universales en cualquier cosa nos acechan constantemente por mucho que uno se crea curado a perpetuidad.

3 comentarios:

  1. Enrisco, coño! Si hasta los congresos cheistas-chiitas se agüevan, como quieres que Anderson empatice con la recholata de Kuti? Que te imaginas que hubiera dicho Ignacio Agramonte de Quintín Bandera? Pero igual así, dado el caso, irían juntos a la carga -o descarga, en el caso de Ian & Fela.

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  2. Hay algo que no mencione' y es el tema de lo que significa tener un oido musicalmente entrenado d ediferencia del resto de los simples mortales. Paquito D'Rivera me ha dicho que para el los Van Van como musicos eran insufribles, tocaban muy mal, que cuando en Cuba queria escuchar musica popular bien tocada iba a oir a la Ritmo Oriental. Otro tanto me ha dicho (sorpresa!) de la orquesta del Benny: el primer trombon o la primera trompeta eran buenos pero de ahi para abajo eran muy malos. Yo me quede pasmado pues las grabaciones me sonaban superbien y el me explico que en estudio sonaban distinto porque los numeros los grababan con otros musicos mucho mejores.

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  3. Enrisco, a partir de los comentarios que añadiste, uno ve y escucha la pieza de otra forma. El yameo no estuvo tan malo aunque el final fue casi una eutanasia.

    Sobre los Van Van. Ellos estuvieron por acá como en el 94 e hicieron la primera presentación de esa gira en San Juan. No impresionaron mucho, de hecho a mitad se disculparon aduciendo a que el sonidista habitual no había hecho el viaje y que también venían extenuados. Anduvieron como dos semanas por el interior de la Isla cerrando la gira con otra presentación en el Anfiteatro Tito Puente. Esta vez sí que acabaron; se aseguraron de que la gente se acordara bien de ellos. Han regresado en otras ocasiones pero no he ido ha verlos desde que Pedro Calvo y Pedroso se marcharon.

    Hay una colaboración circa 1995 de Patato Valdés, Changuito, Orestes Vilató y varios músicos asentados en San Francisco que contiene música muy buena. Se llama "Ritmo y Candela" del sello Redwood.

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