El otro día mientras firmaba libros en la Librería Universal se me acercó un muchacho con un ejemplar de “Leve Historia de Cuba”. Le pregunté que a nombre de quien quería que escribiera la dedicatoria y me dijo: “A nombre del repentista de Palmas y Cañas y pianista de restaurante de Miami”. Enseguida me aclaró que su nombre real era Pablo de Cuba, nombre al que en un post anterior me había referido como apropiado para un repentista o un pianista de restaurante. Sigo pensando lo mismo que dije en el post (que su crítica a Padilla estaba poco fundamentada, algo que por cierto, explicó mejor en un segundo artículo) pero me apenó un poco tener delante de mí a ese muchacho cortés en actitud nada beligerante despues de haberle endilgado esas comparaciones sobre su nombre de nacimiento que coincide para nuestra desgracia con el de nuestro pais natal. Por otro lado mi admirado Fermín Gabor, articulista de La Habana Elegante con un refinadísimo y punzante sentido del humor, acaba de meter baza en el debate de Padilla con un artículo. Si no conocen a Gabor les recomiendo leerse todo lo que encuentren en la sección La Lengua Suelta. Allí hay piezas antológicas como “Fornet e hijo reabren El Encanto” (#6), “Donde Rosita Fornés explica la punzada del guajiro” (#10) o “Fina y Cintio contra el Lechón Jiribilla” (#37). Últimamente sus artículos han perdido un poco de filo pero no quiero caer en especulaciones del tipo de que la sátira contra los escritores de adentro se le da mejor que contra los de fuera cuando puede tratarse simplemente de un simple ajuste de mirilla. Esperemos que pronto vuelva a las andadas con su exquisita mala leche.
Muy malo esto del nuevo Gabor. No se compara con el Gabor de Cuba. Es evidente que Moran ha tenido que responsabilizarse con el personaje magiar, y no le queda bien. Ponte, please help him again!
ResponderEliminarhijo, que enterado estas!
ResponderEliminarEso es lo malo de burlarse de los demás, que luego uno puede encontrárselos en los lugares menos esperados. Tuviste suerte...gordito!!
ResponderEliminarNo, no es Morán, el estilo es el mismo que en todos los anteriores, y es el estilo inconfundible de Ponte. Pero cada vez tiene menos gracia y ha sido bastante injusto con Belkis. Creo que Ponte debería terminar esa columna, no sea que salga escaldado.
ResponderEliminarya lo digo yo que el problema de todos los cubanos comenzo con la llegada a cuba de los aires afrancesados con los cuales juzgan todo, miren ese nombre Fermin Gabor, como es posible que teniendo gente asi estemos como estemos?
ResponderEliminarQue alguien por fabor me explique quien es Fermin Gavor y quien es Pablo de Cuba. ¿quien esta detras de esos seudonimos?
ResponderEliminarOye, kike del risco corona, sigue dando cuero por ahi...que todavia tienes una cuenta pendiente con I-you-he el prietante procastrista, quien me dijo un dia entre pitillos y lagrimas "cuando lo coja lo adelgazo!"...Hazle caso a lacubana...
ResponderEliminarHa pasado de Ponte a Pontet, el aplomado sucesor de Varela en el Heraldo.
ResponderEliminarLead Control
Ponte o pontet en cuatrot...da igual
ResponderEliminarEnrisco, unos ejemplares que no deben faltar en BBG:
ResponderEliminarJoseph Brodsky: Menos que uno;
María Zambrano: Persona y Democracia;
Arthur Koestler: Flecha en el azul, y La escritura invisible.
un fuerte abrazo,
Pablo de Cuba Soria
pd: Por cierto, Manolo Cuba, el pianista de Miami, carece de preposiciones.
Koestler claro. Y el libro de André Guide sobre su viaje a la URSS. Y Brodsky, Zambrano y por supuesto Elias Canetti y Hanna Arendt. Pablo de Cuba, poeta radicado en Miami, me aclaró él mismo que es su nombre real. Hay un Manolo de Cuba (con preposición) que es pianista en Union City aunque en ese caso no sé si es su nombre artístico. En cuanto a Amaury Perez y mi vieja cuenta con I-you- he (Yotuel para los hispanohablantes) ese señor y yo coincidimos en Madrid un tiempo visitando los mismos sitios y no hizo ningún intento por adelgazarme, algo que le hubiera agradecido de todo corazón. Pablo de Cuba me desarmó el otro día con su amabilidad y contra eso sí que no sé defenderme. Y hablando de defensas: no me consta que Fermin Gabor sea Ponte algo que el segundo personalmente me ha negado. Sea como sea, quiero que quede claro que admiro muchísimo a Ponte como escritor, como intelectual público y como persona y los motivos sobran. Si he sospechado siempre que Ponte era Gabor era simplemente porque no creo que haya mucha más gente en Cuba con el talento y la agudeza de Ponte como para escribir como lo hace Gabor. Si hice ese comentario sobre Gabor fue porque en las últimas entregas de “La lengua suelta” lo siento como tenso, algo alejado de la despreocupación mordaz con que solía escribir, como si quisiera demostrar algo y al mismo tiempo empezara a tomarse a sí en serio, algo fatal a la hora de hacer humor. Hice el comentario como lector que quiere volver a disfrutar de los textos de Gabor como siempre, sea quien sea el que los escriba.
ResponderEliminarFermín Gabor c'est moi. ¿quién sino yo puede escribir esas frases sin artículos? No, no me he preocupado de cambiar mi estilo, porque quiero que sepan que soy yo el látigo. En mi último libro, retraté a José Manuel Prieto. En mi "Lengua suelta", destripé su última novela. ¿qué duda puede caber después de eso? Fermín Gabor c'est moi, moi, moi...
ResponderEliminarHagamos votos porque Gabor recupere su chispa criolla y deje la última moda húngara...
ResponderEliminarQuerido Enrisco:
ResponderEliminarHe notado - en dos de tus comentarios en que aludes a los textos de Gabor - una nota que se repite. Cito:
"Últimamente sus artículos han perdido un poco de filo pero no quiero caer en especulaciones del tipo de que la sátira contra los escritores de adentro se le da mejor que contra los de fuera cuando puede tratarse simplemente de un simple ajuste de mirilla. Esperemos que pronto vuelva a las andadas con su exquisita mala leche."
"en las últimas entregas de “La lengua suelta” lo siento como tenso, algo alejado de la despreocupación mordaz con que solía escribir, como si quisiera demostrar algo y al mismo tiempo empezara a tomarse a sí en serio, algo fatal a la hora de hacer humor. Hice el comentario como lector que quiere volver a disfrutar de los textos de Gabor como siempre, sea quien sea el que los escriba."
Hay una evidente diferencia en la manera en que han sido recibidos los textos de Gabor sobre Prieto y Cuza Malé que aquéllos en que se ocupa, por ejemplo, de Abel Prieto o de Vitier. No tú, Enrisco - no creo que sea el caso tuyo; tú hablas de un humor diferente, de otro tipo de chispa - pero creo que las otras reacciones, el vitriolo que exhiben, en su mayoría se explican por aquello de "con ellos sí; con nosotros, no." Pareciera que los escritores que saltaron (o saltamos) el charco, por el mero hecho de ese salto, son o somos intocables.
Lo que Gabor está demostrando es que lo suyo no consiste meramente en ridiculizar, sino que - si se lee bien - hay ahí también crítica cultural, literaria (llámale como lo prefieras) y de eso no debería estar - y no está - exento nadie.
No es lo mismo burlarse del pelo de Pablo Armando Fernandez, que hacer una crítica de una novela.
El tono es diferente porque el agraciado que atrae el dardo es también diferente. En un caso se trata de un funcionario del Estado - aunque a veces se baje con un librito de mala muerte - mientras el otro es un novelista. Imposible esperar, pues, el mismo humor cuando se ocupa de Prieto el novelista que cuando la emprende contra Prieto el ministro. Nótese, sin embargo, que Belkis atrae las mismas centellas que Abel Prieto o que La Jiribilla, y con razón.
No hay, pues, un "nuevo" y un "viejo" Gabor. Resulta curioso comprobar que aquellos que no transigen con los comisarios de la cultura en la Isla pueden entenderse de maravillas con la comisaría de La Casa Azul. No hay que asombrarse. Muchos de los que hoy gritan libertad estarán al mando de la UNEAC - o como se llame - del día después. Y no les temblará la mano a la hora de cortar cabezas.
Enrisco, un abrazo para ti.
Morán, no es que Gabor no pueda criticar a los del exilio; de hecho ya lo había hecho antes con Zoé Valdés y nadie saltó. El problema es que el seudónimo se justificaba más cuando se satirizaba a los castristas, que en Cuba son vacas sagradas por el solo hecho de serlo. Si Gabor estuviera interesado en hacer crítica literaria de la novela de Prieto, ¿por qué no hizo una reseña crítica y la firmó con su nombre? Eso que hizo no fue, entonces, una crítica literaria, sino lanzar todo el peso de su nombre, legitimado por la gracia de sus sátiras anteriores, sobre una novela cuyo autor le parece a él que está sobrevalorado. Y puede que lo esté, y que la novela sea mala, pero los lectores nos quedamos algo decepcionados, como si nos estuvieran dando gato por liebre, con ganas de leer la reseña crítica que hubiera podido hacer quien firma como Gabor. "De eso no debería estar exento nadie": así es, ahora las reacciones a sus últimos escritos demuestran que tampoco Gabor ha de exento de la crítica y de la burla.
ResponderEliminarSí, Gabor creía que iba a ser látigo y que, por usar seudónimo, estaba libre de las críticas y de la burla, y ahora le están tocando a él sus tres tazas de caldo.
ResponderEliminarPara uno de los Anónimos que me responde:
ResponderEliminarEn primer lugar, agradezco tu comentario que, hasta cierto punto, como verás inmediatamente, comparto. Tu mensaje es de los pocos - realmente excepcional en ese sentido - que permite el diálogo, la discusión franca, sin necesidad de recurrir a la ofensa. Dicho esto quiero referirme a lo que expresas:
"Si Gabor estuviera interesado en hacer crítica literaria de la novela de Prieto, ¿por qué no hizo una reseña crítica y la firmó con su nombre? Eso que hizo no fue, entonces, una crítica literaria, sino lanzar todo el peso de su nombre, legitimado por la gracia de sus sátiras anteriores, sobre una novela cuyo autor le parece a él que está sobrevalorado. Y puede que lo esté, y que la novela sea mala, pero los lectores nos quedamos algo decepcionados, como si nos estuvieran dando gato por liebre, con ganas de leer la reseña crítica que hubiera podido hacer quien firma como Gabor. "De eso no debería estar exento nadie": así es, ahora las reacciones a sus últimos escritos demuestran que tampoco Gabor ha de exento de la crítica y de la burla."
No dije, ni fue esa mi intención, que Gabor sólo hiciera crítica literaria. Lo que permite ver las críticas a Prieto, Zoe Valdés y a Belkis Cuza Malé en un continuum con las que les precedieron es, precisamente, que - de una manera u otra - hay una mirada irónica, una estocada a fondo desde (enfatizo esto: desde) la literatura y, cuando el caso lo amerita (como sucede con Belkis) contra los puntos débiles éticos o de carácter del, llamésmole recipiente. Es por eso que, en lo tocante a la novela de Prieto, solo se ocupa de la novela. Pero, no sucede lo mismo con Belkis Cuza Malé.
La diferencia está en que, mientras los artículos de Gabor tienen siempre un componente de crítica cultural o literaria, los ataques a él dirigidos no pasan, por lo general, de la ofensa personal e inquisidora. Observa lo que comenta de pasada este otro anónimo: "Pero cada vez tiene menos gracia y ha sido bastante injusto con Belkis." Creo que esta es la clave. ¿Por qué "injusto"? ¿Dónde está la argumentación de este criterio? Resulta, insisto, inquietante, que con todo el veneno escupido por Belkis contra Pablo de Cuba Soria (quien, dígase lo que se diga, se esté de acuerdo o no, estaba haciendo crítica literaria), no haya habido la misma reacción que con Gabor.
El articulo apócrifo, que se le atribuye a Gabor, es una muestra evidente de mala voluntad, de ataque que está motivado por algo más que una simple "burla." Todo es absurdo. Se dice que LHE lo incluyó y luego lo censuró. Hay que ser bien ingenuo - lo que se me ocurre es otra cosa - para creer que un artículo de Gabor que ataca a LHE y se burla de Casal iba a ser publicado en la revista sin, al menos, una respuesta. Es como si yo lo hubiese incluido sin haberlo leído y entonces me hubiera dado cuenta de lo que allí se decía, por lo que, supuestamente, decidí retirarlo. No tengo el sentido del humor de Gabor, como muchos han expresado acertadamente, pero no soy tonto, y cuando tengo que responder, lo hago. Pero la maniobra de reproducir ese apócrifo demuestra que lo que está en juego es una campaña de descrédito bien orquestada, no solo contra Gabor, sino también contra Encuentro.
Aprovecho estas líneas para agradecer otra vez tu comentario y darme la oportunidad de clarificar algo que considero importante.
Morán, primero que todo la reproducción de ese apócrifo en El abicú liberal no es parte de ninguna campaña: Jorge Pomar lo puso creyendo que era auténtico, y pensando que así fortalecía su posición anti-Encuentro, no pretendía, en modo alguno, ir contra Gabor. En cuanto a la entrega sobre la novela de Prieto, precisamente porque se ocupa solo de la novela es que sobra en esa columna eminentemente satírica: si el seudónimo se justifica en burlarse de la gente con la libertad que nunca permitiría el nombre propio, ¿para qué usarlo en un escrito donde no hay esta sátira y el único objetivo es demostrar lo mal que escribe un autor reconocido? ¿no hubiera sido mejor que en vez de insinuar con ese catálogo de citas que Prieto escribe mal lo sustuviera en una reseña comme il faut? Creo que Gabor se está equivocando en estos últimos artículos: además de que, como casi todo el mundo cree, son mucho menos graciosos que los otros, estos suscitan la cuestión de la legitimidad del seudónimo. Decía Foucault que el poder es como un cuchillo: si lo coges por el mango, te sirve para cortar, si lo coges por el filo, te cortas tú. Pues bien, Gabor lo cogía por el mango, y ahora empieza a tomarlo por el filo. Ser del exilio no garantiza inmunidad, pero el seudónimo ya no la garantiza tampoco.
ResponderEliminarAnónimo de las 7:50, Gabor se ocupó en una vieja columna de un cuento de Antón Arrufat, y en otra de un libro de Rufo Caballero. No había en esas columnas más que crítica literaria. ¿Por qué no molestaron entonces?
ResponderEliminarRecomendacion a Gabor:
ResponderEliminarAlgunos comentarios anteriores sugieran la idea de que si te vas a dedicar a la critica literaria, firmes con tu verdadero nombre. Y de que si estas en el exilio, y no en Cuba, firmes con tu verdadero nombre. Malos consejos, compay. Yo te diria que, si vas a hacer critica como la que tu haces y estas en el exilio, te busques el seudonimo de un seudonimo. Protegete.
protejete, quitate lo malo, hechalo patras..
ResponderEliminarAnónimo de las 7.50. Si había más que crítica literaria en ellas. Eran satíricas, esta últimas no. Aquellas daban risa, esta no.
ResponderEliminarPedón, quise decir Anónimo de las 10.04.
ResponderEliminarMira que pierden tiempo especulando, cuando es obvio que el Fermín Gabor falso lo escribió Manuel Sosa. Sólo hay que fijarse en su prosa soporífera, solemne, falta de gracia. ¿No es acaso un poeta resentido el que escribió ese Fermín Gabor falso? No hay un poeta que se salve…, vuélvanlo a leer con esta pista, por lo demás, evidente. Sólo le falta decir que él es el poeta supremo. Sosa, puf, qué pesado, qué paleto, qué soso, como casi siempre que se pone lírico y conceptuoso. Qué criptomanía que enmascara obviedades. Para decir lo más obvio o más sencillo se pone barrocón, como un Góngora provinciano. Traten de leer, por ejemplo, sus post “Las retribuciones” o “Los pactos. Un epítome”. Dios mío, qué lezamón insoportable. Todo el que pretende situarse siempre por encima de los acontecimientos, se queda más solo que la uva. La soledad es dañina y fanática cuando se vuelve rencorosa. Como el Fermín Gabor falso que cometió –ni siquiera sabe imitar un estilo- (antesala lógica del que luego firmó con su nombre) y del que acaso quisiera ahora desmarcarse (vean su comentario al respecto cuando el equivocado y ansioso Pomar lo publicó). Encuentro en la red debería aventurar esta posibilidad en su sección Contraencuentro. Que conste, que no todo lo que dice es despreciable, pero definitivamente no es el verdadero FG. “El indestructible” Lezama, dice en su última incursión sobre Padilla... Tan indestructible que es inmune a tu imitación, tan pesadota. Sosa, comete tus poemas en silencio y arrójalos al mar a ver si tienes suerte. Compay, yo mismo te elogiaré cuando sea menester. Te dedicaré una décima jocosa en la calle ocho… Rompe el espejo donde te miras ensayar tus discursos plomizos, cansinos y abostezadores (dice Eloísa Lezama que su hermano decía frente al espejo los discursos de Martí por el 10 de octubre, nadie escapa al rídúculo…). El sombrero así, no, un poquito más hacia arriba, por favor. Tómate un pomo de wisky y diviértete con tus amigos. Aligérate, colega, porque esos post pueden abrir un hueco negro en la blogosfera de tu casa. Sosa, cubanazón, qué nostalgia de vacas, vacas, vacas…
ResponderEliminarSi hacen falta voluntarios, pues no tengo problema ninguno en la causa Gabor.
ResponderEliminarEn cuanto a mi estilo y mi escritura, seguro que no te equivocas. Yo escribo porque no tengo otro remedio. No lo puedo evitar. Y el resultado, lo admito, me da risa casi siempre.
Alguna otra cosa?
Oye...pero que mala leche mas pesada, y mas sotanera con el sosa...! Cochinillo, protesta! este es el verdadero cerdillo blogosferico! El cerdillo sapinguillo sotanillo, en verdad. Y que conste, que sosa y yo no tenemos nada que ver, pero asere...que sapingo lo que acabas de escribir...
ResponderEliminarLos que le tienen terror a Gabor tratan de crearle una auréloa negativa, intentando reducir el efecto de su mordaz crítica
ResponderEliminarY no se dan cuenta que el apócrifo vino de La Habana, y de alguien obvio.
ResponderEliminar¿de quién? suelta, suelta, no nos dejes con la duda.
ResponderEliminarBuen dia!
ResponderEliminarYo le voy al Gabor (al verdadero, sea quien sea, que a la larga es lo menos importante) y, si bien este comentario es un tanto tardio, pienso que su lengua de chucho la necesitamos TODOS (y todas).
Con V de GaVor!!!!
Ah, lo dicho por Francisco Moran no tiene desperdicio...
(perdon por la falta de acentos pero mi teclado es rebelde y mi inteligencia digital escasa)
Quienquiera que sea Gabor es un intelectual excepcional, enciclopedico, mordaz, con un estilo brillante. Comence a leerlo y no pude detenerme. Original, liberrimo. Felicdades maestro doquier que el hado en su furor te impele.
ResponderEliminar