La narración deportiva tiene sus momentos de inspiración y de tragedia. Sobre esta última uno de los casos más notorios fue el de Ary Barroso. Barroso (también compositor de canciones tan conocidas “Aquarela do Brasil” y “Bahía” sobre las que volveré más tarde) era uno de los narradores deportivos más conocidos y pintorescos de su época hasta que le tocó narrar la famosa final de 1950 en la que perdió Brasil más conocida como el Maracanazo. Ese día hizo la promesa que más nunca narraría un juego de fútbol y la cumplió. En fútbol al menos en español no recuerdo momento más memorable que la narración del segundo gol de Maradona contra Inglaterra en el Mundial de 1986. Se debe a Victor Hugo Morales, uruguayo (como dicen también que es Gardel) que consiguió esta mezcla de cursilería, genio e inspiración que el mismo reconoce “como si alguien me hubiera filmado desde una ventana en la Gran Vía madrileña o en la Avenida Corrientes de Buenos Aires corriendo desnudo un día que me volví loco a las tres de la mañana y, entonces, de pronto un día me lo pasan el vídeo y yo me miro y me da un poco de pudor, naturalmente”. Los cubanos hasta donde recuerdo si tenemos que acudir a un momento de similar emoción descriptiva tendremos que conformarnos con aquel “Juantorena con el corazón, Juantorena con el corazón” de las Olimpiadas de 1976. Ahí les pongo el video de la carrera aunque narrado en inglés. Incluye una sorpresita final que le puso el que lo colgó en youtube.
Esa "sorpresita" resulta como una patica de cucaracha en la última cucharada de la sopa.
ResponderEliminarLo siento Guicho, no prepare el video. Al parecer lo hizo alguien que no puede separar su admiracion por Juantorena atleta de esas paticas de cucarachas que han salpicado la vida del corredor. Y posiblemente el que puso el video admire a Juantorena mas por las paticas de cucarachas que por aquellas zancadas majestuosas como nunca se han visto en una pista.
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ResponderEliminarOtro comentario deportivo para la historia fue el del comentarista estrella del deporte de la RDA Heinz Florian Oertel, en los Juegos Olímpicos de Moscú 1980. Cuando Waldemar Cierpinski entraba al estadio en primer lugar e iba a pos de ganar su segunda medalla olímpica de oro consecutiva en el Maratón (1976 y 1980) gritó Queridos padres jóvenes o padres venideros, ¡tengan coraje! ¡Nombren tranquilamente a su recién llegado en el día de hoy Waldemar! Waldemar ha llegado!“
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